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PCOI Critique de Frantz Fanón:

Frantz Fanón y las Ilusiones de la “Liberación Nacional”

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Frantz Fanón fue un escritor, psiquiatra y activista político. Defendió la violencia revolucionaria, abogó por la “liberación nacional” de las colonias y escribió poderosas descripciones de las vidas de personas sufriendo la opresión racista. Sus escritos tuvieron una influencia significativa en los movimientos antirracistas y antiimperialistas masivos de la década de 1960. Los defensores de la política panafricanista o del pensar “post-colonial” recurren a sus obras hoy día, sin tener en cuenta el fracaso histórico total de las políticas como las de Fanón. Este artículo es el primero de una serie que resumirá y criticará, desde un punto de vista comunista, las a menudo contradictorias ideas políticas de Fanón sobre el racismo, nacionalismo y capitalismo.

Biografía
Fanón nació en 1925 en una familia de clase media en Martinica, una colonia francesa en el Caribe, dominada entonces y ahora por un pequeño grupo de terratenientes blancos. En 1943 salió de Martinica y combatió con los Franceses Libres contra la Alemania nazi. Después de la guerra estudió psiquiatría en Francia, y escribió un libro, Piel Negra, Mascaras Blancas, atacando el racismo anti-negro.
En 1953 Fanón tomó un empleo del gobierno francés como director del ala de psiquiatría en un hospital en Blida, Argelia. En 1954 empezó un levantamiento contra el dominio colonial francés, liderado por el FLN (Frente de Liberación Nacional), el cual fue reprimido brutalmente por el ejército francés. Fanón y algunos de sus empleados simpatizaban con los rebeldes. Conforme la intensidad de los combates aumentaba Fanón se encontró en la posición imposible de tratar a pacientes argelinos que habían sido torturados por la policía francesa, y al mismo tiempo tratar a los policías torturadores que querían un alivio de la miseria de ser un torturador.
En 1956 Fanón no podía quedarse más en Argelia, y se trasladó a Túnez. Allí trabajó como escritor y editor del diario Moujahid del FLN, y escribió artículos y libros que se publicaron en Francia. En 1959 fue nombrado embajador a Ghana por el gobierno provisional de Argelia, donde fue diagnosticado con leucemia. Mientras lucha contra la enfermedad, escribió su libro más influyente, Los Condenados de la Tierra, publicado en Francia justo antes de su muerte en Washington D. C, 1961.

La Liberación del “Hombre”
Fanón vio la meta de rebeliones anticoloniales como un avance hacia la liberación de “hombre”, la humanidad en abstracto, sin ninguna clase en particular. Él, sin embargo, vio a ciertas clases como aliados en esta lucha y otras como obstáculos o enemigos.

La clase trabajadora
Fanón pensó que la clase obrera europea recibió “ventajas sociales y aumentos salariales” como resultado del colonialismo. El esperaba, sin embargo, el apoyo, a pesar de sus intereses económicos, de los trabajadores europeos a las luchas anti-coloniales como parte del “proceso general de la liberación del hombre”.
Fanón no vio a la clase obrera de las colonias como una fuerza positiva en la lucha contra el colonialismo. En cambio, él escribió que “en los territorios coloniales el proletariado es el núcleo del pueblo colonizado más mimado por el régimen colonial”. Ellos son “relativamente privilegiados” y tienen “todo que perder.” A diferencia de los obreros europeos, él no esperaba que apoyasen el “proceso general de la liberación del hombre”. En vez de la clase obrera, Fanón vio al campesinado y al “lumpenproletariado” en las colonias como las clases revolucionarias.

“Lumpenproletariado”
Marx utilizó este término para referirse a los proxenetas, ladrones, estafadores, y otros pequeños delincuentes. El lumpenproletariado de Fanón, sin embargo, combina a los ladrones con las masas de obreros desempleados que viven en las barriadas en la periferia de las ciudades coloniales. Los “proxenetas, vándalos, desempleados y los delincuentes menores “, escribió él, se dedicarán “a la lucha por la liberación”. Esto es a la vez anticientífico y un insulto a los trabajadores. Hay una enorme diferencia entre el pensamiento político y el poder que tienen estos obreros desempleados y los pequeños explotadores que se aprovechan de ellos.

El Campesinado
Fanón tenía una visión idealizada del campesinado (un término que incluye campesinos ricos y obreros rurales). Su visión hacia caso omiso de las divisiones de clases, aunque el principal apoyo a la lucha anti-colonial en Argelia provino de los campesinos pobres. Vio a los campesinos como espontáneamente revolucionarios, dedicados a los levantamientos violentos, como también disciplinados y desinteresados. Fanón también se dio cuenta que la espontaneidad tenía sus límites, y afirmó que los levantamientos campesinos “necesitan control y dirigencia” por un liderazgo que proporcione organización e ideología, que provendrían de los “activistas” que se habían mudado al campo huyendo de la política corrupta de las ciudades.
La experiencia de los movimientos comunistas en Rusia y China ya había mostrado que los campesinos pobres y obreros rurales pueden ser una fuerza revolucionaria poderosa, pero necesitan el liderazgo no sólo de las ciudades, sino de la clase obrera y de las ideas de la clase obrera, es decir, el marxismo. Pero Fanón fue impreciso acerca de cuales debieran de ser las ideas de la revolución, además de la “independencia nacional”. No vivió para ver el completo fracaso de los movimientos de liberación nacional en liberar a las masas por doquier, desde Argelia a Vietnam, a pesar del heroísmo y el sacrificio de millones.
Referencias: Los Condenados de la Tierra, Hacia la Revolución Africana.

Frantz Fanon y las Ilusiones de la “Liberación Nacional”, Parte II

En la columna anterior vimos algunos de los análisis erróneos de Fanon acerca de las clases sociales en los países colonizados. El agrupó a los obreros desempleados con los proxenetas y ladrones en su “lumpen proletariado" y agrupó a los agricultores ricos con los campesinos pobres y obreros rurales en su “campesinado”.
Estos errores no son sólo descuidos por parte de Fanon, son fundamentales a su política. Fanon sostuvo que la “primera y máxima” división en la sociedad colonial era la raza, no las clases. Él escribió que el análisis de Marx tenía que ser “ampliado” para aplicar a las colonias porque allí “eres rico porque eres blanco y eres blanco porque eres rico”. Sin embargo, negar de que hay importantes diferencias de clases entre los colonos y la población colonizada es rotundamente falsa. Era particularmente falso en Argelia, y él lo sabía
Como regla general, los colons (colonos europeos) en Argelia tenían mayores ingresos y recibían un mejor trato de parte del gobierno que la población árabe y berebere de la colonia, pero pocos de los colons eran realmente ricos. Los ricos, dueños de empresas y de la tierra (llamados los grands colons), eran una pequeña minoría. Como es habitual en las colonias francesas, los gerentes, médicos e ingenieros reclutados directamente de Francia (como Fanon mismo) no eran ricos, pero tenían un mejor nivel de vida que los europeos contratados localmente como choferes, mecánicos, cocineros, guardias de seguridad, etc. Estos trabajadores blancos no estaban mucho mejor que la población colonizada que vivía en las ciudades.
Fanon reconoció que muchos colons apoyaron la lucha anti-colonial, incluyendo algunos que fueron torturados o asesinados por las autoridades francesas. El incluso señaló que fueron los pequeños colonos (petits colons) los que a menudo apoyaron la rebelión en el campo, pero él no explica esto en base a su clase social. Su análisis nacionalista es que ellos simplemente “se identificaban con la causa argelina.”
La posición de Fanon era que las divisiones de clases eran mucho menos importantes que la brutal división racial impuesta por la potencia colonizadora. Por lo tanto, él vio la unidad “nacional”, no la unidad de clase como fundamental para una rebelión exitosa contra el colonialismo. Esta idea de la relativamente poca importancia de la clase es, sin embargo, contradictoria con el análisis de Fanon de la “burguesía nacional”, un tema que analiza en profundidad y con cierto entendimiento.
Fanon les dio el nombre de “burguesía nacional” a los capitalistas que toman el poder después de un régimen colonial. Él los vio como aspirantes a ocupar los puestos de los colonizadores, pero económicamente débiles y apáticos. Sin industriales o financieros, no están “orientados a la producción, invención, creación o al trabajo.”
Fanon afirmaba que la “auténtica burguesía nacional de un país subdesarrollado” tiene un “deber fundamental de repudiar su estado burgués como instrumento del capital y completamente subordinarse al capital revolucionario que el pueblo representa.” La burguesía debe “traicionar " el curso típico de su clase, aprender del pueblo, y poner sus conocimientos y recursos a su disposición. Fanon es consciente, sin embargo, que la burguesía “a menudo” toma el curso “anti-nacional” de una “burguesía convencional.”

De hecho los capitalistas nunca se comportan de la manera que Fanon exige, y él relata muy exactamente lo que hacen en las antiguas colonias. La burguesía nacional se apropia de todos los puestos mejor pagados anteriormente en manos de los europeos. Se convierte en un intermediario, camuflando el gobierno de los grandes capitalistas, que todavía controlan todo. Vende los recursos nacionales y deposita las ganancias en bancos extranjeros. Promueve la hostilidad a los extranjeros, el tribalismo, regionalismo, conflicto religioso y racismo, a pesar de sus “llamados vibrantes para la unidad africana.”
Fanon concluyó que las masas “deben cerrarle el paso a esta burguesía inútil y perjudicial” y saltar cualquier fase burguesa de desarrollo. Por lo tanto, en el caso de la burguesía nacional, incluso Fanon ve la cuestión de clase como la realidad social decisiva, pero sólo porque el interés de clase de los capitalistas los hace malos nacionalistas. En su lugar, él ve al socialismo, que él piensa descarta la “sociedad donde unos pocos privilegiados tienen las riendas del poder político y económico.”
La experiencia de las cinco décadas después de la muerte de Fanon muestra claramente que el socialismo no hace tal cosa, ya sea en los países desarrollados o los no desarrollados. El socialismo es capitalismo disfrazado, gobernado por unos pocos privilegiados, que eventualmente se quitan las máscaras y muestran su capitalismo abiertamente. Sólo la sociedad sin clases, la movilización de las masas para el comunismo, puede impedir que unos “cuantos privilegiados” le impongan la miseria a las masas. Pero Fanon no aboga por el comunismo. Hay dos cosas principales que le impiden hacerlo: una es su expectativa de que el capitalismo de los países desarrollados realmente ayudará al desarrollo económico de las antiguas colonias, y la otra, es su insistencia en la “conciencia nacional”. Columnas futuras discutirán estas dos cuestiones.

Conciencia de Clase Versus la Conciencia “Nacional”

Fanon no vio la lucha de clases como el hecho dominante que determina cómo funciona y cambia la sociedad. Vio al colonialismo como la dominación de una nación sobre otra, Argelia contra Francia, y no como el régimen brutal del capitalismo sobre las masas de las regiones que había conquistado. Vio el levantamiento contra el dominio colonial como un movimiento nacional “del pueblo”, no de la clase obrera.
Fanon trató de distinguir entre el nacionalismo y la “conciencia nacional”. El nacionalismo, dijo, “despertó a las masas contra el opresor, pero se desintegra después de la independencia”, conforme la burguesía nacional se hace cargo y se convierte en los nuevos opresores. Describió la “conciencia nacional” como un conjunto de ideas políticas, supuestas a desarrollarse en etapas, que va más allá del mero nacionalismo. En sus descripciones contradictorias, Fanon trató de rescatar algo bueno acerca el nacionalismo de la opresión había mantenido en África.

Etapas de la “conciencia nacional”
La primera etapa de la “conciencia nacional”, dijo Fanon, fue el objetivo de matar o expulsar a todos los europeos. A medida que avanzaba la guerra anticolonial, algunos colonos europeos apoyaron la guerra, y algunos negros y árabes se opusieron a ella, por lo que la “conciencia nacional” podría ir más allá de una “dimensión racial y racista”. Se suponía que luego el tribalismo y el regionalismo serían superados, y el nacionalismo sería reemplazado por una “conciencia social y económica”, sobre cuyo contenido Fanon es muy vago. Según Fanon, cualquier tipo de internacionalismo requiere la “conciencia nacional”, que él considera es “la forma más alta de la cultura.” (Todas las citas de Fanon, Condenados de la tierra, R. Philcox, trad., Nueva York, 2004)
Hay una irrealidad sorprendente de todo este esquema. Fanon pretende que la “conciencia nacional” sólo unifica, superando el tribalismo y el regionalismo. Pero esto no es cierto. Cualquier tipo de nacionalismo también divide a las masas. El desarrollo de la “conciencia nacional” significa dar importancia primordial a las características particulares de un grupo de personas que tienen una historia o lenguaje en común, características que supuestamente los distinguen de otros grupos. Sin embargo, tanto ahora como en el tiempo de Fanon, las masas de estos grupos son oprimidas por el mismo sistema capitalista. Las masas de Malí y Bolivia, Pakistán y Francia, o de cualquier otro país, no sólo tienen un enemigo en común, sino que son más similares que diferentes en sus capacidades para defenderse y apoyarse mutuamente.
El nacionalismo no promueve el internacionalismo. En realidad, erige barreras entre los trabajadores de los diferentes países y “razas”. También tiene como objetivo unificar a las masas con sus gobernantes. Es por esto que a los patrones les encanta el nacionalismo. En cada país inventan algunas características supuestamente únicas y aduladoras de su nación y dan discursos y se las inculcan a los niños en la escuela.

La Conciencia de la Clase Obrera y el Internacionalismo
Fanon vio “la conciencia nacional” como algo por el cual un movimiento político nacionalista necesitaba luchar, no como algo espontáneo. Los comunistas entendemos que tenemos que luchar por la conciencia de clase obrera. El hecho de que los trabajadores tengan los mismos intereses en todo el mundo no significa que siempre lo entiendan. Depende de nosotros usar nuestra prensa y acciones políticas para destacar la naturaleza del capitalismo mundial y la lucha de las masas contra este sistema en todos los países. Es por eso que el PCOI devela el asesinato estatal, el racismo y opresión y la lucha de las masas contra estos ataques. El PCOI ha organizado y participado en numerosas protestas de asesinatos racistas policiales en EEUU. Hemos protestado los asesinatos por parte del gobierno de los 43 estudiantes en Guerrero, México y la muerte de 1,100 costureros en Bangladesh, asesinados por la avaricia de los patrones. Hemos hecho público, en un folleto y en Bandera Roja, la heroica lucha de los mineros huelguistas asesinados por la policía en Sudáfrica. Nuestro volante apoyando a los trabajadores protestando la Copa Mundial fue distribuido en Brasil. Continuaremos y ampliaremos estos esfuerzos.
Movilizar a las masas para el comunismo significa combinar las luchas que se dan en muchos países, aprendiendo de ellas y de coordinar con obreros de todas partes. Construir el comunismo incluye abolir las fronteras nacionales patronales y trabajar muy de cerca para asegurar que las necesidades obreras sean satisfechas plenamente en todas partes, incluso cuando su producción local aún no sea suficiente.
Los movimientos de “liberación nacional” fueron intentados, hace décadas. Es obvio ahora que las luchas y sacrificios de millones de personas que participaron en ellos no lograron nada para las masas. Hemos aprendido nuestra lección: el internacionalismo obrero es vital para el futuro comunista de la clase obrera.

Fanon y el Capitalismo

Vimos en columnas anteriores que Fanon rechazó el gobierno de una "burguesía nacional" en las antiguas colonias. El los vio muy correctamente como fungiendo como socios menores del imperialismo, incapaces de desarrollar las fuerzas productivas en los países pobres capaces de beneficiar a las masas. Fanon, insistió, sin embargo, que países recién independizados tienen que mantenerse en el mercado capitalista mundial. La  "joven nación independiente está obligada a mantener los canales económicos establecidos por el régimen colonial. ... la base de sus exportaciones se mantiene básicamente intacta."

Prisioneros del Mercado
¡Una consecuencia inevitable de la idea de Fanon es que la "joven nación independiente" que él se imagina no puede ser independiente! Al contrario, tiene que ser dominada por el capitalismo mundial y estar sujeta a sus leyes económicas. Esto incluye ser dominada por los bancos y las crisis del mercado. Por ejemplo, la caída, en la década de los 1980, de los precios de los productos básicos que exportan los países africanos hizo imposible que muchos gobiernos pagaran sus préstamos. El Fondo Monetario Internacional rescató a muchos de ellos, pero imponiéndoles condiciones que aumentaron el dominio de los capitalistas extranjeros sobre ellos.
La crisis del café a finales de los 1990 y a principios del 2000 fue un ejemplo dramático del efecto del mercado mundial. La sobreproducción de café provocó una caída en los precios del café a casi la mitad, produciendo miseria masiva - hambrunas, deudas, migración masiva - en los países donde el café se produce en pequeñas granjas. Esto sucedió en muchos países de África y América Latina, entre ellos Camerún, República Centroafricana, Costa de Marfil, El Salvador, Etiopía, Nicaragua y México (Chiapas). (ver gráfico)

¿Ayuda del Imperialismo?
Fanon creía que una "burguesía nacional" sólo podía hacer daño, pero  miraba a los capitalistas europeos muy diferente. Los veía como explotadores, pero también como enérgicos, creativos y productivos, y les pidió a ellos ayudar a sus antiguas colonias.
Fanon dijo que los colonialistas tenían una deuda con sus antiguas colonias y debieran compensarlas por los siglos de saqueo, por lo tanto debieran invertir en ellas y hacerles préstamos bajo condiciones favorables. Esto no era solo una obligación moral, según él, sino algo que favorecía los verdaderos intereses de las potencias imperialistas. Si no invertían, dijo él, los capitalistas europeos carecerían de mercados donde vender sus productos. La circulación del capital disminuiría, y el resultado seria estancamiento económico.

Si las antiguas colonias se unieran y se negaron a comprar de los países desarrollados, Fanon predijo que las fábricas se cerrarían y la clase obrera europea se rebelaría. Hizo un llamado a los monopolios europeos a "darse cuenta de que sus verdaderos intereses yace en ayudar masivamente sin demasiadas condiciones, los países subdesarrollados".
Es cierto que los capitalistas de los países imperialistas no estarían contentos si sus antiguas colonias dejaran de negociar con ellos. Los imperialistas necesitan lugares donde vender sus productos y sobre todo invertir en los países subdesarrollados, donde la tasa de ganancia es mayor porque los salarios son más bajos. Lo que no necesitan hacer y en realidad no lo hacen es invertir o prestar con el fin de beneficiar a las masas.
Durante décadas, las principales inversiones extranjeras en África han sido en la extracción de minerales y petróleo. Los préstamos de bancos e instituciones extranjeras han siempre impuesto condiciones agobiantes, como severas limitaciones en lo que los gobiernos están autorizados a gastar en la salud pública. Esta inversión no ha beneficiado en nada a las masas, que sufren de malnutrición y falta de servicios médicos en muchos países que tienen enormes cantidades de petróleo o minerales.
Fanon imaginó que los imperialistas necesitan beneficiar a las masas de sus antiguas colonias o sufrir un estancamiento económico. De por sí, sin embargo, los nuevos países no tienen más remedio que utilizar las viejas "conexiones económicas", mantenerse en el mercado mundial y seguir produciendo productos similares. Por lo tanto la única preocupación de los antiguos colonizadores es que sus ex colonias podrían negociar con otros imperialistas. Los hechos prueban esto. Los viejos imperialistas dominan muchas de sus ex colonias, aunque ahora desafiados por nuevas potencias imperiales como la India y especialmente China.
Fanon erróneamente imaginó que el fin del colonialismo daría como resultado un sistema capitalista mundial relativamente armonioso. Él escribió que el "Tercer Mundo" de las antiguas colonias espera que Europa ayude a "rehabilitar al hombre y garantice su triunfo en todas partes."
La evaluación de Fanon de las posibilidades del capitalismo era fundamentalmente equivocada. Entendiendo las razones porque era errónea nos permite sacar la conclusión fundamental que el capitalismo siempre significa miseria para las masas, y el comunismo es el único futuro para la clase obrera.

Fanon y el Sexismo

Columnas anteriores han mostrado las ideas equivocadas de Frantz Fanon sobre una serie de cosas, especialmente sus ilusiones sobre el capitalismo y nacionalismo. En el mejor de los casos, los escritos de Fanon sobre la igualdad de hombres y mujeres están equivocados acerca de lo que se necesitará para acabar con el sexismo. En el peor de los casos, sus comentarios son brutalmente machistas y reaccionarios.
Una serie de pasajes en el primer libro de Fanon, Piel Negra, Máscaras Blancas, es abiertamente hostil a las mujeres y repite estereotipos sexistas indignantes. Estos incluyen la idea repugnante de que las mujeres desean secretamente ser violadas. La mayoría de estos pasajes son demasiados repugnantes para citarse aquí, pero damos un ejemplo: "Así como hay rostros que piden ser abofeteados, ¿no podríamos hablar de mujeres que simplemente piden ser violadas?" [Piel Negra, Mascaras Blancas]
Fanon trata con bastante simpatía a los hombres negros, que mediante el dominio de la cultura europea tratan ser aceptados en la sociedad europea (como lo hizo él mismo), pero critica duramente a las mujeres no blancas que ganan esta aceptación casándose con hombres blancos.
Estos descarados ataques contra las mujeres desaparecen en sus últimos escritos, y en su último libro, Fanon dice que las mujeres deben "ocupar el mismo lugar que los hombres, no en los artículos de la Constitución, sino en la vida cotidiana, en las fábricas, escuelas y asambleas”. [Los Condenados de la Tierra]. La pregunta clave es cómo pensó él que esto podría lograrse.
En su libro de 1959, Un Colonialismo Moribundo, Fanon describió los primeros 5 años de la guerra de Argelia por su independencia. Sus ideas en el libro acerca de las restricciones impuestas a las mujeres en la sociedad argelina tradicional son bastante contradictorias. Elogió a las jóvenes mujeres argelinas combatientes que habían descartado el haik (un velo que cubre todo el cuerpo). También defendió a la expectativa de que las mujeres que vestían el haik lo hacían como una expresión de rebeldía contra la dominación francesa.
La administración colonial francesa había tratado de hacer que las mujeres argelinas fueran sus aliadas contra el movimiento nacionalista. Manifestaciones en las que las mujeres se quitaban públicamente sus haiks fueron organizadas encubiertamente por la administración francesa en mayo de 1958. Fanon respondió a las críticas europeas del haik como un intento de socavar la cultura argelina y como expresión de las fantasías de violación europeas. Sin embargo, algunos de los comentarios de Fanon sobre las mujeres sin velo tienen su propio aire de fantasía.
El error más grave de Fanon sobre el sexismo no fue su propia actitud, sino su creencia que la participación de las mujeres en el movimiento nacionalista argelino podría eliminar el sexismo:
"La mujer argelina sin velo, que asumió un lugar cada vez más importante en la acción revolucionaria, desarrolló su personalidad, desarrolló un mundo exaltado de la responsabilidad. La libertad del pueblo argelino a partir de entonces se identificó con la liberación de la mujer, con su entrada en la historia.... Esta mujer... estaba... destruyendo los límites del estrecho mundo en que vivía sin responsabilidad, y estaba, al mismo tiempo participando en la destrucción del colonialismo y el nacimiento de una nueva mujer”. (Un Colonialismo Moribundo)
Una cantidad significativa de mujeres tomaron parte en la lucha armada en Argelia. Cerca de 11.000 se registraron como veteranas después de la guerra, pero la cifra real es probablemente mucho alta. Es cierto que la participación de las mujeres en las luchas masivas puede ayudar a debilitar la influencia de la ideología anti-mujer. En Argelia, sin embargo, que estaban luchando por algo equivocado, la ilusión de la liberación "nacional". Los efectos positivos de ese movimiento sobre las mujeres, de hecho, se limitaron a una cantidad bastante reducido de las mujeres y fueron gran parte revertidos por el nuevo gobierno nacionalista.
Fanon prestó poca atención a base material económica de sexismo. Esa base es el sistema salarial, que nunca puede producir la igualdad para las masas de mujeres y hombres trabajadores, y tiene que ser destruida para acabar con el sexismo, algo que la liberación "nacional" no puede hacer.
La lucha por la igualdad de género es parte clave de la movilización de las masas para el comunismo. El comunismo no puede ser creado por unos pocos líderes, pero las masas mismas tienen que decidirse por el comunismo e implementarlo. Esto es imposible sin la plena participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida social.
La eliminación del sistema salarial es necesaria para la igualdad de género, pero también lo es una batalla ideológica decidida contra las ideas sexistas. Parece que Fanon pensaba que el sexismo podía ser  eliminado solo con la participación de las mujeres en las guerras anticoloniales. Es ridículo pensar que la batalla ideológica no es necesaria, y, específicamente, que la lucha contra las justificaciones religiosas del sexismo, ya sea del Islam (dominante en Argelia) u otras religiones, se puede evitar.
Sólo la movilización de las masas para el comunismo, encabezada por mujeres y hombres trabajadores, puede acabar con el sexismo. Las ideas de Fanon no ayudan a hacer esto.

Fanón y la Psicología del Racismo

Fanón consideró raza, no clases, como la más importante categoría social. Sus escritos más sistemáticos acerca de raza están en sus libros Piel Negra, Máscaras Blancas y Los Condenados de la Tierra.
Fanón vio el racismo como el resultado del colonialismo. Él culpó a “la civilización europea y sus agentes” de ser los responsables de ello. Esto ignoraba el racismo en el resto del sistema capitalista, como el racismo del capitalismo japonés contra chinos y coreanos. Fanón se centra en el racismo contra los negros, con un poco de discusión sobre el racismo anti-árabe y anti-judío.
Fanón fue un psiquiatra y la mayoría de sus escritos sobre el racismo tratan sus aspectos subjetivos: el dolor psicológico y la confusión que causa. Él tenía un montón de experiencia personal del racismo en Martinica, Francia y Argelia. Sin embargo, tomó gran parte de su análisis de la psicología del racismo del filósofo idealista francés Jean Paul Sartre.
Fanón afirmó que “el negro... necesita la aprobación del blanco” pero no recibe ese reconocimiento. El desprecio racista y las acusaciones de inferioridad hacen sufrir a las víctimas. Les roban a la gente negra “cualquier valor u originalidad”, vistos sólo como cosas o “imágenes corporales”, no como seres humanos. Los resultados que él veía eran un complejo de inferioridad negra generalizada y la enajenación de los negros de los blancos y de sus propios cuerpos y familias. El racismo también produce culpabilidad, masoquismo y fobias en los blancos.
Fanón encontró estos síntomas “en los estudiantes, trabajadores y los proxenetas de Pigalle o Marsella.” Él no los consideró principalmente como fenómenos de clases, pero enfatizó algunos aspectos que afectan principalmente a intelectuales como él.
Fanón no reconoce las rebeliones de los negros esclavizados o colonizados - por ejemplo, en Haití – donde buscaron derrocar a sus gobernantes blancos, no ganar su aprobación. Su énfasis unilateral en el dolor psicológico ignora la ira sana que a menudo ha puesto los obreros negros al frente de la lucha contra el capitalismo racista.
En su trabajo profesional, Fanón luchó para encontrar análisis psicoanalíticos de la angustia y el comportamiento dañino que el racismo causa. Él, sin embargo, reconoce que el tratamiento médico no logrará mucho sin eliminar las bases sociales y económicas del racismo.

La Base Material del Racismo
El racismo es mucho más que ideas equivocadas y actitudes hostiles. Es un sistema material de opresión creado por el capitalismo. Los capitalistas escogen a los trabajadores de ciertos grupos raciales o étnicos e les imponen salarios especialmente bajos, malas condiciones de vida y terror policial. Los patrones sacan muchas más ganancias haciendo esto.
Mediante la creación de un sistema de mitos racistas y grandes desigualdades en los niveles de vida, los capitalistas también refuerzan su dominio con las divisiones raciales entre los obreros. Este es un ataque político contra toda la clase obrera, dirigida a prevenir rebeliones unidas contra el capitalismo.
Como Marx escribió en 1870, el racismo “es el secreto por el cual la clase capitalista mantiene su poder. Y esa clase está plenamente consciente de ello”. Sin embargo, este aspecto material del racismo está casi ausente en la obra de Fanón.
En los Estados Unidos, por ejemplo, los adultos negros son 20% más propensos a reportar angustias psicológicas graves que los adultos blancos. Los adultos negros y niños están más propensos a experimentar sentimientos de tristeza, desesperanza y de ser inservibles que blancos.
Gran parte de esta miseria se debe directamente a las condiciones económicas. Los adultos negros que viven por debajo del ridículo umbral de pobreza establecido por el gobierno son dos a tres veces más propensos a presentar trastornos psicológicos graves que los que viven por encima de ese umbral.
Tampoco Fanón enfocó las formas como la educación y la cultura de masas promueven y refuerzan los estereotipos racistas de la “inferioridad” negra. En cambio se concentró en cuestiones de “reconocimiento” que podrían haber tenido sentido en su práctica psiquiátrica, pero no en la luchas masivas anti-racistas.
Fanón sí abogó por la acción revolucionaria: “A nivel individual, la violencia es una fuerza limpiadora que libra al colonizado de su complejo de inferioridad, de su actitud pasiva y desesperada”.
Sin embargo, la revolución que Fanón tenía en mente no era por el comunismo, sino por la “liberación nacional”. Como ya comentamos en una columna anterior, estos fueron fracasos rotundos para las masas.
Luchar es bueno para nuestra salud mental sea cual sea nuestra “raza” o “etnia”. Pero el objetivo de lucha violenta debe ser derrotar al capitalismo, no hacernos sentir mejor.
Sólo el comunismo puede destruir el capitalismo y con ello el racismo. Sólo poniéndole fin a sistema salarial capitalista, sus fronteras y sus divisiones podemos crear las condiciones para la salud física y mental de las masas.
 Por todas partes en el planeta vemos a las masas en lucha. Los que están más oprimidos por el racismo capitalista deben tomar el liderazgo en movilizar para el comunismo. En ese proceso nos demostraremos a nosotros mismos y al mundo la creatividad, el coraje y la inteligencia de las masas.