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Derrotemos al Terrorismo Mediante la Movilización Para el Comunismo

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“Desgraciadamente, esta es la nueva normalidad”, dijo una adolescente en EE.UU. Añadió que pronto tendría que decidir cómo activarse políticamente y pidió Bandera Roja.
 El terror capitalista-imperialista ha creado el mundo en que vivimos. Nuestra respuesta debe ser intensificar la lucha por el comunismo. Colón en 1492 describió a la gente Arawak del Caribe: “Cuando se les pide algo que tienen, nunca dicen no. Al contrario, ofrecen compartirlo con todos”.
Este era un modo de vida comunista. Prevaleció en todo el mundo durante la mayor parte de la historia humana. Es como volveremos a vivir de nuevo, esta vez basados en el conocimiento científico. Una sociedad organizada en torno a cooperar y compartir no tendrá cupo para el terrorismo.
Colón esclavizó a los arahuacos. Ordenaba cortarles las manos a aquellos que no le traían oro para enriquecerse y financiar el ascenso del capitalismo europeo. La competencia y la explotación capitalista, inevitablemente, engendraron el terror racista.
Cuatrocientos años más tarde, el rey Leopoldo II de Bélgica esclavizó a los indígenas del Congo y masacró a diez millones. Ordenaba que se les cortase las manos a aquellos que no le traían “suficiente” hule o diamantes. Sus rivales imperialistas, franceses y británicos, eran igual de brutales.
Mientras tanto, el imperialismo de EE.UU. ascendía sobre los cadáveres de un millón y medio de filipinos masacrados.
Las potencias imperialistas del siglo XX institucionalizaron el terror masivo en su competencia frenética por redividirse el mundo: los japoneses en Manchuria. Los alemanes en Europa. Los británicos en la India, Pakistán y Sudáfrica. EE.UU. en Vietnam, Irak y América Central.
Los grupos como Al Qaeda, Boko Haram y el Estado Islámico aprendieron, como buenos alumnos, de estos capitalistas-imperialistas carniceros.
En algunos casos, literalmente. La  “Escuela de las Américas” del ejército de EE.UU. en Fort Benning, Georgia, entrenó los escuadrones de la muerte fascistas. Estos siguen aterrorizando a gran parte de Latinoamérica. La enorme Operación Ciclón de la CIA armó y financió grupos islámicos que luchaban contra el Unión Soviética en Afganistán. Miles de estos combatientes más tarde ingresaron a Al Qaeda.
El ejército de EE.UU. entrenó al  terrorista Timothy McVeigh de Oklahoma City para que ejecutara soldados rindiéndose durante la primera Guerra del Golfo. Los aviones no tripulados de Obama infunden terror en Yemen.
El terror del estado capitalista y la guerra imperialista hacen palidecer la destrucción creada por células terroristas clandestinas. Sería suicida esperar que estos asesinos nos protejan. Sería aún peor caer victimas de sus ardides para que obreros ataquen a otros obreros en nombre del nacionalismo, la religión u otra cosa.
El imperialismo occidental alabó los levantamientos prodemocráticos de la “Primavera Árabe” del 2011. Ahora, partidos islámicos más poderosos  y dictaduras militares más represivas florecen en Egipto y otros países. En Siria, la guerra civil se convirtió rápidamente en una guerra interimperialista por terceros, entre Rusia e Irán y sus aliados contra EE.UU. y sus aliados.
El terrorismo contra las masas nunca es justificable. Los grupos terroristas les ofrecen a los jóvenes suicidas musulmanes algo porque morir para que unos pocos “califas” puedan gobernar esa área rica en petróleo. El comunismo nos ofrece a todos algo porque vivir: un mundo sostenible donde trabajaremos y compartiremos colectivamente lo producido como una sola familia.
La revolución comunista liberará a las masas de la tiranía capitalista. Pero mientras los capitalistas gobiernen cualquier lugar, utilizarán mercenarios terroristas contra nosotros. Tendremos que movilizar a las masas bajo el mando de nuestro Ejército Rojo para exterminarlos. Sólo la victoria del comunismo en todo el mundo acabará para siempre con el terrorismo.
El surgimiento de una clase obrera industrial mundial masiva en el siglo 20 debió haber enterrado al capitalismo. En lugar de ello, su supervivencia ha expuesto los errores fatales de los movimientos comunistas en el Golfo Pérsico y otros lugares. Ellos lucharon por la liberación nacional y la democracia, no por el comunismo. Se aliaron con fuerzas pro-capitalistas que pronto los destruyeron. Esto creo el espacio para que los nacionalistas religiosos movilicen a la juventud alienada en torno a la política reaccionaria y anti-obrera del terrorismo.
¡Nunca más debemos cometer estos errores! Es por eso que el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI) se organiza como un partido internacional. Luchamos por un mundo comunista sin fronteras o naciones. Es por eso que movilizamos a las masas para el comunismo y nada menos. Es por eso que instamos a las masas a que estudien masivamente el materialismo dialéctico, la filosofía que guía la revolución comunista.
El PCOI debe construir colectivos en las banlieues de París, en el Indiramma Nagar de Hyderabad, en las favelas de Sao Paulo. Hay que organizar en los centros industriales y militares, en las escuelas y barrios obreros en todas partes. Estos colectivos deben movilizarse contra los ataques terroristas y fascistas contra inmigrantes, musulmanes, dalits y otros sectores obreros. Deben popularizar la visión de un mundo comunista. Ellos serán el núcleo de un Ejército Rojo comunista y, eventualmente, de la sociedad comunista.
Esta vez no podemos fallar. Con tu participación y la de miles y eventualmente millones de otros, el comunismo triunfará.