Header image

Partido Comunista Obrero Internacional

line decor
   PCOI@anonymousspeech.com
line decor

Sobre PCOI

Bandera Roja Periódico

Artículos en Serie
de Bandera Roja

Dialéctica Comunista

Inglés

La Historia y Lucha de Clases:

Los Esclavos Liberados en EEUU Lucharon por Relaciones Sociales Colectivas No por la Explotación Capitalista

Más Grande     Más Pequeño

Los medios de comunicación de los patrones afirman que las elecciones “libres y justas” garantizarán una sociedad que sirva a los intereses de la clase obrera. Los acuerdos de paz en El Salvador y Sudáfrica requerían que combatientes por la libertad entregaran sus armas. Todas las armas tenían que estar en manos del Estado. Las organizaciones revolucionarias se convirtieron en partidos electoreros.
Los que habían luchado por la libertad y la igualdad tenían que confiar en que el Estado actuaría en sus intereses. Esto fue una traición a la lucha. El estado siempre actúa en el interés de la clase dominante. Las elecciones “libres y justas” no cambian eso.
La clase trabajadora necesita el comunismo. Para lograrlo tenemos que luchar por el poder, con armas en la mano. Los soldados y ex soldados jugarán un papel dirigente en esta lucha.
Un ejemplo de la historia de EE.UU.
Cuatro millones de personas de ascendencia africana fueron liberados al final de la Guerra Civil de EE.UU. en 1865. Lo que vino después fue un período de lucha intensa. Los capitalistas del Norte trataron de imponerles la esclavitud asalariada y los ex esclavos se resistieron. Veteranos negros de la Guerra Civil fueron claves para esta lucha.
Durante casi cuatrocientos cincuenta años, esclavos africanos y sus descendientes trabajaron como esclavos. Cultivaron arroz, tabaco, añil y algodón. Trabajaban como cocineros, sirvientes, entrenadores de caballos y herreros. Los frutos de su trabajo y el comercio de sus cuerpos esclavizados crearon el capital que le permitió al imperialismo estadounidense convertirse en una potencia mundial dominante.
Los esclavos africanos al principio trabajaron junto a los cautivos nativos americanos y los agricultores británicos desplazados por la agricultura capitalista inglesa. A partir de 1660 los colonos pasaron leyes que hicieron racial y permanente su esclavitud. Fue necesaria una guerra civil para ponerle fin a la esclavitud de africanos en  EE.UU. Esclavos fugitivos, armados y luchando por su libertad y la de sus familias, hicieron la diferencia entre la victoria y la derrota.
Durante la Guerra Civil, muchos esclavistas abandonaron sus plantaciones. En algunos lugares, el Ejército Federal se apoderó de la tierra. Los esclavos liberados entraron en las mansiones y se llevaron  alimentos, utensilios de cocina, ropa y muebles de sus antiguos amos. Distribuyen todo esto entre ellos basados en satisfacer sus necesidades.  Expulsaron a sus antiguos capataces. Se organizaron colectivamente para repartir la tierra. Hicieron planes para trabajar la tierra y usar sus frutos para mantener a sus familias y comunidades.
Esto no era lo que los “libertadores” del Norte tenían en mente. Su plan era implantar la agricultura capitalista en los mismos cultivos de arroz y algodón que los esclavos habían producido. Los soldados federales se tomaron las plantaciones. O bien regresaron la tierra a los esclavistas o las vendieron a los capitalistas norteños. Oficiales del Ejército Federal impusieron contratos y la disciplina laboral a punta del fusil.
El Capitán Charles Soule de Massachusetts, por ejemplo, estaba a cargo del distrito de Orangeburg, Carolina del Sur. Fue por todas las comunidades negras, estableciendo la ley del nuevo régimen de la esclavitud salarial. “Alguna gente tiene que ser rica, para pagarles a otros, y tienen el derecho de no trabajar, excepto para cuidar su propiedad”, fue su mensaje a los ex esclavos. “Recuerden que todo su tiempo laboral le pertenece a la persona que los contrata”.
Los ex esclavos se negaron a ser re-esclavizados. Se negaron a realizar trabajo extra que los alejaría del cultivo de sus parcelas familiares. Lucharon por la organización colectiva del trabajo, donde los miembros de las familias y de la comunidad levantaban la cosecha, en vez de cada quien recibir un salario por su trabajo individual. Se negaron a ver su trabajo como una mercancía. Lucharon contra los salarios monetarios e insistieron en la distribución equitativa de la vivienda, ropa y alimentos.
Los veteranos del ejército jugaron un papel clave en esta resistencia a la esclavitud asalariada. Organizaron grupos armados que incluían a ex esclavos de las plantaciones lejanas. Tenían entrenamientos con armas y marchas. Lucharon contra los desalojos, hicieron huelgas, y defendieron sus comunidades contra los criminales. No pusieron su confianza en el Ejército o el Gobierno Federal. Sus organizaciones tomaron el poder colectivo en sus propias manos.
Con el tiempo las milicias se convirtieron en parte de las Ligas Federales. Continuaron defendiendo a los ex esclavos de los terratenientes y el terrorismo emergente del Ku Klux Klan. Pero sus ilusiones en el proceso electoral, igual a las de los luchadores proletarios en Sudáfrica y El Salvador, los cegaron a la naturaleza de la dominación de clase. Se concentraron en elegir a ex esclavos y sus aliados. Con el tiempo sus milicias populares armadas fueron prohibidas. Y cuando el gobierno Federal retiró sus tropas del Sur en 1876, las comunidades negras quedaron desarmadas e indefensas.
Los ex esclavos en EEUU lucharon por una sociedad en la cual podrían ser verdaderamente libres, trabajando y planificando colectivamente y compartiendo equitativamente lo que producían. Veteranos armados que habían aprendido el poder de la acción disciplinada colectiva dirigieron la lucha. Su error fatal fue confiar en las elecciones y entregar sus armas.
No cometeremos ese mismo error.