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Luchar Contra Ataques Racistas A Trabajadores Somalies

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El 23 de diciembre unos 190 obreros somalíes en la empacadora de carne Cargill en Fort Morgan, Colorado, fueron despedidos de sus empleos como resultado de una lucha contra el aumento de los ataques para impedirles a los obreros musulmanes acceso a tiempo de oración.

Un daño contra uno es un daño contra todos
Este ataque pone de relieve el crecimiento de un movimiento fascista en EE.UU., en particular, pero en todo el mundo. En EE.UU. al terror policial racista se le permite rienda suelta - en 2015 la policía asesinó a más de mil miembros de nuestra clase -  desproporcionadamente negros, latinos e indígenas norteamericanos.  Al mismo tiempo, la prensa ha azuzado la histeria anti-musulmana a raíz del ataque de San Bernardino, dando como resultado un aumento en los ataques contra los musulmanes en EEUU.
Cargill está aprovechando estas corrientes racistas para atacar a los obreros musulmanes africanos en su planta de Fort Morgan. Cargill es un productor grande de productos cárnicos con una planta importante en Fort Morgan, un centro regional en los Llanos Orientales de Colorado. Fort Morgan es una ciudad racista del Ku Klux  Klan (KKK). Durante los últimos cuatro años ha habido un movimiento centrado en Fort Morgan para que el este de Colorado se separe del Estado. Este movimiento se basa en la hostilidad hacia los inmigrantes africanos y latinos.
Durante su visita a la ciudad hace dos años, un partidario del PCOI fue insultado racialmente por  jóvenes “blancos” en un McDonalds. Cuando la policía local fue llamada y se les pidió reportar el incidente como un  crimen de odio, comentaron: “¿Qué quieres que hagamos al respecto?”
La población de Fort Morgan está cerca de los 12,000. Los  somalíes son como el 6 por ciento de esa población. Los somalíes ocupan apartamentos o casas que parecen estar mal mantenidas y abarrotadas. La comunidad incluye aquellos que dominan el inglés y a los que casi siempre hablan somalí. Casi todas las mujeres visten ropa islámica tradicional. Toda la población negra de esta ciudad mayormente blanca es compuesta por inmigrantes somalíes musulmanes y sus familias.
Las oficinas del sindicato de Camioneros Teamsters están cerca de la planta. Las noticias de este incidente no mencionan que el sindicato haya tomado posición alguna. El Sindicato ha mantenido silencio respecto a las protestas y el despido de los trabajadores somalíes; pero el no defender estos hermanos/as de la clase debilita a todos los trabajadores, no sólo los de Cargill. Hacerse de la vista gorda ante este ataque a los obreros somalíes revela el papel de estos líderes sindicales como siervos fieles del capital. La única organización que parece estar defendiendo a estos obreros es la Comisión Sobre las Relaciones America-Islámicas - que lo ve estrictamente como una lucha de los derechos civiles en vez de un ataque contra todos los trabajadores.

Guerra y Fascismo o la Revolución Comunista
Lo que pasa en Fort Morgan refleja un creciente ataque fascista contra toda la clase obrera. Los medios de comunicación liberales, como el diario New York Times, dan publicidad a los abiertamente racistas al mismo tiempo que instan a la gente a apoyar a los fascistas respetables del Partido Demócrata. Pero los Clinton construyeron el complejo industrial carcelario racista que ha devastado las comunidades negras y Obama ha deportado a más inmigrantes que cualquier otro presidente antes que él.
El racismo en sus múltiples formas es esencial para el capitalismo, lo mismo que la explotación imperialista del Tercer Mundo. Así, también, son las crisis económicas cada vez más agudas, resultando en guerras y eventualmente guerra mundial. Los capitalistas en crisis están afilando sus ataques contra los trabajadores de todo el mundo. Los trabajadores de EEUU y Europa tienen dos opciones. ¿Se unirán a la clase dominante en un ataque suicida contra sus hermanos/as negros, musulmanes e inmigrantes y en una guerra contra los rivales imperialistas de los patrones? ¿O construimos la unidad revolucionaria comunista de la clase obrera para ponerle fin a este sistema criminal? El crecimiento del PCOI en El Salvador y Sudáfrica debe ir acompañado con un crecimiento entre obreros, estudiantes y soldados de EEUU y Europa. Debemos convertir los ataques contra nuestros hermanos/as de clase en Cargill en una oportunidad para construir la solidaridad comunista, mientras construimos la solidaridad comunista internacional para poner fin a todo el sistema capitalista-imperialista.