La lucha heroica de las costureras/os en ha agudizado la cuestión del sindicalismo: ¿Pueden los sindicatos de "frenar la codicia patronal", como nos dicen las organizaciones liberales y la prensa patronal? ¿O, frenan los sindicatos la furia de los trabajadores, desviándola lejos de la lucha contra la esclavitud asalariada? La industria textilera esta ligada a la de la costura. En el sur de EEUU y después de la 1ª Guerra Mundial, como en Bangladesh hoy día, la producción textilera creció juntamente con la fabricación de ropas. En ese entonces, como ahora, los patrones buscaban la mano de obra mas barata. Trasladaron cientos de miles de empleos textiles al sur de EEUU, donde el racismo brutal mantenía (y todavía mantiene) salarios bajos. Entrenaron obreros nuevos recién salidos de las granjas. Nunca satisfechos, los patrones obligaban a cada obrero a manejar más y más telares en la odiada práctica llamada el "estirón." Entonces, en 1929, estalló la crisis mundial de superproducción. ¿Suena parecido? Los obreros sureños en Textileros Unidos Sindicalizados (TUS) comenzaron a tener huelgas rebeldes en el verano de 1934. El presidente de TUS, Thomas McMahon, y la cúpula del sindicato trataron de aislar a estos huelguistas. McMahon pasaba la mayor parte de su tiempo codeándose con los altos burócratas del ministerio de trabajo del gobierno de Roosevelt. El "Nuevo Trato" de Roosevelt incluía legalizar los sindicatos. Desafortunadamente para McMahon, estos huelguistas rebeldes crecieron en número. Para cuando TUS celebró su convención en el otoño, nada podía detenerlos. Los oficiales de TUS no podía impedir que la huelga se expandiera.
En septiembre de 1934, 470 mil obreros textileros se fueron en huelga desde el estado de Maine al de Alabama. Era la huelga general más grande en la historia de EEUU. Camiones llenos de obreros textileros jóvenes, recorrían las carreteras secundarias del Sur en lo que se conoció como los "escuadrones voladores", extendiendo la huelga a cualquier fabrica que osara permanecer abierta. Al igual que en Bangladesh, los patrones respondieron con la violencia estatal. La policía y la Guardia Nacional terminaron asesinando a 14 huelguistas. La violencia patronal no pudo derrotar a los huelguistas. Roosevelt y su "Nuevo Trato" para los trabajadores lo hicieron. Roosevelt les pidió a los obreros textileros suspender su huelga de tres semanas y a los manufactureros que reincorporaran, "sin discriminación", a los huelguistas a sus labores. El odiado "estirón," iba a "ser estudiado (¡hasta la muerte!)." La cúpula nacional del sindicato TUS aceptó el acuerdo a pesar de cientos de telegramas de obreros demandando que lo rechazaran. La Junta de Relaciones Laborales Textilera fue creada como parte de las nuevas leyes "pro-sindicatos" para asegurar que los huelguistas fueran reincorporados a sus empleos. Por su puesto, los patrones se negaron rotundamente. Se estima que 100,000 obreros principalmente sureños nunca volvieron a trabajar en los telares. Algunos obreros describieron cómo las fabricas fueron convertidas en campos armados con nidos de ametralladoras impidiéndoles a los huelguistas incluso aplicar para sus antiguos empleos.
Decenas de miles se quejaron con la junta laboral. Esta emitió "informes" acerca del progreso de estas querellas.
Los titulares del New York Times anunciaron los resultados de estos estudios: "Pocos Patrones Violan Código Laboral... Demandas, Producto de Locos o Empleados Mal Informados". Lo que ocurrió en la industria textilera de EEUU durante la Gran Depresión no fue un accidente de la historia. Era el único resultado posible cuando la ideología sindicalista predomina. Los 14 muertos durante esa huelga general textilera se unen a los miles asesinados en Bangladesh, lo cual hace aún más relevante el argumento para la revolución comunista.
Los valientes obreros jóvenes que recorrían las carreteras del Sur para organizar esa huelga de 470 mil, son los precursores de los cientos de miles luchando en Bangladesh contra los patrones y el sistema de producción capitalista mundial. La producción comunista para satisfacer nuestras necesidades, no por ganancias, es la única solución.
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