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Sobreproduccion:

La Sociedad Capitalista en Juicio

Más Grande     Más Pequeño

Toda la industria del acero de Sudáfrica (SA) pueda que sea destruida. Doscientos mil empleos están en juego. (El diario Mail and Guardian, 27/8)
¿Destruida por qué? ¿Por una guerra? Se necesitaría una guerra bastante grande para destruir toda una industria.
¿Por un desastre natural? Se necesitaría un terremoto muy grande para destruir toda una industria.
En cambio, la industria del acero de SA se ve amenazada por una de las fuerzas más destructivas en la tierra: la sobreproducción capitalista.
La sobreproducción (o exceso de capacidad) se produce cuando las fábricas de los patrones pueden producir más mercancías de las que pueden vender. Entonces las menos competitivas - como la del acero de Sudáfrica - enfrentan la quiebra. Y la producción de acero no se ve amenazada sólo en Sudáfrica. Según El País (30/9) 45,000 empleos en la industria siderúrgica mexicana están en peligro.
Un montón de acero no sería un problema si produjéramos para satisfacer nuestras necesidades. Podríamos construir un montón de autobuses y aviones, viviendas, maquinaria agrícola y así sucesivamente.
 Bajo el comunismo, dirigido por el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI), esto va a suceder.
Pero no bajo el capitalismo. Bajo el capitalismo, la sobreproducción es una mala noticia para los obreros.
Bajo el capitalismo, el mercado “exige” sólo lo que la gente puede pagar, no lo que necesita. Demasiados patrones persiguen un mercado en disminución. Esto significa cierres de fábricas, despidos, desempleo, desamparo y hambre. Los ingresos del gobierno colapsan y los patrones imponen duras medidas de austeridad.
Conforme una industria reduce su producción, exige menos materiales de sus proveedores. Ellos a su vez reducen su producción y despiden obreros. La reducción en la producción de acero significa un mercado más pequeño para el mineral de hierro y más mineros despedidos. Es una espiral de muerte.
La competencia se vuelve encarnizada obligando a los patrones a acelerar a los obreros que siguen trabajando. La presión para lanzarse a la guerra para destruir la competencia se intensifica. El sexismo y el terror racista se intensifican. Los inmigrantes son escogidos para ser especialmente atacados más severamente.
El gobierno sudafricano, por ejemplo, recientemente arrestó a masas de obreros inmigrantes. Unas semanas más tarde, el mismo gobierno aprobó una huelga masiva por empleos. Xenofobia patrocinada por el Estado y huelgas aprobados por el Estado: todo para impedir que los obreros enjuicien a la sociedad capitalista.

Los Trabajadores del Mundo Reaccionan Rápidamente
Los patrones mienten al decir que las penurias son  sólo temporales. Los obreros han escuchado esto antes. No lo creen. Su reacción es rápida y global.
Recientemente 80,000 personas se manifestaron contra la austeridad en Manchester, Inglaterra. Días después 150,000 se manifestaron en Bruselas. Los de habla holandesa y francesa se unieron. Se enfrentaron a los cañones de agua usando cualquier arma que pudieron encontrar.
En París cientos de trabajadores irrumpieron en la reunión de la mesa directiva de Air France convocada para despedir 2,900 trabajadores. Los patrones lograron escapar de la reunión con sus ropas de lujo hechas trizas.
En EE.UU., los obreros de Chrysler-Fiat rechazaron por primera vez en décadas un contrato avalado por el sindicato.
Y a principios de este año los mineros bolivianos se rebelaron y se apoderaron de la ciudad de Potosí durante casi un mes.

Comunismo: Abundancia… Eventualmente; Crisis de Sobreproducción… Nunca
El comunismo probablemente no será capaz de producir abundancia inmediatamente. Como los bolcheviques (comunistas rusos) antes de nosotros, vamos a tener que librar una guerra encarnizada contra los patrones que tratarán de aplastarnos. Mediante la movilización de las masas (como lo hicieron los bolcheviques), pero esta vez por el comunismo (lo cual no hicieron), rechazaremos los ataques.
En algún momento, seremos capaces de producir abundancia de productos como el acero. Bajo el comunismo, esto será buenas noticias. Nos dará nuevas opciones.
Podríamos seguir produciendo acero y almacenarlo para usarse en un futuro. Los patrones odian hacer esto, porque para ellos es capital ocioso. Pero el comunismo abolirá el dinero y todas las formas de financiación. No más capital significa que almacenar productos no representará daño alguno.
Podríamos recortar la producción de acero, liberando mano de obra para otras tareas como la fabricación de autobuses o la construcción de viviendas. Siempre habrá trabajo para todos, es decir, no habrá desempleo. No habrá desamparo o hambre, porque satisfaceremos las necesidades de todos,  independientemente de su situación laboral.
Podríamos aligerar la carga laboral de los que producen  acero: jornadas más cortas, un ritmo más relajado, más tiempo para la seguridad, menos costo para el medio ambiente. Todos los trabajadores tendrían más tiempo para construir relaciones sociales comunistas en todo el mundo.

Oportunidad para que el PCOI crezca
 Hay señales en casi todos los sectores que la sobreproducción esta estrangulando la economía mundial. Una señal es la caída en los precios de las mercancías. Otra es el estancamiento del comercio mundial, el resultado de los patrones tratando de vender más barato que otros buscando mayor participación en un mercado que se achica.
Otra señal es la falta de crecimiento y alto desempleo, incluso en países “avanzados” como Francia y EE.UU. la  manufactura se está contrayendo. Toda economía de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) se está desacelerando o hundiéndose en la depresión.
¿“Enjuiciará a la sociedad burguesa” esta crisis, como el Manifiesto Comunista predijo? Sí. Pero para lograr una sentencia el PCOI necesita más reclutas.
Ninguna crisis de por sí sola acabará con el capitalismo. Sólo las masas movilizadas por la revolución comunista puede hacer esto.
En las últimas semanas, amigos en 8 países han circulado nuestra literatura. Necesitamos, también, que tú te unas a nosotros, que circules Bandera Roja y el volante sobre los refugiados globales, que reclutes a tus amigos, familiares y compañeros de trabajo.
La rebelión de masas y la circulación generalizada de nuestra literatura abren oportunidades. Para hacer realidad este nuevo potencial debemos pasar más tiempo fuera del trabajo con nuestros compañeros de trabajo. Juntos, le pondremos fin al capitalismo y sus crisis. Construiremos un mundo comunista que necesitamos y queremos.

"Basta mencionar las crisis comerciales, cuya periódica reiteración pone, cada vez más amenazante, en juicio la existencia de toda la sociedad burguesa. En estas crisis, además de destruir una gran parte de los productos elaborados, también las fuerzas productivas previamente creadas son periódicamente aniquiladas. En esas crisis se desata una epidemia que en todas las épocas anteriores hubiera parecido absurda: la epidemia de la superproducción. La sociedad se ve retrotraída repentinamente a un estado de barbarie momentánea; pareciera como si una hambruna, una gran guerra devastadora, hubieran cerciorado las fuentes de todos los medios de subsistencia, pareciera que la industria y el comercio estuvieran destruidos. ¿Y todo por qué?  Porque la sociedad posee demasiada producción, demasiados medios de subsistencia, demasiada industria, demasiado comercio." 

El Manifiesto Comunista,  1848

Crisis Capitalistas Crean Guerras Capitalistas

La política y la economía siempre están unidas. En la era del imperialismo las crisis capitalistas de sobreproducción crean guerras capitalistas y, de hecho, se puede medir la profundidad de la crisis por la escala de las guerras que produce. No es una línea recta, pero en general, las crisis desde la década de 1970 se han seguido por recuperaciones más débiles y mayores tensiones en el mundo. Y así, la crisis de la década de 1970 produjo una recuperación con guerras regionales más expansivas en la década de 1980.
La guerra Irán - Irak tuvo la mayor batalla de tanques desde la Segunda Guerra Mundial; la guerra de las Malvinas -Falkland tuvo la invasión naval más grande desde la Segunda Guerra Mundial. La caída de la década de 1980 produjo guerras aún más masivas en la década de 1990. Primero la Guerra del Golfo Pérsico de EEUU, y luego la guerra en África, la invasión del Congo, donde cinco millones fueron masacrados para determinar cuál poder imperialista podría obtener los derechos de propiedad de los minerales y materias primas de la tierra.
Ahora, como la crisis de 2008 parece ser el comienzo de la tercera gran depresión mundial, vemos guerras regionales convirtiéndose en guerras sub-continentales. Desde Turquía a Yemen todo un subcontinente está consumido por la guerra.
No es que el capitalismo no tiene respuestas. Es que cada respuesta resulta más letal que la anterior. No es que las masas no tienen solución. Es que nosotros, los lectores de Bandera Roja y miembros y amigos del PCOI, debemos aprovechar la hora. En marzo de 1917, los bolcheviques, el partido revolucionario ruso, tenía sólo unos pocos miles de miembros. En el verano de ese año tenían un cuarto de millón, y en noviembre se habían tomado el poder.
Dejemos que ellos comiencen sus guerras, nosotros las vamos a terminar. Hoy Es más urgente que nunca movilizar a las masas para el comunismo.