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Si no te Gusta la Ciencia Racista Impulsada por el Mercado, Moviliza Para el Comunismo

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LOS ANGELES - Una universidad comunitaria aquí ha elegido para su programa de “un colegio, un libro” La Vida Inmortal de Henrietta Lacks, por Rebecca Skloot. Esto se está convirtiendo en una oportunidad para hablar con los estudiantes sobre el comunismo, así como del racismo.
El libro trata de una trabajadora negra de 31 años de edad, quien murió de cáncer en Baltimore en 1951. Las células cancerosas fueron retiradas de su cuerpo, sin el permiso de nadie. Resultó que se reproducían muy rápidamente en el laboratorio.
Esto es muy inusual. Así que sus células “inmortales” han sido utilizadas desde entonces en la investigación médica y la producción farmacéutica. Las compañías farmacéuticas han ganado, literalmente, miles de millones de dólares de las células de Henrietta.
Mientras tanto, los trabajadores negros en su familia han tenido una lucha amarga contra la súper explotación racista. No recibieron nada del hospital ni de las compañías farmacéuticas. La mayoría han tenido muy poco acceso al cuidado médico.
Algunos profesores están asignando el libro a sus clases. Otros están organizando debates y proyectando películas relacionadas con el racismo y el cuidado médico.
Como parte de este programa, una profesora se ofreció a dirigir una discusión sobre el “Epílogo”. Asistieron cuatro estudiantes y dos docentes.
En este capítulo, el autor habla de dos cuestiones relacionadas a la investigación médica hoy día: el consentimiento y el dinero. ¿Quién posee los derechos de los tejidos extraídos de una persona por razones médicas (cuando estaba viva) o para una autopsia?
En EE.UU. los activistas cristianos derechistas han tratado de manera deshonesta de  hacer una controversia de lo que hace Planned Parenthood con los fetos abortados. Pero el sistema legal capitalista ha afirmado claramente que tus tejidos no son ya tuyos, una vez que son extraídos de tu cuerpo. Cualquiera puede venderlos y utilizarlos para hacer dinero.
En la discusión, esto airó a todos. Pero casi todos estuvieron de acuerdo de que estarían felices de que sus tejidos fueran utilizados para ayudar a la gente si nadie se hiciera rico de ello.
Entonces la discusión giró en torno a un comentario del autor: “Nos guste o no, vivimos en una sociedad impulsada por el mercado, y la ciencia es parte de ese mercado.”
“¿Es cierto?”, preguntó la facilitadora. “Y si es verdad, ¿te gusta o no?”
Todos estuvieron de acuerdo rápidamente que era verdad.
“Si eres capitalista te gusta”, declaró un estudiante de Israel. “Y si eres comunista, no.”
Eso realmente abrió la discusión.
Los estudiantes opinaron que muchos trabajadores están cansados ​​del capitalismo, incluso aunque no eran comunistas. Una estudiante de Guatemala estaba orgullosa de que la gente allí se había levantado, marchado y sacado al presidente.
“Pero mira quién tomó su lugar”, dijo alguien. “Es tan malo o peor.”
Una estudiante de El Salvador estuvo de acuerdo enfáticamente. Habló acerca de haber visto recientemente a un ex líder guerrillero en una ceremonia de graduación allí con una escolta de una docena de soldados. Le dio coraje ver tal exhibición de privilegio arrogante.
“Imagínense si las masas en Guatemala se hubieran levantado y luchado para ellos tomar el poder en lugar de otro grupo de politiqueros capitalistas”, dijo la profesora.
La estudiante guatemalteca se emocionó mucho. “Nunca pensé en eso”, dijo.
La facilitadora pidió al grupo que se imaginaran cómo sería la ciencia en una sociedad comunista en lugar de una sociedad de mercado. Eso resultó ser difícil. Los estudiantes y la mayoría de los profesores no sabían lo suficiente acerca de la ciencia o el comunismo para tener opiniones fuertes.
La estudiante salvadoreña pensó que íbamos a usar más remedios “tradicionales” o “naturales” en lugar de los desarrollados por las compañías farmacéuticas hoy día. El estudiante israelí dijo que todo el mundo sería capaz de beneficiarse de la ciencia.
Ambos comentarios son verdaderos pero se podría decir mucho más. Cuando esta discusión se repita el próximo mes, sería bueno estar mejor preparado para esta pregunta.
Demasiado pronto, la hora había terminado. La gente tenía que salir. Pero no antes de que todos los estudiantes y uno de los maestros recibieran copias de Bandera Roja.
“Yo no sabía qué esperar, pero esta fue una gran discusión,” concluyó un estudiante. Se están haciendo esfuerzos para tenerla todo el tiempo.