Header image

Partido Comunista Obrero Internacional

line decor
   Contactar con PCOI: icwp@anonymousspeech.com
line decor

Sobre PCOI

Bandera Roja Periódico

Artículos en Serie
de Bandera Roja

Dialéctica Comunista

Inglés

La Guerra Civil Siria:

Capitalistas Contra Capitalistas las Guerras Imperialistas Crean Enormes Oportunidades Para el Comunismo

Más Grande     Más Pequeño

En octubre de 1918, en los últimos días de la Primera Guerra Mundial, la rebelión de marineros en Wilmershaven, Alemania se extendió a la vecina Kiel. Miles de trabajadores ocuparon barcos y edificios, y finalmente, tomaron el control de toda la ciudad. Para el 3 de noviembre, los motines se habían convertido en una revolución. Inspirados por la revolución comunista en Rusia, también formaron consejos de soldados y trabajadores. En pocos días el esfuerzo bélico alemán se derrumbó y Kaiser Guillermo II abdicó a su trono. Pero la revolución alemana fue por la democracia capitalista, no por el comunismo. Veinte años después, el mundo de nuevo estaba en guerra.

Las masas sirias están “votando con sus pies” contra la mortífera guerra civil, de cuatro años, entre el gobierno de Assad y muchos grupos rebeldes como el Estado Islámico (ISIS siglas en inglés). Cerca de 22 millones de personas vivían en Siria en 2011. Como la mitad ahora están desamparados (desplazados u obligados a migrar internamente) y alrededor de 250,000 han muerto.
Esta guerra - como otras rugiendo en otras partes - crea la necesidad desesperada y enormes oportunidades para movilizar a las masas en todas partes para el comunismo.
¿Quién está detrás de ISIS? ¡Los capitalistas! ¿Y de Assad y el Estado sirio? ¡Otros capitalistas! Aunque los principales medios de comunicación nunca lo admitirán, esta es una guerra de capitalistas contra capitalistas. Y no sólo pandillas rivales de capitalistas regionales. Siria es un frente en la guerra, que tiene tiempo gestándose por el dominio del mundo, principalmente entre el imperialismo estadounidense y sus rivales imperialistas chinos y rusos.
Algunos que se autonombran anti-imperialistas apoyan al carnicero Assad, argumentando que EE.UU. es el “principal enemigo”. Otros quieren una “zona de exclusión aérea” implementada por EE.UU. para impedir que Assad bombardeé a civiles sirios. Las masas sirias, incluyendo aquellos en miserables campos de refugiados y otros atrapados en cercos europeos, no ganarán nada apoyando a una pandilla capitalista u otra. Pero si se organizan para voltear las armas y tomar el poder en sus propias manos pueden encabezar el camino hacia el comunismo.
Siria no es un caso aislado. Desde la frontera entre Irak y Turquía en el Norte, a las playas de Yemen en el Sur, hay ocho diferentes frentes de batalla en el Medio Oriente. Hay doce ejércitos involucrados y dos grandes potencias (Estados Unidos y Rusia). La reciente ofensiva rusa en Siria ha agudizado considerablemente la situación.
Hace tres años, el bombardeo israelí de Gaza pareció excepcional en su brutalidad. Desde entonces una lista terrible de ciudades, aldeas y pueblos han sido reducidos a escombros, bombardeados o destruidos por artillería, en Yemen, Irak, Siria, y Palestina.
Mediante la guerra es cómo el capitalismo determina las relaciones comerciales y las fronteras nacionales en “tiempos de paz”. La victoria de EE.UU. en la 2ª Guerra Mundial le dio acceso a la materia prima clave del mundo: el petróleo del Medio Oriente. Le  permitió a EE.UU. poner bases militares en Europa Occidental y Japón, además de crear instituciones de dominación imperialista: las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.
Hoy la crisis capitalista mundial se extiende y está intensificando las tensiones mundiales. Nos guste o no, los gobernantes nos están arrastrando hacia el camino que llevará a otra guerra mundial. Esa guerra infernal decidirá cuales ladrones multimillonarios (chinos, rusos o estadounidenses) impondrán las reglas para saquear los recursos y explotar a las masas del mundo.
Eso, a menos que las masas lideradas por comunistas aprovechen el momento y les arrebaten el poder estatal en todas partes a los guerreristas capitalistas.
La guerra capitalista es terriblemente destructiva. La 2ª Guerra Mundial mató a alrededor del 4% de la población mundial. La capacidad industrial de Japón fue destruida. Gran parte de la de Alemania fue también destruida, y después fue desmantelada. La producción del acero alemán se redujo al 25% de lo que era antes de la guerra, y la producción de automóviles al 10%.
Pero debemos entender la guerra dialécticamente y no permitir que su brutalidad nos inmovilice con “conmoción y pavor”. En el mismo momento en que las fuerzas productivas del capitalismo explotan en bombas y misiles, su debilidad esencial es develada. Ambas guerras mundiales capitalistas desataron un tsunami de energía revolucionaria de las masas.
El defecto fatal del capitalismo es que no puede movilizar abiertamente sus ejércitos para que luchen por el sistema patronal de esclavitud asalariada y ganancias. Es por eso que el comunismo todavía acecha a los capitalistas, aunque no es actualmente una fuerza masiva.
El comunismo reemplazará la motivación del lucro con la motivación humana: produciremos para satisfacer nuestras necesidades, no para producir ganancias. Aun los capitalistas más intransigentes se dan cuenta de que cuando las masas captemos esa idea no habrá fuerza en el mundo capaz de detenernos.
Incapaces de movilizar una defensa ideológica de las ganancias, los capitalistas aglutinan a las masas en torno a la religión (Islam, Judaísmo, Cristianismo, Hinduismo, Budismo) o el nacionalismo (kurdo, la integridad de la patria Siria, Palestina) o el racismo descarado.
Pero su necesidad de mentir es una debilidad estratégica. Tarde o temprano su red de mentiras comienza a desmoronarse. En ese momento, las masas pueden convertirse en una furia revolucionaria. Los comunistas dentro de las fuerzas armadas patronales pueden organizar esta furia en un Ejército Rojo que, unido a los obreros industriales, acabará con el capitalismo para siempre.
Las oportunidades ya están creciendo. Masas están en movimiento. Las mentes se están abriendo al comunismo. Por ejemplo, los jóvenes palestinos se están alzando de nuevo contra el fascismo israelí y rechazan el liderazgo de Hamas y la Organización para la Liberación de Palestina. En medio de una atmósfera de terror racista, más soldados israelíes hablan en contra de las atrocidades que se les ordena cometer.
El comunismo y sólo el comunismo - no el pacifismo, nacionalismo o la religión - puede unificar a los obreros, soldados y jóvenes rebeldes en todo el mundo. El comunismo no tiene ninguna necesidad de ocultar sus verdaderos objetivos, porque casi todo el mundo tiene mucho que ganar en una sociedad organizada en torno a la motivación humana.
Al  contrario: el comunismo necesita esparcir sus verdaderos objetivos a todos los rincones del mundo porque tal sociedad sólo puede ser construida por las masas conscientemente dedicadas a la meta comunista.
Los movimientos comunistas anteriores no hicieron esto. Tenemos que aprender de sus errores como también de sus luchas heroicas especialmente durante las penurias extremas impuestas por la guerra mundial.
Que los imperialistas comiencen sus guerras. ¡Las masas inspiradas por el comunismo las acabarán!
Anteriores artículos de Bandera Roja han descrito motines y movimientos de resistencia que surgieron en periodos de guerra mundial. En próximas ediciones escribiremos sobre motines masivos en Francia durante la 1ª Guerra Mundial, el movimiento de resistencia en Grecia liderado por comunistas durante y después de la 2ª Guerra Mundial y más.