¡Luchemos por el Comunismo!
	Partido Comunista Obrero Internacional
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Nuestras experiencias en la Marina de Estados Unidos nos han demostrado que nuestras hermanas y hermanos soldados comparten una preocupación profunda por los intereses de nuestra clase obrera. Venimos de familias obreras y vivimos en  barrios obreros. Los marinos saben que hay una conexión única, a nivel de la clase obrera, entre todos aquellos que trabajan para ganarse la vida. No respetamos el estilo de vida de los capitalistas, que viven del sudor de otros, ni el de sus hijos, que no conocen el trabajo duro y, a menudo hasta envidian la auténtica vida de los obreros.
Hay unos cuantos marinos que se aferran al mito capitalista de que pueden ingresar a las filas de la élite si trabajan lo suficientemente duro. Aunque el trabajo duro es esencial para hacer una diferencia en el mundo, en el capitalismo no todos tienen las mismas oportunidades. No necesitamos ser profesores de sociología para reconocer que nuestras circunstancias son a veces sofocantes, y que la movilidad social, incluso haciendo esfuerzos extremos, es la rara excepción, no la regla.
Los marinos de Estados Unidos actualmente no están al borde de amotinarse, como estaban los marinos rusos antes de apoderarse del Potemkin en 1905 o como estaban los marinos del USS Kitty Hawk durante la guerra de Vietnam. Pero, las circunstancias cambian rápidamente y en algunos casos surgen rápidamente sorprendentes oportunidades revolucionarias. Por eso es esencial que camaradas organicen en el ejército. Los comunistas necesitamos estar en posiciones correctas cuando los acontecimientos comiencen a estremecer el sistema. Cualquier movimiento revolucionario serio debe tener organizadores dentro de las fuerzas armadas.
Los grandes saltos cualitativos no se dan con frecuencia, por mientras debemos construir nuestra influencia dentro del ejército. Entre más influencia tengamos allí, más poder tendremos cuando se den los grandes cambios. Estos se van acumulando con el tiempo, y cuando surgen las condiciones adecuadas, sólo necesitan ser detonados por un algo aparentemente al azar. En el motín del Potemkin, por ejemplo, fue la carne podrida que se le servía a la tripulación. Las condiciones se habían estado gestando durante algún tiempo y la carne podrida fue sólo la chispa que prendió el fuego. Pero, el motín nunca hubiera tenido éxito sin los marinos planificar y organizar previamente que acción tomar.
En general ingresar como comunista a la Marina es una experiencia gratificante. Estoy contribuyendo a una causa importante. Por un lado, he influido en la vida de muchos marinos y la mayoría ven con respeto la lucha obrera. Por otro lado, nunca anticipé cuanto la Marina y otros marinos me impactarían . Nunca pensé que allí haría muchos amigos de por vida. El haberme hecho marino y luchado con otros marinos para que adopten la lucha para avanzar el comunismo, me ha hecho madurar enormemente.