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Un chofer de autobuses de Los Ángeles estaba
hablando con un compañero sobre el papel reaccionario
de la religión en la campaña presidencial
de Estados Unidos.
Mencionó la colaboración del Rev. Norman
Vincent Peale con los Nazis antes de la Segunda
Guerra Mundial y su estrecha asociación con los
presidentes Eisenhower, Nixon y Reagan después.
Luego él sugirió, “Tú debes escribir sobre la
conexión del Dalai Lama y los Nazis. Todos los
liberales creen que es una gran cosa”.
“Está bien”, respondió la camarada. “Pero escribamos
también sobre la lucha de clases de los
siervos tibetanos que derrocaron el sistema feudal
que él dirigió”.
Este artículo es el primero de una serie de dos
partes. El segundo artículo explicará los puntos
fuertes y los puntos débiles de la lucha liderada
por los comunistas para el socialismo y contra la
religión en el Tíbet.
El 14avo Dalai Lama (que ya tiene 80 años de
edad) recibió clases en su juventud con Heinrich
Harrer, un miembro del partido nazi y un ex sargento
de las SS. El ha descrito abiertamente su
fascinación por los nazis y su armamento.
El Dalai Lama era amigo de Bruno Beger, encarcelado
por sus supuestas “investigaciones” (en
realidad torturas) sobre los prisioneros judíos en
Auschwitz. Era amigo de Miguel Serrano, jefe
del partido nazi chileno. Intervino personalmente
a favor de Pinochet, el carnicero de Chile, cuando
estaba a punto de ser juzgado por crímenes contra
la humanidad en España en 1998. En 2006-2007,
bendijo públicamente al político austríaco pro
nazi Jörg Haider.
Los académicos anticomunistas intentan minimizar
la importancia de las conexiones nazi-budistas
tibetanos. Pero el historiador George André
Morin los ha refutado.
Harrer se unió a una expedición nazi al Tíbet
para investigar el origen de la llamada “raza
aria.” Los nazis basaron su esvástica en la esvásticas
de los monasterios tibetanos. El 13to Dalai
Lama comenzó la traducción de Mi Lucha de Hitler
al tibetano.
Los nazis esperaban usar el Tíbet para atacar a
China y a la India gobernada por los británicos.
Las dictaduras fascistas de Europa y el Vaticano
fueron los únicos gobiernos en reconocer un “estado”
tibetano en la década de los1930.
Pero la historia de la lucha de clases en el Tíbet
mejor desenmascara la hipocresía reaccionaria
del 14to Dalai Lama.
Hace sesenta años, las masas tibetanos vivían
bajo la servidumbre brutal y en veces bajo la esclavitud.
La clase dominante —señores feudales
y un puñado de monjes ricos - los explotaban implacablemente.
Rutinariamente, ellos torturaban
siervos y esclavos horriblemente.
Incluso la mayoría de los monjes – aquellos
que provenían de los siervos - a menudo eran
abusados física- y sexualmente, estaban siempre
medio muertos de hambre y se les prohibía leer
textos sagrados.
El dios-rey de este infierno en la tierra era el
Dalai Lama. Él encarnaba la doctrina budista tibetana
que les decía a los siervos que ellos merecían
su sufrimiento debido a su “karma”.
En 1951 el Partido Comunista Chino (PCC)
forjó un acuerdo con el Dalai Lama y otros señores
y altos lamas “progresistas”. Cinco años más
tarde organizó estas fuerzas a sentarse con los representantes
de los siervos para empezar a formar
un nuevo gobierno “democrático” tibetano que
aboliría la servidumbre.
Para entonces, el PCCh y el Ejército de Liberación
Popular (ELP) habían comenzado a organizar
equipos de trabajo para movilizar a las
masas tibetanas para destruir el viejo sistema.
Pero no las movilizaron para el comunismo. En
su lugar, organizaron una “reforma democrática”
(la abolición de la servidumbre).
Los antiguos gobernantes feudales después organizaron
un levantamiento armado con la ayuda
de la CIA. El ELP movilizó a los siervos tibetanos
que rápidamente los derrocaron. En el proceso
las masas enfrentaron a sus antiguos amos.
Con sus propias manos destruyeron los instrumentos
de tortura. Quemaron los papeles que documentaban
las deudas feudales y los definían
legalmente como propiedad. Muchos lamas pobres
ejercieron su nueva libertad de religión, dejando
los monasterios en los que habían sido
“esclavos en el hábito de monje.”
“Aplastamos el viejo sistema con nuestras propias
manos,” dijeron los ex siervos con orgullo,
“¡y vamos a construir un nuevo mundo con ellas
también!”
Mientras tanto, el Dalai Lama huyó a la India
con los rebeldes feudales derrotados - y un tesoro
de decenas de millones de dólares, exprimidos
del sudor y sangre de los siervos.
Desde 1958 a1974 él personalmente recibió
$186 mil dólares al año por el uso de su gobierno
en el exilio. Él devolvió el favor apoyando la
“guerra santa” anticomunista de Washington contra
China.
Hoy en día los defensores del Dalai Lama siguen
esta tradición. Su movimiento “Tíbet Libre”
sirve al imperialismo EEUU en su rivalidad creciente
con el imperialismo chino en auge.
Si quieren leer más:
Anna Louise Strong, “When Serfs Stood up in
Tibet” (1959) available at Marxists Internet Archive
Michael Parenti, “Friendly Feudalism: The
Tibet Myth” (updated January 2007) michaelparenti.
org/Tibet.html
Otras lecturas: (ambos en inglés)
Anna Louise Strong, “Cuando los siervos se
pusieron de pie en el Tíbet” (1959), disponible en
Marxists Internet Archive
Michael Parenti, “Feudalismo amistoso: el
mito del Tíbet” (actualizado enero 2007) michaelparenti.
org/Tibet.html