¡Luchemos por el Comunismo!
	Partido Comunista Obrero Internacional
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“Uno tiene que saber cómo ponerle fin a una huelga”, dijo el presidente socialista francés François Hollande. Los airados jóvenes y trabajadores franceses obviamente no están de acuerdo.
El martes 14 de de junio más de un millón salieron a las calles (100,000 en París) exigiendo una vez más que se retracte la desastrosa ley El Khomri, que el Parlamento francés está debatiendo. La ley les facilita a los patrones despedir a los trabajadores, alarga la jornada laboral y reduce la paga de las horas extras. Termina la tarea comenzada por la ley Macron para hacer el código laboral negociable. En otras palabras, legaliza que los patrones chantajeen a los trabajadores obligándolos a renunciar a los pocos “derechos” que les quedan.
Las manifestaciones han durado más de lo esperado y se han extendido a muchos más sectores de la sociedad. Su determinación es admirable. Desafortunadamente, aún no demandan una solución real - solamente una defensa del status quo.
Comparemos esto con el comunismo, donde no habrá leyes laborales. Los obreros no trabajarán por salarios. En lugar de puestos laborales, donde los obreros son contratados y despedidos, habrá trabajo significativo para todos.
En el comunismo el trabajo del Partido será movilizar a las masas para que colectivamente controlemos nuestras propias vidas. Los obreros, motivados por las ideas comunistas, dirigirán la sociedad en el interés de la clase obrera del mundo. No habrá ninguna capa de burocracia privilegiada extraña a la clase obrera y dándole órdenes. Si no que habrá un Partido comunista masivo.
La lucha comunista bajo el lema “de cada cual según su compromiso, a cada cual según su necesidad” estará a la orden del día.
Esta no es la primera vez que los trabajadores y jóvenes franceses se han rebelado. En mayo de 1968, los trabajadores y estudiantes se volcaron a las calles y el presidente francés De Gaulle huyó del país.
No muchos saben de otro levantamiento, en junio de 1936. En mayo de ese año una coalición de “radicales” y socialistas ganó las elecciones y el socialista León Blum tomó el poder. Los trabajadores pensaron que su tiempo había llegado y comenzaron a hacer huelga y ha ocupar las fábricas. El inició fue en la norteña ciudad portuaria de LeHavre (que ha sido un bastión de la rebelión actual). La ola de huelgas y ocupaciones se extendió rápidamente por todo el país y literalmente millones participaron. Exigían aumentos salariales, reconocimiento sindical, y vacaciones pagadas.
La rebelión de 1936 asustó a los socialistas quienes inmediatamente se propusieron aplastarla o sobornarla. Desgraciadamente, también asustó a los comunistas. Estos estaban comprometidos con los socialistas en un frente popular antifascista y, en todo caso, se habían vuelto más conservadores que sus socios. Ellos decidieron que salvar al supuesto gobierno socialista anti-fascista era más importante que organizar rebeliones obreras.
Hollande usa las palabras del líder reformista del Partido Comunista
Hollande estaba realmente parafraseando a Thorez, el líder del Partido Comunista Frances durante la rebelión de1936, quien fue el primero en decir: “Uno tiene que saber cómo ponerle fin a una huelga.” El presidente socialista Blum y Thorez finalmente le pusieron fin a la rebelión, pero tuvieron que conceder todas las demandas reformistas.
¡Qué lástima! El partido comunista negoció la oportunidad de acabar con el capitalismo por unas vacaciones pagadas.
Nosotros, en el PCOI tenemos que pensar cuidadosamente acerca de lo que haríamos en una situación similar. Estas situaciones no son infrecuentes. Por ejemplo, una rebelión de los trabajadores en España poco después detonó la Guerra Civil Española. Unos meses más tarde, en EE.UU., la huelga que se tomó la fábrica de Flint ayudó a desatar una ola de huelgas y tomas de fábricas.
En Francia, podemos remontarnos a la Comuna de París de 1871, el primer intento de establecer un gobierno dirigido por comunista. O al levantamiento de 1848, que inspiró el Manifiesto Comunista. O las revoluciones de 1830 y, por supuesto, la gran revolución francesa de 1789. Las revoluciones y situaciones revolucionarias no son raras.
Entonces, ¿qué hacemos cuando una lucha por reformas modestas moviliza a millones de personas? Nuestra meta es a ganar a las masas rebeldes a la revolución por el comunismo. Nadie más lo hará. Cuando uno va más allá de la retórica, todos los demás grupos que se autonombran “izquierdistas” o “marxistas” creen en el socialismo. Quieren administrar el capitalismo, no destruirlo.
Nuestro Partido necesita muchos más miles de miembros para voltear estas rebeliones hacia en revoluciones comunistas. E incluso aun teniéndolos, ¿qué medidas concretas tomamos para voltear la rebelión en una revolución? ¿Organizar soviets (consejos) como hicieron los bolcheviques? ¿O ramas de un partido comunista masivo? ¿Podemos convertir huelgas para reformar el capitalismo en huelgas políticas que llamen por la revolución comunista?
Una cosa es clara, vamos a necesitar una fuerza armada. Forjaremos una ganándonos principalmente a los obreros en las fuerzas armadas patronales – empezando desde ahora.
Mientras tanto, podemos aprender algo de la historia de Francia: que las oportunidades para la revolución se dan con regularidad, sin importar adónde uno esté. Los comunistas solían creer que los obreros de los países “avanzados” vivían demasiado bien para rebelarse contra el capitalismo. Los acontecimientos de 1936 y 1937, una vez más demostraron que estaban equivocados.
Pase lo que pase en la lucha contra la ley El Khomri, podemos estar seguros de que habrá otros levantamientos y otras oportunidades revolucionarias. Para prepararse para ellos, hay que librar una dura lucha a favor de la revolución comunista y en contra de la ideología reformista de los dirigentes sindicales. Y para aprovechar estas oportunidades necesitamos un PCOI fuerte.