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¡No Más Jóvenes Desamparados Perdidos!

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Seattle, EE.UU. -  “Cuando estamos de regreso en Sudán del Sur, oímos decir que EE.UU. es un país rico”, le dijo Bishop David Kuol a la reportera Sarah Stuteville del Seattle Times. “Y no sabíamos que en realidad había personas desamparadas”.
Él y su intérprete Jok Nhial estaban visitando La Selva, un campamento de personas desamparadas  que se extiende por kilómetros debajo de la autopista desde el centro de la ciudad hasta su extremo sur.
“Los [sudaneses] bajo el puente, la mayoría son ‘Niños Perdidos’”, dijo Nhial. Se refería a una generación de niños que se convirtieron en refugiados durante la Guerra Civil Sudanesa en la década de 1980 hasta la década de 2010. Él mismo fue una vez uno de ellos.
“No pudieron conseguir empleo, o si lo pudieron conseguir, solo pagaba el salario mínimo. Y no podían pagar por un apartamento y mantener a sus familias en su país de origen”, explicó. “Ellos terminaron en la calle, y no había manera de conseguir ayuda.”
Una situación similar existió en Rusia después de la revolución de 1917. Miles de niños se quedaron huérfanos por la devastación causada por los ejércitos invasores imperialistas. Catorce gobiernos capitalistas trataron de destruir el nuevo gobierno socialista - hasta que las tropas de las imperialistas se rebelaron.
La revolución inspiró a muchos a organizar basados en una visión comunista. El educador Anton Makarenko fue uno de ellos. Fundó la colonia Gorky.
La colonia Gorki organizó “a los jóvenes de la calle” para construir viviendas colectivas, e instalaciones para la producción y educación. Ellos no tenían mucho, pero con la ayuda de obreros simpatizantes construyeron una instalación modelo.
Sin embargo, para mediados de la década de 1920 la Nueva Política Económica que dio concesiones al capitalismo había obligado a que muchas iniciativas revolucionarias fueran abandonadas. Masas de obreros todavía trabajando por salarios y pagando  alquiler, quedaron atrapadas en los barrios pobres urbanos.
Debemos aprender de los aciertos y errores del movimiento comunista que nos antecedió.
Los Tiempos Están Cambiando
Stuteville comenzó su reporte en el Seattle Times describiendo cómo los tiempos han cambiado en EE.UU.:
“Cuando, como una joven periodista, empecé a viajar a países pobres estuve muy sorprendida de las barriadas. Ciudades de lonas, cartón y láminas viejas  en Asia, África y América Latina, a menudo topando con barrios ricos y edificios lujosos, se alzaron como símbolos de la distancia entre EE.UU. y el ‘Mundo en Desarrollo’.
“Pero esa distancia se ha reducido... [Nosotros] no estamos inmunes a la pobreza extrema, o la  extravagante disparidad en la riqueza.”
El comunismo tiene que ponerle fin a todo esto. Ya no debe haber mansiones y condominios de lujo para unos pocos, mientras que los campamentos de personas desamparadas se extienden por kilómetros. La casa en que vivas no será determinada por el dinero que tengas.
De hecho, no habrá dinero. La construcción no se basará en hacer ganancias, sino en las necesidades de nuestra clase.
Los trabajadores de cualquier lugar serán bienvenidos en todas partes. Pondremos  las manos extras a buen uso.
Pueda que al comienzo no tengamos mucho, pero compartiremos lo que tengamos, juntamente con el trabajo para producir más. Entre más brazos para ayudar, mucho mejor.
Stuteville tiene razón, los tiempos han cambiado. El desamparo es una atrocidad que se extiende por todo el mundo. Ahora, más que nunca, tenemos que construir nuestro Partido para preparar la revolución comunista.