Header image

Partido Comunista Obrero Internacional

line decor
   PCOI@anonymousspeech.com
line decor

Sobre PCOI

Bandera Roja Periódico

Artículos en Serie
de Bandera Roja

Dialéctica Comunista

Inglés

Revolución Cultural China: La Tormenta de Enero (1967)

Los Trabajadores Toman el Liderato-- Mao los Detiene

Más Grande     Más Pequeño

El artículo anterior describió cómo la Revolución Cultural en China comenzó entre los estudiantes de Beijing en mayo de 1966. Para el otoño, unidades de la Guardia Roja se habían formado en las fábricas y otros lugares de trabajo. Algunos (como los guardias Escarlatas de Shanghai) eran leales a las organizaciones del Partido Comunista local (PCC). Otros eran Guardias Rojos “Rebeldes”, listos para liderar la revolución cultural mucho más allá de lo que Mao se había propuesto.
Para noviembre de 1966, el movimiento para criticar la “línea reaccionaria burguesa” había envalentonado a masas de trabajadores para levantarse en contra de las muchas formas en las que aún eran explotados como esclavos asalariados. Por ejemplo, miles de aprendices de Shanghai realizaron un plantón en el centro de la ciudad en diciembre de 1966 como parte de una huelga masiva por mejores salarios y condiciones de trabajo. La Revolución Cultural había estallado en una lucha de clases abierta.
Esto no es lo que Mao quería. Su objetivo de desacreditar a Liu Shaoqi y Deng Xiaoping se había logrado. Estaba dispuesto a dejar que el movimiento muriera. Pero los trabajadores no se detenían.
Muchas organizaciones del Partido ya no estaban funcionando. Las masas empezaron a seguir el liderato de  a los grupos rebeldes de estudiantes y trabajadores. Dentro del Partido Comunista Chino (PCCh) el Grupo Revolucionario Cultural Central se hizo más poderoso que el Comité Central y el Politburó.
Mao y su grupo que lideraba estaban ansiosos de restaurar el “orden” y echar a andar la producción. Hicieron un llamado a los grupos rebeldes a “tomar el poder”. Esto significó hacerse cargo de los órganos paralizados del partido, ocupando sus oficinas y haciendo sus funciones. En realidad esto significó reformar el sistema, no la revolución.
En verdad, Mao no estaba liderando nada. Los grupos rebeldes ya estaban adjudicándose las funciones de los órganos del partido en muchas escuelas, fábricas y localidades. En realidad, Mao estaba tratando de recuperar el control de la situación y evitar una verdadera revolución.
La Comuna de Shangai
Shanghai era la ciudad más grande e industrializada de China. La Revolución Cultural la tomó por asalto. Especialmente cuando los trabajadores se unieron a ella. En octubre de 1966, los grupos “rebeldes” conformaron el “Cuartel de la Revuelta Revolucionaria de Trabajadores de Shanghai” (Cuartel General de los Trabajadores). Exigieron que el comité del partido Shanghai reemplazara la vieja burocracia con nuevos órganos populares.
Cuando se rechazaron las demandas, las masas de obreros tomaron un tren con destino a Beijing. Tenían la intención de presentar sus demandas a Mao, pero el tren fue interceptado y retenido en las afueras de la ciudad. La mitad de los trabajadores se mantuvieron a bordo, lo que provocó un asedio por tres días.
Pekín respondió primero con una advertencia contra los que desobedecían las instrucciones del partido. A los trabajadores se les dijo que regresaran a las fábricas. Sin embargo, un segundo mensaje les ordenó a las autoridades de Shanghai que legalizaran el Cuartel General de los Trabajadores y aceptaran sus demandas. Los gobernantes ya no podían gobernar a la antigua manera.
El 30 de diciembre, los trabajadores mejor remunerados organizados como Guardias Escarlatas organizaron una fuerza de veinte mil, para defender la oficina del partido en Shanghai. El Cuartel General de los Trabajadores (en su mayoría de tiempo parcial o temporales) atacó a los guardias escarlatas, que se rindieron después de horas de sangrienta lucha. La ya existente guerra de propaganda se intensificó aún más mediante  el uso de pósters y manifestaciones masivas.
Unos días más tarde, el Cuartel General de Trabajadores - ahora Con cien mil miembros - anunció la “caída” de la estructura del partido de la ciudad, en una concentración masiva de cerca de un millón. Ahora exigieron una “Comuna de Shanghai” inspirada en los principios igualitarios de la Comuna de París de 1871, como se prometió en “Decisión de 16 Puntos” decretada por el liderato del Partido en agosto de 1966.
Beijing envió a Zhang Chunquiao, un cuadro izquierdista originario de Shanghai, a intervenir. Zhang tenía estrechos vínculos con los comandantes del ejército en el área de Shanghai. Intimidó a activistas jóvenes con instrucciones personales de Mao. Él convenció a los trabajadores  que luchando contra las condiciones de explotación era “economismo”.
Zhang medió un acuerdo que anunció la formación, a principios de febrero, de “La Comuna de Shanghai. “ Pero no era un gobierno de participación de las masas como La Comuna de Paris de 1871. Al contrario, fue controlada por los maoístas en Beijing.
La Comuna de París, la primera revolución obrera exitosa, estableció un modelo para una democracia radical, pero no era un modelo para el comunismo. Subió los sueldos, pero no los eliminó. Organizó cooperativas de trabajadores para reorganizar las fábricas pero no promovió el principio comunista, “De cada cual según su capacidad y Dedicación, a cada cual según su necesidad”. Los trabajadores de Shanghai necesitaban ir mucho más allá. Pero, Mao los hizo retroceder.
Mao insistió en que Shanghai necesitaba un “Comité Revolucionario”, en lugar de una Comuna. Este consistiría de oficiales del ejército, “revolucionarios” del liderato viejo del partido, y representantes de las organizaciones de masas. Las organizaciones rebeldes estuvieron de acuerdo-algunas renuentemente. La tormenta de enero había terminado, por ahora
Los trabajadores siguieron involucrados en la administración de Shanghai hasta que Deng Xiaoping llegó al poder en 1978. En toda China, sin embargo, los miembros de los Comités Revolucionarios fueron seleccionados principalmente en acuerdos a puertas cerradas en Beijing. Estos fueron controlados por los militares.
Mao había hecho una concesión a las masas al apoyar su “toma del poder”. Pero después la negó. Se necesitarían varios meses para que los grupos “rebeldes” entendieran este nuevo desarrollo y empezaran a formular una respuesta.
Siguiente: La lucha política dentro del Ejército de Liberación del Pueblo y el Incidente de Wuhan