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Hay una epidemia de adicción a los opiáceos en EE.UU. El consumo de opiáceos se ha triplicado desde 2000. Ciento treinta personas mueren diariamente a causa de sobredosis de opioides.
Las grandes corporaciones farmacéuticas utilizan su poder de cabildear para expandir su producción y distribución masiva de estas drogas adictivas. Eso es el capitalismo: maximizar las ganancias mediante la superexplotación y control de las masas.
En EE.UU., las compañías farmacéuticas presionaron en el 2001 a la Comisión Conjunta para hacer la calificación del dolor (“el quinto signo vital”) un estándar requerido. Desde entonces, la mayoría de los hospitales hacen que los médicos evalúen el dolor de cada paciente y prescriban medicamentos para el dolor.
Estas compañías sabían y no les importaba que los opiáceos no eran eficaces para el dolor de largo plazo. Ni que estas drogas adictivas estaban inundando las comunidades donde trabajadores y jóvenes alienados (y a menudo desempleados) podrían fácilmente obtenerlas. La tasa de mortalidad a causa de opiáceos se cuadruplicó para 2014.
La “solución” del capitalismo de EEUU a la epidemia de opiáceos es la legislación federal que incluye un mayor acceso a la naloxone, un medicamento utilizado para salvar a la gente de una sobredosis. ¿Adivinen quién se beneficiará? ¡Las mismas corporaciones farmacéuticas! Un fabricante aumentó este año a $ 4,500 el precio mayorista de su auto-inyector de naloxone (costaba menos de $700 en 2014).
Esta es una enorme fábrica de producción de opio en Patna, India, 1850. Los imperialistas ingleses organizaron este gran comercio empresarial con el apoyo del gobierno y de la marina de guerra para atacar con éxito la enorme riqueza de China, en ese entonces la primera economía del mundo. El emperador chino declaró las drogas ilegales, cerrando los puertos a la entrada de opio. Pero los británicos, con el apoyo de su gobierno, lo metieron ilegalmente de contrabando. Esto condujo a dos Guerras del Opio entre China y Gran Bretaña. Gran Bretaña ganó, obligando a China a aceptar el tráfico de opio. Este comercio agotó las enormes reservas de plata de China, y destruyó la industria China, ya que millones de obreros y campesinos chinos se convirtieron en adictos al opio.
China: Los comunistas combatieron la drogadicción
En la década de 1830, los imperialistas británicos usaron su poder militar para obligar a la India a cultivar opio y a China comprarlo. Sus metas eran lograr enormes ganancias y una China más débil. Para 1880 más de 6.500 toneladas de opio entraban a China anualmente. China misma comenzó a cultivar opio. Para inicios de los 1900, era el mayor productor de opio del mundo. La adicción a las drogas creció masivamente. Pandillas criminales vinculadas a las potencias occidentales controlaban el tráfico de drogas.
Cuando los comunistas tomaron el poder en China en 1949, había 70 millones de adictos al opio. ¡Para 1952, prácticamente no había ninguno! Los comunistas chinos vieron la necesidad de cambiar las condiciones sociales que les habían permitido a los productores de la droga florecer lucrativamente.
Antes de la revolución, la mejor tierra se dedicaba a la adormidera, incluso cuando había una grave escasez de granos de cereales. Los comunistas abolieron el cultivo de la adormidera y la importación de opio. Dependieron en las masas movilizadas para llevar esto a cabo.
Las familias ayudaron a parientes adictos. Los campesinos recibieron ayuda para remover sus cultivos de opio y sembrar trigo o arroz. Los comunistas movilizaron barrios enteros en un programa educativo masivo. Comités callejeros tenían grupos de estudio para analizar los males del opio y la heroína. Las drogas perdieron su atracción cuando las masas vieron un futuro brillante por delante.
A los adictos se les consideraba víctimas del enemigo en vez de criminales. Después de su recuperación, recibieron entrenamiento y luego empleos. Las comunidades presionaron a los vendedores para que cesaran. Aceptaron a los que cesaron y los entrenaron para empleos. Encarcelaron o mataron a los pocos que se rehusaron.
La campaña contra el opio era parte de una movilización general para librar al país de muchos males capitalistas. Fue una lucha para destruir la base material de la adicción a las drogas: la explotación capitalista.
La acción unificada y colectiva de las masas de obreros y campesinos derrotó
temporalmente la adicción al opio en China. Lucharon por una nueva sociedad diseñada para satisfacer las necesidades de las masas en todos los aspectos de la vida.
Pero los comunistas chinos no dirigieron a las masas para eliminar completamente el sistema salarial y el dinero. En vez de construir el comunismo, implementaron el socialismo (realmente capitalismo de Estado).
La drogadicción ha regresado a China, juntamente con el capitalismo de mercado. La adicción a las drogas legales o ilegales es principalmente una enfermedad social, causada por las condiciones sociales. Sólo podemos acabar con ella, atacando la raíz de la explotación, la alienación y la opresión: el capitalismo, su esclavitud asalariada y su producción de ganancias.
No Habrá Drogadicción en Nuestro Brillante Futuro Comunista
La lucha de los comunistas chinos para erradicar la adicción al opio muestra el poder de las masas movilizadas. Para eliminar el flagelo de la drogadicción, los trabajadores tienen que movilizar a las masas del mundo conscientemente por el comunismo.
Ahora sabemos que tenemos que luchar directamente para eliminar la esclavitud asalariada. Las masas administraran colectivamente la sociedad comunista para satisfacer nuestras necesidades.
Necesitamos organizar grupos de estudio del Partido Comunista Obrero Internacional en cada barrio, centro de producción e instalación militar. Tenemos que ayudarnos mutuamente a liberarnos de los venenos del capitalismo, incluyendo las drogas, el racismo, sexismo y el individualismo.
¡Construyamos relaciones comunistas sanas en un Partido de masas que destruirá la base material de la drogadicción!