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El Comunismo, y Solamente el Comunismo, Liberará a la Clase Obrera

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El New York Times es considerado la joya de la corona del periodismo en EEUU.  Este casi no mencionó la reciente huelga general de más de 180 millones de obreros en la India.
Sin embargo, destacó un artículo de cuatro páginas sobre el plan del Gobierno indio de importar mano de obra barata de las aldeas aledañas a Bangalore, India, una ciudad industrial con aproximadamente la misma población que Nueva York. La edición del domingo (9/25), el más ampliamente distribuido durante la semana, se centró en un grupo de mujeres adolescentes. Ellas fueron “reclutadas” para llenar los talleres de hambre de la costura de la ciudad.
Estas jóvenes de 15 años se vieron obligadas a hacer lo mismo día tras día, cumpliendo con cuotas agotadoras. Sus cheques fueron rezagados, haciéndolas pasar hambre durante días.
Sin embargo, este vocero patronal enfatizó las “ventajas” de esta nueva vida de explotación. Las obreras ahora pueden obtener teléfonos móviles para hablar con sus novios. Ellas ya no estarían sujetas a los matrimonios arreglados. Las fotos en primera plana que acompañan el articulo las mostró sonriendo mientras leían cartas de amor de sus compañeros de trabajo. Habían obtenido su independencia, según el Times.
El efecto emancipador del “trabajo libre” es una mentira común utilizada por los capitalistas de todo el mundo. No nos equivoquemos al respecto, sólo la producción comunista va a liberar a los obreros de las cadenas de la esclavitud asalariada.
Muchas personas dedicadas han luchado en todo el mundo para hacer que la producción capitalista sirva, al menos en parte, los intereses de los obreros. A menudo, esta lucha fue organizada por comunistas. Nunca ha funcionado, ni nunca funcionará. Nuestras energías deben emplearse mejor movilizando a las masas directamente por el comunismo.

Un poco de historia de EEUU
Durante mucho tiempo, las obreras de la costura en EE.UU. han sido objeto de los “beneficios” que provee la industria capitalista. Por ejemplo, decenas de miles de obreras mexicanas y México-norteamericanas fueron obligadas a trabajar en talleres de hambre de la costura californiana o desgranando nueces pacanas en Texas, después de la 1ª Guerra Mundial. Estas jóvenes en su mayoría procedían de zonas rurales y vivían al borde de la hambruna.
No estaban impresionadas con la “independencia” de la explotación de los talleres de hambre. De hecho, estas obreras recién proletarizadas pronto organizaron luchas colectivas.
Los sindicatos del A.F.L. trataron de sabotear estas luchas clasistas. Como dijo William Z. Foster en Hacia Una Norteamérica Soviética, cuando las obreros trataron de usar las huelgas para luchar contra los recortes salariales en la  costura, los sindicatos hicieron todo lo posible para derrotarlas, utilizando métodos rompehuelgas, entre los cuales los peores fueron las falsas huelgas, o cierres patronales en fabricas controladas por los socialistas (en oposición a las dirigidas por los comunistas).
Los comunistas organizaron “sindicatos revolucionarios” en la costura entre las desgranadoras de nueces. Las desgranadoras de nueces, como las costureras en Texas, eran en su mayoría México- estadounidenses que trabajaban en el hogar o en cobertizos sin inodoros o agua potable. Además, los rojos organizaron una “izquierda” en los sindicatos establecidos
Los “sindicatos revolucionarios” organizaron luchas clasistas feroces, desenmascarando a los líderes sindicales vendidos y socialdemócratas como agentes patronales. Develaron la racista, xenofobia anti-obrera del Nuevo Trato. Ellos unificaron a hombres y mujeres de todas las “razas” y nacionalidades. El objetivo a largo plazo era convertir estos sindicatos en las gigantescas sociedades benévolas  después de una revolución socialista, como los sindicatos en la Unión Soviética.
Estas mujeres huelguistas dirigidas por nuevas comunistas México-estadounidenses no conocían el miedo. Estas líderes culparon al capitalismo de la racista y sexista súper explotación. Pero al fin y al cabo, ni la reforma combativa ni incluso el socialismo era respuesta. Los sindicatos no pueden ser revolucionarios, no importa que tan combativos sean.

Re-pensando nuestra estrategia
Los capitalistas buscan la obra mano más barata por todo el mundo. Las superexplotadas obreras de 15 años de edad de Bangalore tienen una causa común con las de superexplotadas obreras mexicanas y México-norteamericanas que estimularon en el suroeste de EE.UU. el crecimiento del Partido Comunista después de la 1ª Guerra Mundial.
Desde la India a los EE.UU., esa causa es luchar por el comunismo. Sólo la producción comunista puede satisfacer las necesidades de la clase obrera. No hay otra alternativa.
La industria  comunista cambiará las relaciones de producción. Movilizados por un partido comunista masivo, produciremos lo que necesitamos. Los ganancias no jugaran ningún papel en la producción comunista.
El capitalismo tiene que explotar a los obreros para sacar  ganancias. Los patrones se jactan que el incentivo de ganancias crea nuevos productos y mantiene a las fábricas produciendo. ¡Que gran mentira!
Lo que realmente sucede es que cada capitalista inunda el mercado con mercancías hasta saturarlo con cosas que los obreros  no pueden comprar. La producción colapsa, mandando a millones a las filas del desempleo.
En el comunismo, las fábricas, minas, máquinas, etc. pertenecerán a la clase obrera. No serán propiedad de unos pocos capitalistas. Por lo tanto, el comunismo planificará científicamente la producción basándose en nuestras necesidades.
No habrá mercados. Cada uno recibirá lo que necesita, no lo que no pueden comprar. ¡No habrá necesidad de sociedades benévolas o  sindicatos!
Los talleres explotadores serán sólo un recuerdo horrible. Pondremos fin a la monótona y agotadora explotación. Cada día ofrecerá una nueva oportunidad para ampliar nuestros conocimientos y creatividad. Algunos días incluso no haremos ropa.
Crearemos centros de producción, que también serán centros de educación. La interacción social se basará en intereses comunes, y no en la explotación. No separaremos el trabajo mental y manual. Las sonrisas serán reales, basadas en nuestro deseo común de construir el comunismo para todos.
Los patrones crean sus propios sepultureros cuando envían a adolescentes de 15 años de edad a los repugnantes talleres de hambre. Artículos de primera plana no pueden cambiar esa realidad.
Estas jóvenes obreras en Bangalore son parte de un creciente proletariado indio, donde el PCOI está creciendo. Al igual que las comunistas mexicanas y México-norteamericanas antes que ellas, estas las líderes que necesitamos.
Foster concluyó en Hacia Una Norteamérica Soviética diciendo: “El avance de la revolución es difícil y varía de país a país, pero su dirección es segura y su movimiento irresistible.” Esto es aún más cierto hoy en día ya que intentamos hacer esa revolución una lucha directa por el comunismo. ¡Únete a nosotros!