¡Luchemos por el Comunismo! |
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Partido Comunista Obrero Internacional | |
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LOS ANGELES, 15 de noviembre - “Necesitamos más Bandera Roja, más comunismo”, dijo un joven camarada en una discusión en una aula de una preparatoria el día después de las elecciones en EE.UU.
Otros a su alrededor dijeron: “¡Tenemos que sacar a Trump lo antes posible!” Y “¡Tenemos que presionar más fuerte ahora!”
Los camaradas continuaron explicando que no se trataba sólo de Trump, sino de la ideología fascista que se había construido. La forma de combatir la ideología fascista es con la ideología comunista.
“Donald Trump me hizo regresar a Bandera Roja”, dijo una joven compañera en una reunión post-electoral. Ella será parte de nuestro nuevo colectivo de trabajadores jóvenes.
Varios de nosotros fuimos a la protesta en el centro de Los Ángeles la noche después de las elecciones. Había allí tres o cuatro mil personas, en su mayoría jóvenes. No necesitábamos decirles que Trump o el racismo son malos. Ya lo sabían. Ya habían quemado una efigie de Trump.
Un camarada comenzó conversaciones diciéndole a la gente: “Los dos partidos están caducos y necesitamos un nuevo partido. ¿Qué estaríamos haciendo si no estuviéramos todos preocupados por un sueldo? Toda nuestra mente podría relajarse. Podríamos explorar nuestros talentos y seguir muchos esfuerzos diferentes. La forma en que nos tratamos los unos a los otros cambiaría. Todos haríamos los otros y desarrollaríamos relaciones más profundas. Esta es la sociedad que necesitamos.” Luego les dio Bandera Roja y les dijo sobre el sitio Web. Ella recibió muchas buenas respuestas.
“¿Son realmente un partido internacional?”, preguntó un joven negro frente a la Alcaldía. “Soy de Sudáfrica.”
“Sí”, respondimos. “Comenzamos a organizar en Sudáfrica después que la masacre en Marikana expuso la naturaleza clasista del régimen post-apartheid. Tenemos células obreros y estudiantes en Port Elizabeth. Tenemos un artículo en esta edición de Bandera Roja sobre nuestra participación en la lucha estudiantil contra el aumento en la matricula universitaria”.
“Déjame ver eso. La tragedia en Marikana demostró definitivamente la bancarrota de la Sudáfrica post-apartheid. ¿Qué dices del movimiento estudiantil?”
“Que la educación pública gratuita capitalista sigue siendo educación para el capitalismo, la cual sólo sirve a los capitalistas. Necesitamos luchar por una sociedad comunista, donde la educación y todas las instituciones sociales sirvan para satisfacer las necesidades obreras”.
“Me parece bien”, sonrió. “Estoy aquí con mi novia, que es mexicana-estadounidense, pero voy a volver a Sudáfrica pronto. Buscaré a tus camaradas”.
Distribuimos 350 Bandera Roja esa noche, todos los que llevamos. En el coche camino a casa, dos de nosotros vimos la marcha llegando hacia a nosotros. Nos hicimos a un lado. Mientras los manifestantes iban coreando “Al diablo con Trump!” Y “¡No mi presidente!”, alzamos nuestros puños y tocamos la bocina. Luego sacamos una bandera roja del baúl y saltamos sobre el techo del coche. Mientras agitábamos la bandera, nos recibieron con alegrías y puños empujados. La gente nos preguntaba quiénes éramos.
“¡Esta es la bandera roja del comunismo! ¡Somos el Partido Comunista Obrero Internacional! “, respondimos.
“¡Chévere!”, respondió una joven, levantando sus puños.
Distribuimos cientos de volantes junto con cientos de Bandera Roja en la protesta masiva del sábado y tuvimos más conversaciones buenas.
En la estación del metro, dos jóvenes negros comentaban sobre las masas de mayoría jóvenes camino a la protesta.
“Espero no quedar atrapado en una revuelta”, dijo uno. “Es sólo una protesta”, respondió su amigo, “Ha habido muchas de esos desde que Trump fue elegido”.
Una camarada blanca más adulta se unió a la conversación. “Es algo bueno. La gente está enojada por Trump, y saliendo a las calles. Las elecciones capitalistas construyen el racismo, y estas personas están repudiando eso. Pero lo que necesitamos es revolución, para acabar con el racismo y construir una sociedad comunista. Aquí está Bandera Roja, un periódico comunista y nuestro volante.
“Sólo quiero llegar a casa a salvo”, dijo el primer chico.
“Déjame ver ese periódico,” dijo su amigo. “Trabajo con algunos ex policías. Cuando les digo que el problema es todo el sistema, dicen que hablo como un comunista. Me gustaría ver lo que los verdaderos comunistas tienen que decir.
“Nosotros decimos que podemos construir una sociedad comunista sin dinero y sistema salarial, y eso nos permitirá acabar con el racismo de una vez por todas”, respondió la camarada.
“No creo que podamos acabar jamás con el racismo. Uno no puede decirle a la gente qué pensar”, dijo el joven, cuando llegamos al tren.
“Cuando eliminemos la competencia por empleos y tener que pagar los gastos, podremos trabajar juntos”, explicó la camarada. “No habrá patrones que nos contrapongan los unos a los otros, ni polítiqueros que propaguen el racismo para ser elegidos. El comunismo finalmente será capaz de derrotar al racismo”.