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“Quítate de la propiedad de MTA!” ladró el alguacil vestido de civil, mientras conducía su coche camuflado, hacia la entrada de la Base de Buses 18.
“La acera es propiedad pública”, respondió la distribuidora de Bandera Roja.
“Sí, pero la propiedad privada de MTA comienza donde empieza la grama. Tu pie izquierdo se pasa de esa línea,” replicó el policía. Dirigiéndose al otro distribuidor de Bandera Roja, gritó, “Quita tus cosas de la grama”.
“Vaya”, contestó este distribuidor de Bandera Roja, “ustedes están peleando pulgadas.”
“Sí, no te quieren en su propiedad. ¡Si te vuelvo a ver, te arresto! “
La propiedad: una maldición para la humanidad
Por decenas de miles de años la humanidad vivió en el comunismo pré-clases. No había fronteras, ni naciones, ni propiedad privada, ni siquiera el concepto de propiedad. No había dinero, mercado o explotación. Los seres humanos producían y compartían para satisfacer sus necesidades colectivas e individuales.
La división de la sociedad en clases trajo este período a su fin. Esto ocurrió con el desarrollo de la agricultura y la domesticación de animales. Los seres humanos podrían, de forma consistente, producir un excedente. Ahora, algunos podrían ser explotados y su plusvalía robada para enriquecer a una pequeña clase de explotadores: esclavistas, señores feudales y ahora capitalistas.
La producción pasó de ser para satisfacer las necesidades de la humanidad a satisfacer las necesidades de estos explotadores. Esto requirió la expropiación no sólo de la plusvalía, sino también de todos los recursos naturales y los medios o instrumentos de producción, incluyendo la de los obreros mismos.
En la esclavitud los esclavos eran comprados y vendidos en el mercado. En el feudalismo, los siervos estaban atados a la tierra y se vendían con ella. Bajo el capitalismo, los obreros, por una cantidad determinada de horas al día, se ven obligados a venderse a los capitalistas por un salario; por lo tanto, la frase de esclavos asalariados.
El capitalismo acuñó las palabras: propiedad privada, pública y personal.
Los economistas capitalistas definen tres tipos principales de propiedades: propiedad privada para referirse a los medios de producción que pertenecen a los capitalistas; propiedad pública la que “pertenece” a sus gobiernos; y propiedad personal lo que es para el uso y consumo personal.
Las propiedades públicas y personales sirven para ocultar el hecho de que casi todo en el mundo es propiedad de los capitalistas-imperialistas que representan menos del 1% de la población mundial.
La propiedad pública, aunque pagada por las masas trabajadoras mediante impuestos, pertenece a los capitalistas. Su gobierno tiene la facultad de conceder o de negar el acceso a cualquier institución pública, tierra o calle. Es el guardián de la propiedad privada y pública. Adam Smith, un filósofo y economista capitalista, lo dijo claramente: “El gobierno civil no podría existir sin la propiedad, ya que su función principal es salvaguardar la propiedad.”
Las masas trabajadoras tienen supuestamente “propiedad personal”, posesiones que no se utilizan para negocios. Los más comunes son tal vez una casa o un coche. Pero todos sabemos que el banquero que tiene las hipotecas de “nuestras” casas y automóviles son en realidad los dueños. Aun cuando la hemos pagado totalmente, las casas no nos pertenecen. Si no pagamos los impuestos de propiedad, el gobierno de los capitalistas nos las expropia y las subasta por los impuestos adeudados. Si no pagamos la matrícula del coche, no tendrá acceso a la “vía pública”.
El comunismo no sólo eliminará la propiedad privada, pero el concepto de propiedad en sí.
Hoy luchamos por el comunismo científico para eliminar de nuevo el concepto de propiedad para que las masas compartan todo por el bien de todos. En un mundo comunista, el valor producido por las masas obreras servirá exclusivamente para satisfacer las necesidades humanas
Por lo tanto, nada será vendido o comprado. Esto eliminará el concepto de “esto es mío porque yo pagué por ello.” Produciendo todo colectivamente eliminará el concepto de “esto es mío porque yo he trabajado por ello”.
Los patrones de EE.UU., MTA y todos los capitalistas le temen a las ideas comunistas
Cuando los alguaciles llegan a MTA, no es porque los patrones temen que los distribuidores de Bandera Roja dañen propiedad de MTA. Lo que temen es que los trabajadores de MTA capten el comunismo revolucionario y ayuden a organizar la revolución comunista que le pondrá fin a su esclavitud asalariada. Los alguaciles están “protegiendo” de estas ideas a los esclavos asalariados (la “propiedad” humana) de los patrones de MTA.
¡Sin embargo, el terror policial patronal no impedirá que la clase obrera se movilice para el comunismo! Muchos trabajadores de MTA están dándoles pesadillas a los patrones leyendo y distribuyendo Bandera Roja. Vamos hacer su peor pesadilla realidad cuando estos obreros ingresen en una colectiva del PCOI para planificar como mejor ponerle fin a la esclavitud salarial que nos hace a nosotros y a los frutos de nuestro trabajo propiedad patronal.