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¿Quieres Terminar con el Racismo?

Abolamos el Sistema Salarial

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Hace décadas, trabajé en una fábrica en Chula Vista, California, entre San Diego y Tijuana, donde cosíamos trajes de hombres. Trabajé en la sección de corte, donde se dividió la fuerza de trabajo entre las mujeres estadounidenses blancas y las mujeres mexicanas que cruzaban la frontera todos los días para trabajar. Los capataces eran estadounidenses bilingües de origen mexicano, pero la mayoría de las mujeres se entendían usando algunas palabras en el idioma de cada uno, y tomábamos nuestros descansos en mesas separadas.
Un día, el capataz se acercó a donde yo estaba sentada con otras angloparlantes. “Estoy muy orgulloso de Uds. muchachas estadounidenses”, dijo. “Es vergonzoso para mí como mexicano, pero las chicas mexicanas son perezosas. Ustedes son las más rápidas y me ayudan a sacar el trabajo”.
“¡Usted es un mentiroso!” Gritó Magdalena, la única mujer joven mexicana-americana en la mesa. “Cuando llegas a donde comen las mexicanas, siempre es ‘Qué orgulloso me siento de ser mexicano’ y ‘Esas gabachas son tan perezosas. Son ustedes, mis paisanas, quienes sacan el trabajo.’ “
Ella dijo, “Yo como con todas. Oigo cómo hablas. ¡Y la verdad es que no importa cuan duro trabajemos, hacemos  $ 1.80 por hora, y tú recibes los bonos y promociones! “
Pensé en esta experiencia cuando estaba hablando con un joven camarada afroamericano sobre la lucha que nos enfrentaremos para eliminar los vestigios del racismo en una sociedad comunista. Él constantemente advierte que no va a ser pan comido. La eliminación de la explotación capitalista no eliminará automáticamente las actitudes y comportamientos racistas y nacionalistas que los capitalistas han fomentado por generaciones para dividirnos.
Es obvio que el capataz en esa fábrica de ropa fomentaba el racismo y el nacionalismo para mantenernos separadas. (Dejaremos la discusión del sexismo – obreras siendo llamadas muchachas por los supervisores – para otro artículo) Lo que no se dice en esa anécdota es la amenaza implícita -si no mantienes el aceleramiento, no tendrás empleo y emplearemos a una de “las otras”. 
Esa competencia es un aspecto importante de lo que queremos decir cuando decimos que el sistema salarial en sí es la base material del racismo. El hecho de que uno tiene que vender su fuerza de trabajo para sobrevivir y ser obligado a competir con otros trabajadores para conseguir un empleo significa que los capitalistas utilizan constantemente todo lo que pueden para dividirnos, reducir nuestros salarios, acelerarnos, para aumentar nuestra explotación. 
Ellos compiten con todos los capitalistas. Nuestra fuerza laboral es la única mercancía por la cual no tienen que pagar el valor completo, y es la fuente de sus ganancias. Así que tienen que hacer todo para reducir nuestros salarios, para mejorar su competitividad, si no se van a la bancarrota.
Al desarrollarse el capitalismo, inventaron la idea de “raza” para dividirnos. El mercado laboral y la competencia capitalista requieren que algunas personas reciban salarios más bajos, sean tratados peor, y usados para exprimirles superganancias y rebajar los salarios de todos.
Las ideas racistas justifican los salarios miserables: la mentira de que algunas personas son inferiores a los demás y merecen salarios más bajos y peor tratamiento.
Como el racismo está ligado al sistema salarial, el socialismo no podía eliminarlo. En la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, por ejemplo, los trabajadores todavía tenían empleos, recibían un cheque, compraban alimentos y pagaban renta. Los  directores (gerentes) de fábricas todavía sacaban  ganancias. Los gerentes de fábricas todavía tenían que competir con otros gerentes (directores) de fábricas para producir ganancias. Continuo la misma necesidad de competir y superexplotar.
La única diferencia era que supuestamente las ganancias eran para la sociedad, no para sufragar el estilo suntuoso de vida de algunos patrones.
Pero todavía había un mercado laboral. Los obreros todavía tenían que competir por empleos.  Todavía había obreros desempleados; todavía había empleos que pagaban más que otros.
Cuando tomemos el poder, eliminaremos los “empleos”. ¡No más mercado laboral, ser contratado o despedido, recibir paga o pagar la renta! ¡No más presión para acelerarnos para que uno no sea despedido! No tendremos que competir para ver quién consigue y mantiene un empleo. No habrá patrones compitiendo para ver quién puede oprimir mejor a los obreros para sacar dinero.
El trabajo colectivo y cooperativo reemplazará la venta de nuestra fuerza laboral para sobrevivir. Juntos averiguaremos lo que hay que hacer y cómo hacerlo.
La eliminación del mercado laboral y la competencia eliminará la base material del racismo.
El racismo será un obstáculo para hacer lo que tenemos que hacer para la supervivencia humana. Luchar contra el racismo será una parte esencial de la vida diaria. No será automático, pero será obvio que es la única manera en que podemos trabajar juntos para construir un mundo comunista.