¡Luchemos por el Comunismo!
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Fue inusualmente caliente el 6 de diciembre de 1928 en Santa Marta, Colombia. La United Fruit Company (ahora rebautizada Chiquita) con sede en Boston había establecido plantaciones masivas de banano. El negocio era altamente rentable mientras decenas de miles de obreros trabajaban en pantanos más de 14 horas al día, siete días de la semana. La malaria, el cólera y otras enfermedades mortales eran comunes. Pero para la United Fruit Company sólo ganancias importaban ya que podía sustituir los muertos con nuevos obreros  para que la plantación de plátano siguiera floreciente. A los obreros no se les pagaba en efectivo, la empresa emitía pagarés para comprar en tiendas de la compañía artículos de primera necesidad. La mayoría de las tiendas de la compañía no tenía nada más que estantes vacíos.
Los obreros bananeros se fueron a huelga en noviembre de 1928. Exigían ser pagados en efectivo y una semana laboral de 6 días. Encontraron que los obreros ferroviarios, que transportaban el banano para ser enviado a EEUU y Europa, estaban de su lado. La United Fruit Company fue presa del pánico. Los soldados colombianos que provenían de aldeas pobres no querían pelear. La compañía le pidió al gobierno conservador de Miguel Méndez que organizara para contener a los huelguistas. Una flotilla naval de EEUU iba a toda velocidad hacia Cartagena, Colombia para rescatar a la United Fruit Company en caso de una “sovietización” completa de Colombia como un cable desesperado del diplomático de EEUU describió la situación.
El 8 de diciembre 1928 después de una huelga paralizante de más de 25 mil trabajadores durante más de un mes, la United Fruit Company decidió negociar. Envió un representante liberal del gobierno para hablar con los trabajadores. Miles de trabajadores y sus familias se reunieron en la plaza de Ciénaga esperando un resultado favorable a la huelga. Pero solo era una trampa mortal. El General Carlos Vargas y sus tropas escogidas, fuertemente armados en las cimas de las colinas, comenzaron a disparar sus armas hacia la plaza. Mujeres, niños y obreros fueron masacrados por miles. Nadie sabe cuantos. Aun hoy día, en los pantanos de Santa Marta, brotan a la superficie los cadáveres de la masacre que se conoce como la Masacre de las Bananeras.
La huelga de los obreros de Santa Marta fue el resultado de exitosas manifestaciones del Primero de Mayo en las principales ciudades de Colombia en 1928. A pesar de la grave represión, los obreros masivamente salieron a las calles el 1º de Mayo inspirados por el éxito de los obreros dirigidos por los bolcheviques tomando el poder estatal en Rusia bajo condiciones similares. Sin embargo, la debilidad de la revolución bolchevique perseguiría a los obreros bananeros. Los bolcheviques no forjaron una sociedad comunista, en cambio, mantuvieron la esclavitud asalariada. Esta perspectiva creo ilusión entre la clase obrera internacional de que pueden negociar mejores términos y condiciones para la esclavitud asalariada.
La experiencia de los obreros bananeros muestra como negociar con la patronal para mejorar la esclavitud asalariada conduce a masacres. La lucha contra el apartheid en Sudáfrica ha desenmascarado aún más la bancarrota de negociar con los patrones. De los pantanos del Magdalena en Colombia a las minas profundas de platino en Sudáfrica la clase obrera internacional debe organizarse para ponerle fin a la esclavitud asalariada. EL PCOI está liderando la clase obrera internacional para acabar con el régimen de los capitalistas. La clase obrera internacional unida bajo las banderas del PCOI vengará las matanzas de Magdalena y Marikana.