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A la Policía Racista Militarizada o a la Clase Obrera Movilizada

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“La policía de Ferguson tiene armas más poderosas de las que teníamos en Vietnam”, observó un veterano que trabaja en Boeing. “¡Eso no es justo!”
En realidad, no se trata de justo o no justo. Se trata del terror que tienen los patrones de perder el poder y el potencial para conquistarlo que tienen las masas movilizadas para el comunismo.
Muchos, como el veterano en Boeing, están indignados por la militarización de la policía. Algunos dicen que es debido a que las armas sobrantes del ejército fueron usadas para sobornar a la policía para que se integrara a la racista “guerra contra las drogas”. De hecho, Obama aumentó el presupuesto del tristemente célebre programa Byrne, diciendo que era “fundamental para la creación de grupos de trabajo contra las drogas”. El aumento presupuestal fue de $263 millones a $2.6 mil millones, expandiendo enormemente el entrenamiento militar y equipamiento para las fuerzas policiales locales.
La policía militarista, sin embargo, nació en realidad del temor patronal después de la rebelión de Watts en Los Ángeles. En el verano de 1965, Watts ardió durante seis días. La revuelta contra el racismo y, en particular, contra el terror policial racista se extendió más allá de la vecindad inmediata, cubriendo eventualmente 128 kilómetros cuadrados.
El inspector Daryl Gates era el hombre clave de la Policía de Los Ángeles (PLA) durante los disturbios. “No teníamos idea de cómo lidiar con esto”, escribió el futuro jefe de policía en su autobiografía. “No sabíamos cómo lidiar con la guerra de guerrillas”.
El Ejército de EEUU estaba peleando entonces (y perdiendo) una verdadera guerra de guerrillas en Vietnam. Gates, recurrió al ejército para recibir orientación. Puso en marcha el primer equipo SWAT, su legado más duradero.
La  alta  jerarquía  policial  estaba  nerviosa.
Temía la reacción del público a una fuerza tipo militar en suelo nacional.
Gates respondió como todos los líderes fascistas a lo largo de la historia. Formó el equipo SWAT en secreto. Esta fuerza paramilitar extralegal trabajó directamente con la Infantería de Marina en Camp Pendleton, con la ayuda de Estudios Universales. Esta compañía abrió su patio trasero en Burbank para las prácticas de guerra urbana.
El deseo de reprimir una ola de huelgas ayudó a convencer a la cúpula policial de Los Ángeles a que apoyara la visión de Gates de SWAT. La huelga de la uva en Delano que comenzó en 1965 duró cinco años. El liderazgo combativo de activistas de base asustó a los patrones. La policía de Delano recibió entrenamiento específico en controlar multitudes, ser francotiradores, en armas especializadas, respuesta a motines y vigilancia. Esto llamó la atención de policías de alto rango en Los Ángeles.
En 1968, el presidente Johnson envió a los soldados de Fort Hood a los barrios negros de Chicago temeroso de que sus residentes se unirían a las protestas contra la Guerra de Vietnam en la Convención Nacional Demócrata. La respuesta no fue lo que él esperaba. Liderados por 200 soldados negros, los soldados se rebelaron.
Los patrones se quedaban sin opciones. Los soldados, como los de Fort Hood, empezaron a negarse en masa a ser desplegados en las ciudades de EEUU. La militarización de la policía local se volvió una prioridad alta.
Ese mismo año, la Prensa Asociada (PA) informó que, “en ciudad tras ciudad a través de América [sic], la policía está almacenando vehículos blindados, helicópteros y vehículos de gran potencia... están preparándose para el verano y disturbios. El portavoz de la policía del estado de Nueva Jersey dijo a la PA: “Seguimos el conceptomilitar para atacar este problema.”
Las rebeliones de negros y latinos, huelgas, protestas contra la guerra y revueltas de soldados, todo esto requería una fuerza policial más militarizada. Y eso es lo que los patrones crearon.
Cinco años de rebelión y acciones policiales cada vez más militarizadas culminaron en la primera incursión de SWAT. El 6 de diciembre de 1969, Gates y sus equipos SWAT atacaron la sede de Los Panteras Negras. Durante las siguientes tres horas se intercambiaron cinco mil cartuchos de municiones. La batalla no terminó hasta que SWAT disparara lanzagranadas de Camp Pendleton en el edificio.
Es inútil pensar que la policía puede ser reformada: esto es entonces doblemente más cierto, si piensan que las comisiones civiles y manifestaciones pacíficas son el camino a seguir. Los policías son agentes patronales, protegiendo más que nada el régimen capitalista. La militarización de la Policía no es un accidente de la historia. Es la consecuencia natural de un sistema capitalista racista bajo amenaza.
El comunismo, por el contrario, dependerá de las masas movilizadas para garantizar que la clase obrera dirija. No necesitaremos de agentes pagados. Los mismos trabajadores que la policía ataca hoy se movilizarán para asegurarnos nuestro futuro.
¿A quién le confías tu futuro: a los militarizados policías racistas o a una clase trabajadora unida movilizada? ¡Tú sabes la respuesta!