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El Racismo No es un Chiste:

Movilicemos Para el Comunismo Para Terminar el Terror Sin Fin del Capitalismo

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La mayoría de nuestros lectores saben que dos terroristas musulmanes mataron en París el 7 de enero, a doce periodistas de la revista satírica “Charlie Hebdo”. Otros cuatro rehenes murieron en una tienda judía en un ataque relacionado. La provocación fue una serie de caricaturas anti-musulmanes que Charlie Hebdo publicó.
El racismo - ya sea contra judíos, musulmanes, negros, inmigrantes o indígenas - es una piedra angular del capitalismo en todas partes. Solo lo podemos acabar destruyendo el sistema salarial, su base material. (Vea Bandera Roja, Vol. 5 # 22, Pág. 6)
La lucha ideológica contra el racismo se intensificará conforme luchemos para construir el comunismo. Millones de trabajadores, soldados y jóvenes se movilizarán contra los enemigos de clase que utilicen el racismo para socavar el poder de la clase obrera.
La clase dominante francesa inmediatamente empujó la línea: “¡Yo soy Charlie Hebdo!” Este mensaje iluminó el Arco del Triunfo de París y se extendió rápidamente por todo el mundo mediante los medios de comunicación sociales. ¡Defender la libertad de expresión! ¡Detener a los terroristas islámicos fascistas!
La respuesta fue casi inmediata: “Yo NO soy Charlie Hebdo” ¡Ellos no deberían haber sido asesinados, pero la libertad de expresión no justifica el racismo! ¡Abajo la islamofobia!
Para complicar las cosas, Charlie Hebdo fue fundada en la década de 1960 por izquierdistas. Es anti-religión – contra toda religión. Se opone abiertamente al racista Frente Nacional de Le Pen, que lleva la delantera según los últimos sondeos electorales. ¿Cómo puede ser racista?
Un antiguo escritor de Charlie Hebdo explicó en una carta abierta: “Los golpes obsesivos contra los musulmanes a que su semanario se ha dedicado durante más de una década...ha contribuido poderosamente a popularizar en la opinión ‘izquierdista’ la idea de que el Islam es uno de los principales ‘problemas’ en la sociedad francesa”.
Los ataques del 9/11, el escritor afirma, “empezaron un proceso de cambio ideológico... Vemos personas con las que compaginábamos... de repente empezando a promulgar una corriente de idioteces racistas.”

Islamofobia: No Sólo en Francia
Charlie Hebdo capituló ante el temor racista promovido, después del 9/11, por los imperialistas de EEUU y sus medios para justificar sus guerras petroleras genocidas que han matado a millones.
El terrorismo de Estado y los ataques ideológicos de los gobernantes continuarán conforme la crisis global del capitalismo se intensifique y estalle en una guerra mundial.
Desde el ataque Charlie Hebdo, más de 1,400 campesinos de la India se han suicidado, incapaces de pagar los préstamos. Boko Haram ha masacrado a 2,000 obreros nigerianos. La guerra civil en Ucrania se intensifica. El capitalismo, como dijera Lenin, es un “horror sin fin” que no deja ningún lugar a  salvo para la clase obrera.
La única respuesta para la clase obrera internacional es movilizar a las masas abiertamente para el comunismo. Cualquier otra cosa conduce a un pantano de oportunismo y, tarde o temprano, al racismo y nacionalismo.
En toda Europa, los gobernantes han utilizado la islamofobia para ganar a trabajadores, no musulmanes, atacados por las medidas de “austeridad” a culpar a los inmigrantes en vez de luchar por destruir el capitalismo. Leyes francesas prohibiendo el uso del velo islámico han dado lugar a ataques físicos contra mujeres obreras usándolo.
Los obreros musulmanes están justamente airados, pero no principalmente por los dibujos animados o incluso por las leyes anti-velo. Odian la superexplotación y encarcelamiento masivo racista que sufren. Esto, además del impacto desastroso del imperialismo en sus países de origen.
No los veamos como los ve la gente de “Yo no soy Charlie”, como victimas, sino como arquitectos potenciales de la historia.

Historia nos muestra: Confiemos en las masas
Los grandes terroristas son los imperialistas. Pero los terroristas “chicos” que atacaron Charlie Hebdo son también enemigos de la clase obrera.
Los actos individuales de terrorismo no pueden destruir a la clase capitalista francesa que ha asesinado millones de obreros desde Senegal a Haití, desde Vietnam hasta Argelia, desde la República Centroafricana a Siria.
En contraste, la revolución haitiana de 1791-1804 fue un levantamiento masivo de obreros esclavizados que abolió la esclavitud, derrotó al poderoso ejército de Napoleón Bonaparte, y aterrorizó a los esclavistas de la nueva república estadounidense.
En el corazón del imperio francés, masas de obreros heroicos, liderados por la 1ª Internacional Comunista, tomaron brevemente el poder Estatal en 1871, estableciendo la Comuna de París. Era la primera vez en la historia que obreros liderados por comunistas tomaban el poder.
Estas luchas monumentales – aunque triunfos breves e incompletos -  fueron cruciales para allanar el camino de las más avanzadas revoluciones en Rusia y China en el Siglo 20. De todas ellas hemos aprendido que nuestro triunfo final yace en movilizar a las masas directamente para el comunismo.
Por eso debemos construir un Partido Comunista Obrero Internacional masivo que unifique a nuestra clase a través de todas las divisiones patronales de “raza”, “nacionalidad” y religión.

No tenemos nada que perder más que nuestras cadenas. ¡Tenemos un mundo comunista que ganar!