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Los obreros eran los amos de la fábrica. Según unos jubilados obreros del acero, esa fue la característica sobresaliente de la vida fabril en China en los primeros años de la revolución dirigida por comunista. Ellos hablaban de la vida en la Compañía de Acero Tonghua en los 1960 y 1970.
No glorificaban el pasado recordando con ojos llorosos su juventud. Estaban recordando, sin embargo, la vida en las fábricas en un país donde los comunistas estaban luchando por completar una revolución y construir un futuro libre de la explotación. Sabemos que al final los comunistas perdieron, pero sería un error descartar su lucha sin tomar notas de sus logros.
Y la base de estos logros - y son logros políticos, no sólo de producción – habían sido desarrollados en otra planta por los obreros de la Aceria Anshan. Este conjunto de principios, producidos en 1960, eran conocidos como la Constitución de Angun. Fueron desarrollados en oposición a las prácticas de producción introducidas por la entonces Unión Soviética. Rechazaron la idea soviética que los administradores tenían que controlar la producción y que los administradores necesitaban incentivos materiales (como una escala salarial) para impulsar el desarrollo.
La Constitución tenía cuatro características principales. No se les permitía a las fábricas despedir trabajadores. El salario del obrero era estable y determinado por normas nacionales. Administrar era participativo: los obreros participaban en las decisiones de la planta; los administradores participaban en el trabajo productivo (ver abajo). Por último, los obreros tenían todo el derecho de criticar abiertamente toda la administración.
Claro, condiciones de la vida fuera de la fábrica jugaron un papel importante en la elaboración de la Constitución. Mientras que los salarios estaban más o menos estancados, la vivienda, educación y servicios médicos eran más o menos gratis. Había un sentido emergente de logro colectivo. Los salarios jugaron un papel menos dominante en la vida de uno.
Fue esta experiencia vivida de la colectividad (el poder y la capacidad de las masas), que encabezó el ataque contra los incentivos materiales. La producción de acero se equiparaba a los intereses a largo plazo de la clase obrera en su conjunto. La rutina de día a día del obrero en la aceria producía más que acero, producía un propósito social y conciencia clasita. Expresaba el poder de las masas.
En este sentido, los incentivos materiales fueron vistos como un individualismo miope. Socavaron este vital sentido de colectividad y promovieron a los cuadros del Partido y nos a los trabajadores. Si se iba a construir una sociedad comunista, las necesidades de las masas, y no las de individuos, tenían que ser dominante. “Si los intereses de todos son satisfechos”, el argumento dice, “entonces los intereses del individuo pueden se satisfechos”
En la sociedad capitalista los obreros asalariados son marginados. Los salarios, prestaciones, incluso los empleos pueden ser eliminados sin pensarlo dos veces. En China de los 1960-70, donde fuerzas significativas luchaban por el comunismo, los obreros eran lo más importante, los salarios eran marginados. Ahora sabemos, viendo retrospectivamente, que las fuerzas comunistas cometieron un error en esto: los salarios no deberían haber sido solo marginados, sino abolidos. Y la lucha por abolir los salarios no podría librarse y ganarse solo en una fábrica, tendría que ser una lucha por el poder político para abolir los salarios en todas partes.
Sin embargo, aunque las ideas de estos jubilados obreros del acero fueron derrotadas, ciertamente no fueron aplastadas. Hemos llegado a saber de este grupo de unos treinta obreros debido al papel central que jugaron en organizar a miles de obreros de Tonghua Steel Company para resistir una nueva ronda de privatizaciones en 2009 en la planta del Estado. ¡Fue una lucha exitosa, pero no antes de que miles de obreros furiosos mataran a golpes al gerente, quien representaba al accionista privado!
Sin embargo, una victoria aún más importante puede surgir de su lucha. Hoy, gracias a Bandera Roja, los obreros en las fábricas en tres continentes diferentes pueden utilizar los recuerdos de la lucha de los obreros por construir una sociedad comunista en China en el 1960-70 para esbozar como el futuro comunista que estamos planeando construir se verá dándose cuenta de cómo la conciencia política de las masas puede cambiar.
En este artículo se plantean preguntas acerca de cómo se organizará la producción en la sociedad comunista. Esperamos que los lectores comenten sobre esto para que todos podamos tener una visión clara de cómo los nuevos centros de producción serán organizados sin supervisores, salarios o dinero.
LOS TRABAJADORES LIDERAN: LOS LIDERES TRABAJAN
Recuerdo que viví en Vancouver, Canadá, en la década de 1970 cuando el primer buque mercante de la posrevolucionaria de China estaba a punto de atracar. Dado que entonces esto significaba una nueva política comercial (Canadá comerciando con China), se convirtió en un asunto cívico y el barco había invitado a bordo a todos los funcionarios de la ciudad a un banquete para celebrar la ocasión.
El día antes de la recepción los activistas sindicales y otros fueron invitados a recorrer el barco. Yo no fui, pero un amigo sí fue. ¿Qué fue lo que más lo impresionó? “Nos detuvimos en la cafetería”, me dijo, “donde se estaba preparando el banquete. ‘¿Ves a esa persona preparando esa mesa?’ el guía nos preguntó: ‘El es el capitán del barco. Cuando el barco está en el puerto, no necesitamos un capitán así que fue asignado como ayudante de cocina.’”