¡Luchemos por el Comunismo!
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Toma un lado, Sé un Comunista

Todas las mañanas a las 5:30 a.m., al principio de nuestro turno de trabajo, se lleva a cabo una reunión en la que los supervisores, administradores o algunas veces el representante del sindicato comunican nuevas instrucciones u observaciones referentes al trabajo.
En una de esas mañanas, un par de compañeros de trabajo estaban platicando, cuando me miraron uno de ellos que trabaja en el turno de la noche, me saludó y después me preguntó, “¿Vas a ir a reunión de los capitalistas?” refiriéndose a la reunión antes mencionada. Después continuó diciendo, “Yo no soy capitalista, ni soy comunista. Pero mi hijo se está volviendo comunista ya que su novia sí lo es. Pero a mí eso no me molesta, puesto que en este país cada quien tiene el derecho de pensar como guste.”
Después de escucharlo, me alejé pensando acerca del contenido interno de sus palabras, porque este obrero no es un mecánico ajeno a la política, es un lector regular de Bandera Roja. Con él hemos escrito para el periódico varios artículos muy políticos. Es combativo y con un gran sentido de clase. El asistió hace algún tiempo a una reunión del Partido y salió gratamente impresionado por el conocimiento y la aplicación de las ideas comunistas a la vida y lucha diaria. Lo he escuchado decirles e invitar a otros trabajadores a las reuniones del Partido, porque los comunistas son muy inteligentes.
Después de pensar en todo esto regresé con él y le dije, “Sabes, voy a escribir acerca de lo que dijiste de que tú no eres capitalista ni comunista”, y me contestó que estaba bien, que le gustaría leerlo.
El que este trabajador diga que no es capitalista lo entiendo muy bien. Pero el que diga que no es comunista porque él es el mismo (neutral), me pone a pensar que todavía existe en él un poco de individualismo. También, que asegure que en este país, cada quien tiene el derecho de pensar como quiera, también me indica que todavía tiene ilusiones en la democracia.
Yo le quiero decir que bajo esta sociedad, nadie es si mismo. Porque existen dos grandes corrientes filosóficas, la idealista y la materialista. La idealista que representa una concepción terminada de la naturaleza y su desarrollo y sus ideas son usadas por la burguesía para justificar la explotación de los obreros y para mantenernos en la ignorancia política.
La otra es el materialismo, no el materialismo vulgar, de acumular cosas o propiedades, sino el materialismo dialéctico que estudia la naturaleza en general en su movimiento y desarrollo y cuya ideología es la guía para que la clase trabajadora pueda un día ser libre, no solo de las cadenas físicas pero mejor aún de las ideológicas.
Bajo este contexto todo ser humano, patrón u obrero, es parte de una de estas ideologías y en muchos casos de las dos, nadie está fuera de estas esferas. El individualismo es una ideología patronal.
El comunismo es ideología de colectividad obrera y yo estoy seguro que la aseveración de este mecánico, de que él es su propia entidad es superficial. Aunque es verdad, que es una persona que no tiene miedo enfrentarse a los supervisores o a los administradores, él tiene que entender que la lucha es mucho más grande, porque se trata en enfrentar un sistema de explotación, con sus leyes racistas, sus policías asesinos, el KKK y los nazis, etc., y esa lucha solo se puede llevar a cabo como colectiva y armados de las ideas comunistas.
Ha sido mi falla, mi debilidad política, mi falta de empuje ideológico en la lucha con él, la razón principal porque este compañero no dijo, “No soy capitalista, pero sí un comunista.” Corregiré mi error y le preguntaré a este camarada si quiere unirse a nuestro Partido, que es la fuerza que dirige el avance indetenible de un nuevo y rojo amanecer.

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Liberarándonos del racismo y sexismo del profesionalismo

Dos veces por semana soy confrontado con una prueba innegable de que el racismo y el sexismo serán desafíos aún después de la revolución.
Enseño un curso de matemáticas para ingenieros, con más de doscientos alumnos. Dos de ellos son negros. No hay muchas mujeres tampoco - afortunadamente los estudiantes internacionales proporcionan cierta diversidad.
Obviamente la revolución por sí sola no va a cambiar esta situación - no resultará en obreros no-blancos o las mujeres reciban entrenamiento de ingeniería. Vamos a heredar una sociedad con, entre otros problemas, profesiones altamente segregadas. ¿Qué haremos al respecto?
Sugiero que podemos empezar por abolir las profesiones como tales. Algunas profesiones (abogados, banqueros de inversión, agentes de la bolsa de valores) simplemente desaparecerán porque no hacen nada que, bajo el comunismo, sea útil o incluso tenga sentido. Aquellas todavía útiles (ingenieros, médicos, profesores) se mantendrán pero serán desprofesionalizadas. Esto significa que a los ex profesionales todavía se les reconcerán sus aptitudes, pero no serán parte de un grupo elite (como “Ingenieros Profesionales”). Y pasarán una parte importante de su tiempo trabajando como todo mundo – incluyendo haciendo trabajo manual.
Y, lo más importante, el trabajo realizado por los ingenieros, médicos, profesores, etc. estará abierto a todos los trabajadores y en especial a los no-blancos y las mujeres. ¡Sí, acción afirmativa!
La acción afirmativa en el comunismo será muy diferente a la acción afirmativa bajo el capitalismo. Esto significará liberar las habilidades existentes y la voluntad de aprender de millones de trabajadores.
La acción afirmativa en el comunismo no enfrentará a hombres contra mujeres, a blancos contra los no-blancos, etc. Bajo el comunismo no tendremos ningún incentivo para mantener el personal al mínimo. Por lo tanto, el hecho que, por ejemplo, una mujer trabaje en ingeniería no significa que un hombre tiene que renunciar a su sueño de trabajar en la ingeniería. El comunismo abolirá el absurdo fenómeno capitalista de que el trabajo en sí “escasea”.
La otra objeción a la acción afirmativa es que las nuevas personas que están siendo incorporadas serán inexpertas y por lo tanto incompetentes. Es cierto que no tendrán los certificados formales - pero aboliremos estos de todos modos. De hecho, como cualquiera que haya trabajado en una fábrica, hospital o universidad sabe, hay un montón de trabajadores, enfermeras o estudiantes de posgraduado que ya hacen algunas tareas mejor que sus más “cualificados jefes”.
Podemos basarnos en esto y traer programas para capacitar aún más a estas personas (y a otros). De hecho uno de los propósitos principales de las asociaciones profesionales es evitar que la gente aprenda y practique las aptitudes en las que se basa la profesión. El comunismo aplastará estas barreras artificiales y hará posible la integración dentro de un tiempo relativamente corto.
Pero nada de esto ocurrirá espontáneamente. El racismo y el sexismo son hierbas malas que, incluso después de la revolución, tienen que ser arrancadas de raíz. Solo las masas pueden hacer esto.
- Profesor Rojo