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Frantz Fanon y las Ilusiones de la “Liberación Nacional”, Parte II

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En la columna anterior vimos algunos de los análisis erróneos de Fanon acerca de las clases sociales en los países colonizados. El agrupó a los obreros desempleados con los proxenetas y ladrones en su “lumpen proletariado" y agrupó a los agricultores ricos con los campesinos pobres y obreros rurales en su “campesinado”.
Estos errores no son sólo descuidos por parte de Fanon, son fundamentales a su política. Fanon sostuvo que la “primera y máxima” división en la sociedad colonial era la raza, no las clases. Él escribió que el análisis de Marx tenía que ser “ampliado” para aplicar a las colonias porque allí “eres rico porque eres blanco y eres blanco porque eres rico”. Sin embargo, negar de que hay importantes diferencias de clases entre los colonos y la población colonizada es rotundamente falsa. Era particularmente falso en Argelia, y él lo sabía
Como regla general, los colons (colonos europeos) en Argelia tenían mayores ingresos y recibían un mejor trato de parte del gobierno que la población árabe y berebere de la colonia, pero pocos de los colons eran realmente ricos. Los ricos, dueños de empresas y de la tierra (llamados los grands colons), eran una pequeña minoría. Como es habitual en las colonias francesas, los gerentes, médicos e ingenieros reclutados directamente de Francia (como Fanon mismo) no eran ricos, pero tenían un mejor nivel de vida que los europeos contratados localmente como choferes, mecánicos, cocineros, guardias de seguridad, etc. Estos trabajadores blancos no estaban mucho mejor que la población colonizada que vivía en las ciudades.
Fanon reconoció que muchos colons apoyaron la lucha anti-colonial, incluyendo algunos que fueron torturados o asesinados por las autoridades francesas. El incluso señaló que fueron los pequeños colonos (petits colons) los que a menudo apoyaron la rebelión en el campo, pero él no explica esto en base a su clase social. Su análisis nacionalista es que ellos simplemente “se identificaban con la causa argelina.”
La posición de Fanon era que las divisiones de clases eran mucho menos importantes que la brutal división racial impuesta por la potencia colonizadora. Por lo tanto, él vio la unidad “nacional”, no la unidad de clase como fundamental para una rebelión exitosa contra el colonialismo. Esta idea de la relativamente poca importancia de la clase es, sin embargo, contradictoria con el análisis de Fanon de la “burguesía nacional”, un tema que analiza en profundidad y con cierto entendimiento.
Fanon les dio el nombre de “burguesía nacional” a los capitalistas que toman el poder después de un régimen colonial. Él los vio como aspirantes a ocupar los puestos de los colonizadores, pero económicamente débiles y apáticos. Sin industriales o financieros, no están “orientados a la producción, invención, creación o al trabajo.”
Fanon afirmaba que la “auténtica burguesía nacional de un país subdesarrollado” tiene un “deber fundamental de repudiar su estado burgués como instrumento del capital y completamente subordinarse al capital revolucionario que el pueblo representa.” La burguesía debe “traicionar " el curso típico de su clase, aprender del pueblo, y poner sus conocimientos y recursos a su disposición. Fanon es consciente, sin embargo, que la burguesía “a menudo” toma el curso “anti-nacional” de una “burguesía convencional.”

De hecho los capitalistas nunca se comportan de la manera que Fanon exige, y él relata muy exactamente lo que hacen en las antiguas colonias. La burguesía nacional se apropia de todos los puestos mejor pagados anteriormente en manos de los europeos. Se convierte en un intermediario, camuflando el gobierno de los grandes capitalistas, que todavía controlan todo. Vende los recursos nacionales y deposita las ganancias en bancos extranjeros. Promueve la hostilidad a los extranjeros, el tribalismo, regionalismo, conflicto religioso y racismo, a pesar de sus “llamados vibrantes para la unidad africana.”
Fanon concluyó que las masas “deben cerrarle el paso a esta burguesía inútil y perjudicial” y saltar cualquier fase burguesa de desarrollo. Por lo tanto, en el caso de la burguesía nacional, incluso Fanon ve la cuestión de clase como la realidad social decisiva, pero sólo porque el interés de clase de los capitalistas los hace malos nacionalistas. En su lugar, él ve al socialismo, que él piensa descarta la “sociedad donde unos pocos privilegiados tienen las riendas del poder político y económico.”
La experiencia de las cinco décadas después de la muerte de Fanon muestra claramente que el socialismo no hace tal cosa, ya sea en los países desarrollados o los no desarrollados. El socialismo es capitalismo disfrazado, gobernado por unos pocos privilegiados, que eventualmente se quitan las máscaras y muestran su capitalismo abiertamente. Sólo la sociedad sin clases, la movilización de las masas para el comunismo, puede impedir que unos “cuantos privilegiados” le impongan la miseria a las masas. Pero Fanon no aboga por el comunismo. Hay dos cosas principales que le impiden hacerlo: una es su expectativa de que el capitalismo de los países desarrollados realmente ayudará al desarrollo económico de las antiguas colonias, y la otra, es su insistencia en la “conciencia nacional”. Columnas futuras discutirán estas dos cuestiones.

Próxima columna: Fanon sobre la “conciencia nacional”