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8 de abril - Las protestas en North Charleston, Carolina del Sur, EE.UU. continúen después de que Michael Slager, un policía blanco, fue arrestado acusado de asesinato después que matara a Walter L. Scott, un obrero negro. Slager fue captado en vídeo disparándole por la espalda a Scott después de detenerlo por una señal trasera de su auto la cual no funcionaba y después esposar cuando agonizaba.
La protesta en la foto fue organizada por un grupo formado tras el asesinato de Michael Brown en Ferguson, Missouri. Los gobernantes de EE.UU. están dándole amplia publicidad a la acusación a Slager en un esfuerzo desesperado por restaurar la fe de las masas furiosas en el sistema jurídico capitalista. Quieren encausar la juventud antirracista hacia un movimiento reformista demandando “justicia” y cámaras de vídeo. Temen el potencial revolucionario de estos jóvenes. Por la misma razón, los medios patronales dieron amplia publicidad a la elección esta semana de dos funcionarios negros en Ferguson.
Carolina del Sur se ha convertido en un centro manufacturero importante, especialmente para industria automotriz (BMW, Bridgestone, y otras 250 empresas) y aeroespacial (100 empresas). Solo la planta de Boeing 787 Dreamliner de Charleston emplea a miles de obreros.
Según el FBI, policías en EE.UU. matan a más de 400 personas al año. Otras fuentes elevan la cifra más cercana a 1,000, incluyendo una cantidad desproporcionada de hombres negros y latinos. El asesinato racista de Walter Scott no fue una “mala decisión” de un policía, como afirmó el alcalde de North Charleston. Es parte del terror racista sistemático que el capitalismo necesita para dividir y reprimir a la clase obrera, especialmente en esta época de crisis global intensificante.
Los capitalistas temen especialmente el potencial revolucionario de los obreros industriales y soldados. Estos trabajadores, movilizados en torno a ideas comunistas, pueden abrir el camino para ponerle fin a la esclavitud asalariada capitalista, la raíz del racismo.