¡Luchemos por el Comunismo!
	Partido Comunista Obrero Internacional
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LOS ANGELES, marzo 27— “Me pidieron que me quedara, pero he sido esclava durante 8 horas y media y ahora me voy a casa”, declaró una obrera de MTA, sosteniendo en alto una copia de Bandera Roja. Se le había pedido que ayudara en el circo patrocinado por la compañía en la recién rebautizada “Base de Autobuses Leahy 3”. Estábamos allí ese día distribuyendo nuestro periódico.
Art Leahy, Presidente Ejecutivo de MTA, comenzó como chofer de autobuses pero ¡como han cambiado las cosas! Su último sueldo era $ 310,000 al año, además de un subsidio anual para vivienda de $20,000 y 20 días de vacaciones pagadas. Ahora se espera que Leahy sea el mandamás de la operación más pequeña de Metrolink, ganando $330,000 por año, con 38 días de vacaciones pagadas, y el uso de un vehículo de la empresa.
Pocos trabajadores de la Base 3 fueron impresionados por la música, la comida gratis, o el alcalde y otros dignatarios que vinieron a felicitar  a Leahy.
“Es un ladrón”, otro chofer de la Base 3 comentó. “Leahy fue arrestado dos veces por malversación de fondos. Tuvo que comprar su salida de la cárcel.”  Este chofer (como muchos otros) tomó periódicos extras para distribuir.
En el comunismo, no le pondremos nombres de nadie a edificios ni nada, ni tampoco erigiremos grandes retratos de nadie porque entendemos que todos somos importantes, no sólo unos pocos.
Todo el mundo incentivado y ayudado a tomar liderazgo de aspectos de nuestro trabajo y vidas colectivas. Los que toman más responsabilidad vivirán justo como todos los otros trabajadores, como los líderes de nuestro Partido hacen hoy día. ¡No privilegios!

Las sociedades capitalistas, incluyendo incluso los experimentos socialistas más grandes, aceptaron que algunos vivirían vidas privilegiadas. El comunismo rechaza esa idea.
En el comunismo, la corrupción no será un gran problema porque todo el mundo vería si alguien tratara de usar su posición de líder para conseguir más (o mejor) que otros trabajadores. El Partido movilizaría a las masas para criticar a esa persona y cambiar su comportamiento.
En la China revolucionaria esto sucedió en las aldeas durante el movimiento de la redistribución de la tierra. El libro Fanshen de William Hinton describe cómo el Partido Comunista de China dirigió en garantizar que sus miembros y los líderes de las aldeas no-miembros del Partido rindieran cuentas ante reuniones masivas. Se pidió a estos cuadros renunciar incluso a los más pequeños “frutos” de la lucha que no habían sido asignados formalmente a ellos.
Sin embargo, la distribución de tierras reorganizó la propiedad privada. No la abolió. Cuando el movimiento de las Comuna Populares comenzó a fusionar las parcelas privadas en enormes granjas colectivas unos años más tarde, los altos líderes del Partido atacaron rápidamente esta práctica. Esta lucha se multiplicó durante la “Gran Revolución Cultural Proletaria” de la década de 1960. La línea capitalista ganó y una generación más tarde, la privatización masiva impulsó el surgimiento de una economía de “libre mercado” que regresó los obreros rurales a la esclavitud asalariada.
Y a través de todo esto, permanecieron grandes desigualdades entre los obreros de las ciudades y el campo. Irónicamente (y trágicamente) algunos jóvenes rurales ingresaban al Partido Comunista sólo por la oportunidad de trasladarse a la ciudad.
Cuando invitamos a todos los lectores de
Bandera Roja a integrarse a nuestro Partido Comunista Obrero Internacional, no les ofrecemos la oportunidad de hacer dinero o enseñorearse sobre los demás. El privilegio que ofrecemos es ser parte de un creciente colectivo tratando de aprender cómo movilizar a las masas para crear una sociedad comunista.