¡Luchemos por el Comunismo!
	Partido Comunista Obrero Internacional
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Más de siete mil - tal vez tantos como quince mil - han muerto a raíz del terremoto del 25 de abril que sacudió a Nepal. Tres millones han sido desplazados de sus hogares.
No tenía por qué ser así. Nadie podría haber evitado el terremoto, pero el capitalismo creó las condiciones que lo hicieron un desastre – como en Haití, hace cinco años.
Una vez más vemos que movilizar a las masas para el comunismo es una cuestión de vida o muerte para nuestras hermanas/os  de clase en todas partes.
En la semana después del terremoto, los obreros de Nepal lucharon con la policía antimotines en la capital, Katmandú. Masas protestaron lo tardado del gobierno en llevar ayuda adonde más se necesita. Algunos detuvieron un camión que transportaba agua y le repartieron las botellas a la multitud.
Millones de obreros rurales e inmigrantes estaban en Katmandú extraoficialmente, buscando desesperadamente empleo. La escasez de comida y agua está obligando a muchos a regresar a sus aldeas. El gobierno les prometió autobuses especiales, pero nunca llegaron. Equipos internacionales de rescate deambulaban sin un plan.
En Dolakha, donde más de 200.000 quedaron desamparados, obreros airados destrozaron las ventanas de un edificio del gobierno local. Abastamientos supuestamente estaban "en camino", pero nunca llegaron.
Los residentes de la muy afectada aldea Sangachowk bloquearon la carretera principal. Detuvieron camiones -incluyendo un convoy del ejército - tratando de conseguir parte de la comida que llevaban. "Camiones transportando arroz pasan sin detenerse", dijo un trabajador. "La sede del distrito está recibiendo toda la comida."
Los obreros en muchas de las aldeas remotas de Nepal, por necesidad, han tomado las cosas en sus propias manos. Ellos atienden a sus heridos, comparten su comida, consuelan a los que están de luto, construyen sus refugios y entierran a sus muertos
En situaciones como estas, vemos tanto la necesidad como la posibilidad del comunismo. "De cada cual según su capacidad, a cada cual según necesidad" es la única cosa humanamente digna de hacerse. Pero esto no es sólo cierto en emergencias. Es la manera como debemos aprender a vivir. Es la manera como debemos de luchar para vivir.
¿Qué pasaría si los aldeanos nepaleses decidieran construir el comunismo sobre los escombros? ¿Qué pasaría si dijeran "no más!" a la esclavitud asalariada capitalista y organizaran toda la producción para satisfacer sus necesidades colectivas? ¿Qué pasaría si ganaran a los soldados, enviados a “mantener el orden”, a unirse a la causa y llevar la lucha por el comunismo a la capital?
Esto no es un sueño imposible. Las masas nepalíes han apoyado por décadas movimientos liderados por comunistas. Ahora es el tiempo que ellos se movilicen directamente por el comunismo.
Nepal tiene al menos nueve partidos que se hacen llamar "comunistas". Ninguno merece el nombre, incluso aquellos que abogan por la lucha armada. Ninguno ha aprendido las lecciones duramente ganadas del siglo 20. ¡Todos claman por el "derrocamiento del feudalismo" o a luchar por la "democracia popular" o la "liberación nacional " o por largas listas de demandas – todo menos el comunismo! Por lo menos uno (el Partido Comunista de Nepal-Maoísta) ha elevado el nacionalismo a un virulento racismo anti-hindúes.
Estos partidos se llaman "revisionista" porque son como los rábanos: rojos (comunistas) por afuera, blancos (capitalistas) por dentro.
Una guerra maoísta civil de diez años (1996-2006), protestas masivas y una huelga política general prolongada hizo caer la monarquía de Nepal en 2008. Los llamados partidos "comunistas" formaron alianzas con partidos abiertamente capitalistas y entraron al circo electoral. Uno de ellos encabezó el gobierno del 2008 al 2013, cuando perdió apoyo después de desenmascararse como otro partido capitalista. Un partido "comunista" diferente ahora tiene el segundo mayor bloque de votos.
Pero las masas están en la miseria, entre los más pobres del mundo. La tasa de desempleo de casi 50% ha obligado a millones de mujeres y hombres a emigrar, principalmente a Malasia y a las monarquías petroleras del Golfo, en busca de empleos. Muchos han terminado virtualmente como esclavos. Sus remesas equivalen a una cuarta parte de la economía nepalí y son importantes para amortiguar las fluctuaciones monetarias.
Después del terremoto debiera de verse más claramente que la única manera de avanzar es que los costureros y obreros metalúrgicos y de otras industrias, junto con los soldados, movilicen a las masas nepalíes para el comunismo. ¡Los invitamos a ellos - y ustedes – a integrarse al Partido Comunista Obrero Internacional y a construirlo masivamente para hacer precisamente eso!

"Los terremotos no son sólo una crisis ‘natural’: reflejan una crisis de la pobreza", escribió The Guardian (30/04/15). Nosotros decimos que es una crisis capitalista. La solución es el comunismo.
Geológicamente, Nepal yace completamente en la zona de colisión, donde la placa tectónica de la India se mueve bajo Eurasia a razón de aproximadamente 2 pulgadas (50 mm) por año - más rápidamente de cómo nos crecen las uñas. Se predijo y se esperaba un gran terremoto - pero no se planeo para ello.
India, China, Europa y EE.UU. han empujado la rápida expansión del capitalismo nepalí. Katmandú casi ha triplicado su población en la última década. La principal preocupación de EE.UU. - que opera por medio de USAID - ha sido que Nepal cumpla los reglamentos de la Organización Mundial del Comercio. Su intención declarada es promover "un rápido y sostenido" crecimiento económico mortal.
"Edificios cada vez más altos, pero quieren ahorrar dinero construyéndolos ", declaró un obrero. El soborno generalizado le permite a los desarrolladores urbanos pasar por alto los códigos de construcción. Esto es especialmente cierto en el barrio Gongabu, donde viven los trabajadores más pobres, incluyendo a los recién llegados del campo.
 Las masas han sabido por mucho tiempo cómo construir edificios resistentes a los terremotos, como el templo de Pashupatinath en Katmandú que tiene 1,500 años y todavía sigue en pie. Las técnicas tradicionales de construcción podrían mejorarse con la nueva tecnología.
Pero las vidas y la seguridad de los trabajadores no significan nada para los gobernantes capitalistas. Cuando mucho, el presupuesto para  desastres se destina a respuestas de corto plazo. Fue lo que ocurrió en Haití y lo que sucederá en Nepal.
India y China están utilizando el terremoto para intensificar su competencia para explotar a los obreros nepalíes y ganar influencia estratégica. Ambos países corrieron a dar ayuda de emergencia. Lo mismo hizo EE.UU., desesperado por reforzar su posición en Asia. (Vea Bandera Roja, v. X #xx para un análisis de la geopolítica de la India, China y EE.UU.).
India ha dominado históricamente la economía y política nepalíes. La moneda nepalí está ligada a la rupia india. Los nepalíes sirven en el ejército indio y el ejército nepalí es entrenado en la India, su principal proveedor de armas. "Delhi necesita un régimen amistoso en Katmandú para evitar que China gane espacio a su costa", explicó el historiador Prashant Jha.
India representa dos tercios del comercio de Nepal. Pero el año pasado China superó a la India como el mayor inversionista extranjero en Nepal. Los fondos chinos han fluido a las carreteras, plantas de energía, transporte e infraestructura. "Hay un sentimiento [en la India] que China está demasiada metida en Nepal", dijo el analista Harsh V. Pant.
Trabajadores de todo el mundo donan generosamente para ayudar a las víctimas del terremoto de Nepal. Turistas en Katmandú ofrecieron su ayuda. El capitalista gobierno nepalí despilfarra estos recursos. En un mundo comunista, estaremos listos y capacitados para brindarles ayuda a nuestros hermanos/as adonde quiera que la necesiten.
Pero la "ayuda" capitalista es como el legendario "Caballo de Troya". Los griegos le ofrecieron como "regalo" un caballo gigante a la ciudad de Troya. Cuando las puertas se abrieron para permitirle entrar, los soldados griegos brotaron de el y conquistaron la ciudad.
Desconfiemos de imperialistas cargados de regalos.