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Decenas de miles de estudiantes de Hong Kong han estado manifestándose desde finales de septiembre, boicoteando clases y ocupando un área de centro.
Atacados por el gas lacrimógeno y matones progubernamentales, muchos manifestantes llevan paraguas para protegerse contra la lluvia y el gas lacrimógeno, inspirando el nombre “la Revolución de Paraguas”. Las demandas de los estudiantes se enfocan en los reglamentos transmitidos de Beijing para la siguiente elección de Hong Kong en 2017, los cuales requieren que los candidatos sean aprobados por un comité de 1200, controlado por Beijing.
Los estudiantes también han exigido la dimisión CY Leung el actual presidente ejecutivo de Hong Kong. Él es muy resentido por sus ataques contra los estudiantes y por los grandes pagos que recibió de una compañía australiana. Aunque los manifestantes son principalmente estudiantes, tienen el apoyo de las empresas de Hong Kong, los profesionales, y el multimillonario Jimmy Lai.
Economía detrás de las protestas
Estas protestas son impulsadas por los problemas económicos graves. La vivienda en Hong Kong es una de las más caras del mundo. Los precios se han duplicado desde 2007. Muchos obreros viven en casuchas ilegales e inseguras construidas en los techos de los edificios. Los precios de la vivienda de Hong Kong se han disparado debido a los compradores ricos de China continental. Muchos de los continentales ocupan muchos de los puestos en las escuelas élite de Hong Kong. Las empresas de Hong Kong están ansiosas por contratar gente de las poderosas familias con invaluable conexiones, poniendo graduados Hong Kong en desventaja.
Como de costumbre la rivalidad interimperialista entre l China y EEUU está involucrad en el movimiento de Hong Kong. La Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (es decir, la CIA) ha financiado varios proyectos “pro-democracia” en Hong Kong, y el secretario de Estado John Kerry exhortó al ministro chino de Relaciones Exteriores a hacer concesiones a los manifestantes. EEUU quiere utilizar esta situación para atacar a China, como lo ha hecho antes con las protestas de los tibetanos y uigures. Beijing respondió denunciando “la injerencia extranjera en los asuntos de Hong Kong”, y algunos periodistas han insinuado conspiraciones oscuras detrás del movimiento estudiantil.
Lucha inútil para la democracia
El hecho es que el movimiento de Hong Kong es un movimiento real de masas con agravios reales que trata desgraciadamente de poner en práctica la ilusión capitalista de la “democracia verdadera”. La democracia, con sus elecciones, campañas y anuncios en la prensa, es una estrategia de la clase capitalista para legitimar su gobierno, promoviendo la mentira que las masas tienen voz en el gobierno. La insistencia de Beijing en que un comité dictamine quién puede postularse para un cargo es sólo una forma tosca de lo que hacen todos los capitalistas para controlar su farsa electorera.
En EEUU y todas las democracias, los candidatos no ganan elecciones a menos que sean aprobados por los líderes de su partido, la prensa y contribuyentes ricos. Los candidatos no aprobados así son ignorados, atacados en la prensa o en anuncios caros en la televisión. Por ahora, los capitalistas de EEUU dependen en esto para mantener su dominio. En general, los capitalistas recurren a la violencia masiva cuando las elecciones no dan los resultados que los capitalistas más poderosos quieren, como ha ocurrido recientemente en Kenia y Ucrania.
Los capitalistas gobiernan siempre en la sociedad capitalista
Los capitalistas de Hong Kong tienen sus conflictos con los grandes capitalistas en Beijing, pero los capitalistas han gobernado toda China desde la Revolución Cultural, un movimiento de masas que luchó por evitar la victoria del capitalismo en China pero fracasó. Los gobernantes capitalistas chinos nunca abandonaran esos reglamentos sin una revolución comunista. Las masas de Hong Kong no estarán mejor si eligen politiqueros diferentes. Esperamos que reencausarán su energía y valentía para luchar por el comunismo, no para apoyar a un grupo de capitalistas en contra de otro.