¡Luchemos por el Comunismo!
	Partido Comunista Obrero Internacional
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“Si el proletariado va a lograr la victoria, todos los trabajadores, independientemente de su nacionalidad, deben estar unidos”, escribió Stalin en 1904.
El partido Bolchevique luchó contra el racismo desde el punto de vista de clases. Desarrolló miembros de las “minorías nacionales” como líderes. Luchó fuertemente contra el terror policíaco racista. Instó a los comunistas blancos en EE.UU. y en otras partes a luchar más arduamente contra el racismo. Trabajadores e intelectuales negros de EE.UU. felizmente visitaron la Unión Soviética en la década de los 1930 y algunos se establecieron allí.
Pero erróneamente enmarcó el racismo como una “cuestión nacional proletaria.” Resultó ser un error fatal. Socavó el internacionalismo proletario. Condujo al reformismo, exigiendo derechos políticos y culturales en vez de develar la base material del racismo en el capitalismo. Los líderes comunistas no pudieron ver que la sociedad socialista que construyeron no podía acabar con el racismo que ellos odiaban.

El Internacionalismo Obrero Versus “El Nacionalismo Proletario”
Los Bolcheviques argumentaron contra los “federalistas” que querían construir partidos “nacionales” independientes dentro del imperio ruso. Stalin predijo correctamente que, de aprobarse, “los amigos se tomarán por enemigos, los enemigos por amigos –la confusión reinará, y la conciencia de clase del proletariado de toda Rusia disminuirá”.
Pero cometieron exactamente este error después de tomar el poder. Su Comintern era tal federación. Su política exterior los llevó a apoyar a gobernantes nacionalistas en países como Irán, incluso aun cuando esos gobernantes estaban masacrando comunistas.
Por el contrario, el Partido Comunista Obrero Internacional fue fundado como un partido internacional.
Stalin vio que los capitalistas en su natal Georgia usaron el nacionalismo para conseguir el apoyo de los obreros georgianos contra los gobernantes rusos. Una vez en el poder, sin embargo, los Bolcheviques actuaron de acorde a su línea de que “sólo las nacionalidades mismas tienen el derecho de suprimir o desarrollar tal o cual aspecto de su cultura nacional”.
Regiones semi-feudales como Tayikistán tenían pocos obreros industriales y un menor número de comunistas. Las “nacionalidades mismas” les permitieron a los gobernantes feudales ejercer el poder. La “cultura nacional” significaba la continuación de la extrema opresión de las mujeres y otras prácticas que socavan los esfuerzos para construir el socialismo, no digamos el comunismo.

La Revolución Comunista versus los Derechos Civiles
Los Bolcheviques lucharon por “la igualdad civil de las nacionalidades en Rusia “, por la “libertad de idioma” y en contra de la supresión de las culturas no-rusas. Se opusieron a la  apropiación de tierras por parte de los gobernantes rusos en las orillas de su imperio. Pero prácticamente ignoraron la superexplotación racista de los trabajadores.
Los Bolcheviques comprendieron que los capitalistas rusos necesitaban el racismo para dividir a la clase obrera, pero no generalizaron esto a todo el capitalismo. La competencia capitalista obliga a los patrones a encontrar o crear alguna sección de la clase obrera para superexplotar, rebajándoles los salarios a todos los trabajadores. El terror racista impone esta superexplotación y crea una base material para la política de “dividir y conquistar”.
El enfoque en la “igualdad civil” era reformista. El socialismo llevó a cabo reformas anti-racistas, pero no atacó al racismo en su raíz.
Los comunistas chinos imitaron a los soviéticos, tratando el racismo como una “cuestión nacional”. Ellos lucharon para disminuir las desigualdades entre los obreros superexplotados pertenecientes a minorías étnicas y los obreros Han mayoritarios. Pero su estrategia consistía en organizar a los trabajadores no-Han en 55 “nacionalidades” minoritarias oficialmente reconocidas dentro de las zonas “autónomas” que eran en realidad multiétnicas.

El Comunismo Acabará con el Racismo
El comunismo eliminará las fronteras nacionales. La lucha comunista contra el racismo debe convertirse en el martillo que rompa los muros de la segregación que los gobernantes han erigido para dividirnos.
El comunismo lucha para que los trabajadores reconozcan nuestras necesidades e intereses comunes. Organizaremos toda la sociedad en torno a producir para satisfacer nuestras necesidades, no para un mercado. Esto hará finalmente posible derrotar la ideología racista del capitalismo-imperialismo.
El socialismo, en China y la Unión Soviética, fue en esencia una economía capitalista basada en salarios y dinero.  El principio socialista “salario igual por trabajo igual” no significa un “estándar común de vida”. Incluso los “salarios iguales para todos” habría dejado en peor situación a aquellos históricamente desaventajados por el racismo.
El sistema salarial (incluso en el socialismo) fomenta el individualismo, contradice la necesidad obrera de la solidaridad de clases y abre la puerta al racismo.
En el comunismo no habrá ganancias ni competencia por mercados, y por lo tanto ninguna base material para la superexplotación racista. En una sociedad sin dinero, la vida misma reforzará la conciencia antirracista comunista por la cual luchamos.
La lucha ideológica contra el racismo se intensificará conforme luchemos para construir el comunismo. Masas de obreros, soldados y jóvenes se movilizarán contra los enemigos de clase que intenten utilizar el racismo contra nosotros.
AL  movilizar a las masas para el comunismo hoy día empezamos a romper las divisiones racistas. Buscamos y construimos un liderazgo de entre los superexplotados y superoprimidos. Tenemos que ganar a todos los trabajadores a respetar este liderazgo.
La victoria del comunismo creará la base material para acabar con el racismo para siempre.