¡Luchemos por el Comunismo! |
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En la primera parte (aquí), vimos que la línea política de la Internacional Comunista (IC) era que los comunistas en los países coloniales debieran aliarse con los capitalistas y luchar por la “democracia burguesa”. Esta idea fue tomada del programa político que el partido Bolchevique había elaborado mucho antes de su revolución de Octubre de 1917.
Ese programa estaba basado en la suposición de que en los países donde el capitalismo estaba menos desarrollado, las masas no podían tener éxito en una lucha por el comunismo o incluso por el socialismo. Incluso el socialismo, se afirmó, necesitaba una clase obrera grande y una fuerte base industrial. En lugar del comunismo, las masas estaban supuestas a aguantar al capitalismo hasta que la clase obrera creciera más y la economía capitalista se desarrollará más.
Lenin dijo que si los capitalistas, de un país que todavía no tenía un gobierno “democrático-burgués”, estaban dispuestos a luchar por uno, los obreros debieran aliarse con ellos. Debieran “asestarle ‘golpes’ conjuntos al enemigo, hombro con hombro con los demócratas burgueses revolucionarios”. Mientras se aliaba con los capitalistas, la clase obrera estaba supuesta a luchar por el papel dirigente del movimiento, la llamada “hegemonía del proletariado.” Esto era para permitir voltear la lucha por la democracia burguesa en una lucha por el socialismo.
La IC aplicó esta línea específicamente a los países dominados por el imperialismo. Afirmó que los trabajadores tenían, por lo menos, intereses comunes temporales con “sus” capitalistas, una de las ideas centrales del nacionalismo. Aplicando este análisis erróneo, la IC a menudo lo empeoró al subestimar el potencial del activismo político de las masas obreras y campesinas en países colonizados como la India y China.
En la India, por ejemplo, hubo una buena cantidad de obreros industriales, incluso antes de la Primera Guerra Mundial, en textiles, fábricas de yute, minas de carbón, etc. Estos obreros organizaron huelgas, incluyendo una huelga política grande en 1908 y una serie de huelgas grandes en 1920 y 1921. Aunque la mayoría de los indios eran campesinos, para la década de 1920, aproximadamente una cuarta parte de la población agrícola era obrera. Los campesinos pelearon batallas violentas contra los terratenientes y el régimen británico. En la revuelta en Malabar contra los terratenientes y el ejército británico en 1921, por ejemplo, hubo unos 60,000 arrestados y 10,000 muertos. Una gran parte de las masas indias era capaz de luchar contra el capitalismo, si un partido comunista las hubiera liderado.
Aunque la posición nacionalista de los Bolcheviques de aliarse con los capitalistas se mantuvo dominante, a menudo era desafiada por activistas comunistas. El comunista indio M. N. Roy argumentó en contra de Lenin en el 2º Congreso de la IC en 1920. Dijo que la IC no debiera apoyar el “movimiento democrático-burgués en los países orientales”, y que en la India debiera de “ayudar exclusivamente a la formación del movimiento comunista en la India” y “concentrarse en organizar a las grandes masas para la lucha” por sus intereses. Los camaradas de Italia e Irán dijeron que los movimientos nacionales que incluían capitalistas simplemente no eran revolucionarios. Serrati de Italia argumentó que las alianzas con los capitalistas socavaban la conciencia clasista obrera. De hecho aliarse con los capitalistas siempre significa suprimir o diluir la política comunista y promover el nacionalismo.
La IC, sin embargo, siguió apoyando movimientos capitalistas, especialmente en China. Cuando M. M. Borodin fue enviado a China como representante de la IC, sus órdenes decían que él debía “actuar a favor del movimiento de liberación nacional en China y no concentrarse en implantar el comunismo en China”.
Borodin desarrolló una estrecha relación con Sun Yat-Sen, líder del Kuomintang nacionalista (GMD). Borodin suministró dinero de la IC, armas y asesoramiento de organización al GMD e instó a los comunistas a ingresar a ello. En abril de 1927, Chang Kai-Chek lanzó al GMD contra los comunistas, masacrando a sus partidarios comunistas en Shanghai y otras ciudades. Cerca de 300,000 comunistas y sus simpatizantes fueron asesinados durante el siguiente año, y el movimiento comunista fue casi exterminado por los ataques del GMD.
Esta enorme derrota debió de haber llevado a rechazar las alianzas de los trabajadores con los capitalistas en las colonias, pero no fue así. ¿Por qué no? Los Bolcheviques estaban convencidos de que su propia revolución había tenido éxito siguiendo la línea que querían aplicar en China e India. Esto fue, de hecho, un análisis muy distorsionado de su propia historia. Ellos también
estaban convencidos de que la industria tenía que estar mucho mas desarrollada en la India o China para que la dictadura del proletariado tuviera éxito allí. Esto contradecía la experiencia revolucionaria de los Bolcheviques en una Rusia relativamente atrasada. La evidencia, sin embargo, más clara de la imposibilidad de una estrategia nacionalista para destruir el capitalismo-imperialismo y establecer el comunismo, vendría después, con el fracaso de todos los movimientos de “liberación nacional” de los años 1950, 60 y 70. Discutiremos estos movimientos más adelante en esta serie.