14 de agosto – “Mi esposa y mi compañero de trabajo tienen miedo de una guerra nuclear con Corea, pero yo no”, dijo un chofer de autobuses de MTA de Los Ángeles, tomando Bandera Roja.
“No debemos tener miedo”, contestó el camarada, “pero tenemos que estar preparados. Las guerras capitalistas son para dominar el mundo. Nosotros, la clase obrera, tenemos que prepararnos para la revolución comunista. Así pondremos fin al sistema de ellos que hace inevitable la guerra, incluyendo la guerra mundial”.
El trabajador asintió mientras caminaba hacia las oficinas de MTA.
Esta conversación, y muchas más, muestra cómo la profundizante crisis entre EE.UU. y China/Corea del Norte está creando oportunidades sin precedentes para ganar a las masas obreras al comunismo.
Detrás de la Crisis: La Competencia Imperialista.
Los medios de comunicación en EEUU presentan al dictador norcoreano Kim Jong-un como loco. Los medios de comunicación de otros países presentan de igual manera al presidente Donald Trump.
Detrás de las fanfarronadas y maniobras militares está la lucha encarnizada entre los imperialistas de China, Rusia Y EE.UU. por el control de la estratégica península coreana, rica en minerales y fuertemente industrializada.
Japón gobernó a Corea de 1910 a 1945. Un día después de lanzar su segunda bomba atómica contra Japón, con tropas soviéticas en la frontera coreana, los gobernantes EEUU empezaron a dividir a Corea. Los soviéticos estuvieron de acuerdo.
En 1949, los obreros chinos hicieron una revolución. El imperialismo de EEUU enfrentaba ahora la perspectiva de un avance chino/norcoreano hacia Corea del Sur.
Como respuesta, por tres años EEUU arrasó y bombardeó con napalm a Corea del Norte. Lanzó más bombas allí que en Japón durante la 2ª Guerra Mundial. Aniquilaron una quinta parte de su población y destruyeron la mayoría de edificios, represas hidroeléctricas y de riego, inundando las tierras agrícolas y destruyendo los cultivos.
Cuando las fuerzas EEUU llegaron demasiado cerca de la frontera china, el Ejército Rojo Chino intervino derrotándolas rotundamente. Los expertos militares de EEUU debatieron entonces si usar o no bombas atómicas. Pero esto y sus bombardeos no pudieron intimidar a las masas de Asia, dirigidas por comunistas. EEUU fue obligado a aceptar una tregua. Desde entonces, Corea del Norte y del Sur permanecen al borde de la guerra.
Guerra: Más Pronto que Tarde
Hoy Corea del Sur es la quinta economía exportadora del mundo. Alberga las bases, estratégicamente importantes, del ejército, la marina, y la fuerza aérea de EE.UU. Pero, su comercio anual con China asciende a $220,000 millones, duplicando su comercio con EE.UU. Su capital yace a sólo 38 millas de la frontera norcoreana. Los chinos constituyen la mitad de los turistas a Corea del Sur. China es un poder económico que Corea del Sur no puede ignorar.
El año pasado, Corea del Sur y EEUU acordaron desplegar el sistema antimisiles THAAD, debido supuestamente a las amenazas norcoreanas. Realmente está dirigido contra China, que contestó con sanciones económicas.
El imperialismo chino quiere expulsar a EE.UU. de la península coreana. Dice que si Corea del Norte ataca a EE.UU. con armas nucleares, China será neutral. Pero, si EE.UU. y Corea del Sur lanzan un ataque preventivo contra Corea del Norte, China está preparada para contrarrestarlo. China está ayudando a Corea del Norte construir refugios antibombas.
El imperialismo estadounidense está estratégicamente a la defensiva. Eso lo hace aún más peligroso. Sus únicas opciones militares serian extremadamente letales.
Una campaña de bombardeos masivos no nucleares llevaría al menos varias semanas para destruir el poder de fuego de Corea del Norte. La respuesta China y de Corea del Norte sería devastadora. La lluvia radioactiva producto de un ataque nuclear sorpresivo al centro de mando y control norcoreanos afectaría a China, Rusia, Corea del Sur y Japón.
¿Deberíamos tener miedo? No, pero debemos estar preparados.
Al prepararse los capitalistas-imperialistas para desatar su guerra imperialista, debemos preparar a la clase obrera internacional para acabar con el capitalismo para siempre con la revolución comunista.
“Corea del Norte es comunista, ¿verdad?” preguntó un chofer de autobuses de MTA en Los Ángeles, EE.UU.
“No,”contestó la camarada, “Es un país capitalista de estado, llamado socialista. Como aquí y todos los demás países capitalistas, hay ricos y pobres. El comunismo no tendrá dinero ni ricos ni pobres. No seremos esclavos asalariados, ni aquí ni allá. Todos trabajaremos para satisfacer nuestras necesidades”.
El poder comunista no depende de las armas de asesinato en masa y destrucción masiva. Depende de las masas las cuales quieran vivir y construir un mundo sin racismo, sexismo, xenofobia, fronteras, naciones o guerra. Depende del liderazgo de un Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI).
Debemos ver lo urgente de la situación, y aumentar la distribución de Bandera Roja y el reclutamiento a nuestro Partido en todo el mundo. Trabajadores y jóvenes de todos los continentes se sublevan contra la creciente explotación y terror racista-fascista. Buscan un cambio. Debemos estar entre ellos mostrándoles siempre que el cambio que necesitan es el comunismo.
Un PCOI masivo con ramas en todo el mundo sobrevivirá la guerra imperialista. Construiremos nuestra sociedad comunista sobre las cenizas del capitalismo.