Es Correcto Rebelarse y Es Mejor Convertir la Rebelión en Revolución Comunista
Cincuenta mil estudiantes marcharon contra la brutalidad policial en París el 7 de mayo de 1968. La marcha rápidamente se convirtió en una batalla de todo un día en el Barrio Latino (Left Bank), hogar de las grandes universidades de París y de decenas de miles de estudiantes.
Así comenzó un levantamiento obrero-estudiantil de una semana. Hubiera sido una situación revolucionaria, si hubiera habido un partido comunista revolucionario capaz de aprovechar el momento.
Los policías (“les flics”) atacaron a los estudiantes con gases lacrimógenos. Los estudiantes los combatieron con adoquines y cócteles Molotov. Respondieron a las órdenes de dispersarse coreando “¡Viva la Comuna de París!” (ver el artículo aquí).
Todo comenzó el 22 de marzo, cuando estudiantes radicales de clase obrera en la Universidad de Nanterre ocuparon las cámaras del consejo universitario para protestar contra la discriminación de clases en la educación. La lucha continuó, y el 2 de mayo la administración cerró Nanterre.
El 6 de mayo, los estudiantes de Nanterre y los de la Sorbona élite se unieron. La despiadada policía paramilitar francesa (CRS) atacó. En la batalla campal que siguió, cientos resultaron heridos en ambos bandos.
Combates esporádicos continuaron hasta la noche del 10 de mayo. Entonces los estudiantes levantaron barricadas (la primera en París desde 1944) y expulsaron a los policías del Barrio Latino. Muchos jóvenes trabajadores se unieron a los estudiantes. Un trabajador de la ciudad, por ejemplo, les mostró a los estudiantes cómo usar un martillo neumático para desenterrar las piedras del pavimento
El lunes 13 de mayo, un millón de personas marcharon en París, cantando en un momento la Internacional. Al día siguiente, los obreros aeroespaciales de Nantes ocuparon la fábrica de Sud-Aviation y encerraron a la gerencia en sus oficinas. Pronto fueron seguidos por los obreros automotrices de Renault en Rouen y luego en París. Para el jueves, los trabajadores habían ocupado más de cincuenta fábricas en toda Francia.
El lunes 20 de mayo, diez millones de trabajadores estaban en huelga, de los catorce millones en total. Fue la mayor huelga general en la historia europea. Y no estaban en huelga solo por reformas. Un trabajador dijo a la prensa que los rebeldes querían “una nueva sociedad”.
“Hacia un Izquierdismo Masivo”
Los obreros y los estudiantes se reunieron en las salas de las fábricas y universidades que habían ocupado. Estas hicieron eco de las asambleas locales de la Comuna de París y de los soviets en Rusia en 1917.
Un Consejo para Mantener las Ocupaciones convocó el 22 de mayo para que una federación de Consejos de Trabajadores se convirtiera en “el único poder deliberativo y ejecutivo sobre todo el país”. Ellos visualizaban reiniciar los ferrocarriles, imprentas y otros sectores de la economía “bajo el control de los trabajadores” como la base de este poder. Pensaban seriamente en cómo requisar y distribuir alimentos y otras necesidades usando vales en lugar de dinero.
Una encuesta realizada inmediatamente después de la crisis encontró que el 20% de los franceses habría apoyado activamente una revolución. Alrededor de un tercio habría peleado contra una intervención militar.
Claramente, este momento revolucionario exigía liderazgo comunista. Pero el putrefacto mal llamado Partido Comunista Frances (PCF) usó su base masiva para sabotear el movimiento.
En medio de la rebelión el PCF, la Confederación General del Trabajo (CGT) controlada por el PCF se desenmascaró como “un mecanismo para integrar a los trabajadores en la sociedad capitalista” y “la principal protección de este tambaleante capitalismo”. Por ejemplo, cuando los estudiantes marcharon a las fábricas, a menudo encontraban las puertas cerradas y vigiladas por matones de la CGT.
El presidente De Gaulle huyó a Alemania el 29 de mayo. Se reunió con el general Massu (un notorio torturador de la guerra de Argelia), quien le aseguró que contaba con el apoyo de los altos mandos. Pero la mayoría de las tropas eran reclutas jóvenes. El gobierno no podía confiar en ellos.
De Gaulle dependió del PCF y reformas, como un aumento de 35% en el salario en el mínimo, para controlar las cosas. Propuso nuevas elecciones, y el PCF estuvo de acuerdo. Los nuevos grupos jóvenes comunistas aún no estaban listos para asumir el liderato del movimiento.
Los agravios particulares provocaron la rebelión de mayo de 1968. Pero para encontrar las causas debemos ver lo que pasaba en el mundo. 1968 fue un año de rebeliones (ver recuadro). Los trabajadores y estudiantes franceses vieron lo que sucedía y sacaron la lección de que “es correcto rebelarse”.
Un grupo de jóvenes comunistas parisienses declaró en junio de 1968: “La revolución mundial está tocando a las puertas de los países capitalistas desarrollados… Lo que cuenta es que todos los días el partido comunista revolucionario proletario se construye en la lucha”.
Lo mismo es cierto hoy. A medida que surgen protestas y rebeliones a nuestro alrededor, siempre debemos poner el comunismo en primer plano. Nuestras discusiones diarias, actividades sociales y lucha deben ayudarnos a prepararnos para movilizarnos para el comunismo.
¡Tenemos un mundo para ganar!