A medida que el avión se aproxima a Guatemala los pasajeros se relajan, algunos incluso gritan felices. Solo una mujer y su niño continúan llorando. Es la única familia, los demás son en su mayoría hombres y regresan al país que los obligó a salir por el racismo, sexismo, la pobreza, el desempleo, la violencia pandilleril y la Estatal. Todos productos del capitalismo.
Regresan al “Tercer País Seguro”, según el acuerdo firmado por Donald Trump y el gobierno guatemalteco, so pena de ponerle aranceles a las exportaciones guatemaltecas e impuestos a las remesas enviadas ahí por inmigrantes guatemaltecos.
¿Tercer País Seguro?
Guatemala es uno de los países más violentos del mundo. El único país en Latinoamérica donde no se ha reducido la pobreza en los últimos 20 años. ¡Claro, seguro para los intereses de los imperialistas y capitalistas criollos, unos de los más sanguinarios y rapaces del continente!
Pero, para la clase obrera no hay país seguro. Los países o naciones – juntamente con el patriotismo y nacionalismo – fueron creados por los capitalistas para dividirnos, cegarnos y ponernos a pelear entre nosotros defendiendo “nuestras patrias”, es decir la propiedad privada de los capitalistas-imperialistas.
Los trabajadores no tenemos patria.
Mientras exista el capitalismo-imperialismo no habrá lugar seguro para nosotros. Es por eso que debemos luchar por un mundo comunista, un mundo sin fronteras o naciones, sin dinero ni esclavitud asalariada – la base material del racismo, sexismo, la xenofobia y la explotación.
En un mundo comunista nadie se vera obligado a inmigrar en busca de un empleo o para escapar la violencia estatal o pandilleril. Colectivamente planificaremos que producir, como producirlo y distribuirlo de acorde a la necesidad de cada cual. Nadie disfrutara de lujos mientras a otros les falta las necesidades básicas: comida, alimentación, albergue, cuidado de salud y aprendizaje.
Eliminando el dinero no habrá narcotraficantes. La nueva sociedad comunista tratara a los adictos, que queden debido al capitalismo, como hermanos/as enfermos/as que curar e incorporar a la sociedad. La droga será algo del pasado, juntamente con las pandillas. No tendremos policías ni cárceles ni cortes. Los principios comunistas regirán la sociedad. Nos trataremos con respeto, dignidad y amor.
Eliminando a los capitalistas-imperialistas la humanidad será una sola familia mundialmente. Entonces no tendremos necesidad de guerras ni armas de ningún tipo.
Para lograr este mundo comunista tenemos que ingresar al PCOI (Partido Comunista Obrero Internacional) y organizar la revolución comunista movilizando a las masas obreras para que luchen por el comunismo y nada menos.
La clase obrera guatemalteca sabe mucho de lucha armada.
Por treinta años resistieron la política de “tierra arrasada” del fascista ejército guatemalteco apoyado por EE.UU. Buscando quitarles el apoyo de un medio millón de campesinos mayas, a unos 8,000 guerrilleros, en su mayoría indígenas mayas, los capitalistas guatemaltecos destruyeron mas de 600 aldeas mayas, asesinando a mas de 200 mil civiles, en su mayoría indígenas mayas y desplazando a mas de un millón de ellos.
Aun así, la guerrilla no fue vencida en el campo de batalla. Fueron sus dirigentes traidores los que en 1992 concertaron la paz con los capitalistas y abandonaron la lucha. Pero esa lucha no hubiera satisfecho las aspiraciones de la clase obrera guatemalteca porque los dirigentes comunistas afirmaban que los indígenas por su “ignorancia” no podían entender ni siquiera la lucha por el “socialismo” mucho menos la lucha por el comunismo. Sus metas eran “reforma agraria” y democracia capitalista.
La paz que firmaron es la paz del cementerio.
El acuerdo de Trump empeora esta situación. Estipula que los aspirantes centroamericanos a asilo político tendrán que hacerlo ante el gobierno guatemalteco, el cual procesará la solicitud. El solicitante podrá permanecer en el país en tanto se resuelve su estatus. Si es denegado, las autoridades podrán expulsarlo. Los que ignoren este proceso, incluyendo menores de edad no acompañados, serán deportados someramente a Guatemala al ser arrestados intentando entrar a EE.UU.
¡Fascismo o Revolución comunista!
De hecho, esto hace de Guatemala un muro al servicio de EE.UU. y el custodio de los futuros campos de concentración para detener el flujo de inmigrantes centroamericanos a EE.UU.
La mecha del polvorín social que son Guatemala, Honduras y El Salvador es cada vez más corta. Los camaradas del Partido Comunista Obrero Internacional en El Salvador pueden garantizar, ayudando a organizar el PCOI en todo Centro America, que cuando ese polvorín explote la lucha sea por el comunismo.