“¿Quién siembra? ¿Quién riega? ¿Quién cosecha? Café, algodón, arroz, caña de azúcar, cacao, maíz, plátanos, verduras y todas las frutas, ¿quién las cultivará si no somos nosotros? Sin embargo, a pesar de todo esto, somos pobres, somos desdichados, eso es cierto. ¿Pero sabes porqué? Porque todavía no sabemos la fuerza que somos. Algún día, cuando nos demos cuenta de eso, nos levantaremos. Luego convocaremos a una Asamblea General y erradicaremos la pobreza y plantaremos una nueva vida. ”- Jacques Roumain, Maestros del Rocío (novela de 1944)
Roumain (1906-1944) ayudó a fundar el Partido Comunista de Haití (PCH) a principios de la década de 1930. Otro fundador, Henri Rosemund, había previamente organizado costureros de prendas de cuero en la ciudad de Nueva York.
Las masas haitianas han considerado por mucho tiempo el comunismo. Ellos, y todos nosotros, debemos dedicarnos a ello ahora.
Las masas en Haití se rebelaron contra el imperialismo racista de EE. UU. cuando este invadió en 1915. En diciembre de 1929, en medio de la crisis capitalista global, los infantes de marina estadounidenses atacaron una marcha de protesta en Les Cayes. Mataron a diez Campesinos haitianos. Los comunistas en Nueva York y en otros lugares, incluidos obreros inmigrantes del Caribe, marcharon en solidaridad.
La PCH era pequeño y no estaba inmerso en las masas rebeldes. Sin embargo, los aterrorizados gobernantes haitianos lo suprimieron en 1936.
De nuevo: El Partido Comunista Popular Socialista, formado en 1946, buscó el poder mediante elecciones. También fue suprimido. Pero la CIA se preocupaba en 1963 porque “la amenaza comunista en Haití está en aumento”.
Y de nuevo: el Partido Comunista de Trabajadores de Haití surgió en 1966. El Partido Unificado de los Comunistas Haitianos (PUCH) se formó en 1968 para tomar “el camino de la lucha armada”. Un año después, el régimen Duvalier rabiosamente anticomunista respaldado por Estados Unidos intentó destrozarlo. Cientos fueron encarcelados y torturados. Cuatro líderes fueron asesinados. El PUCH sobrevivió como una organización ilegal. Pero sus líderes pronto llamaron por “la unidad de todas las fuerzas progresistas” y aliaron el PUCH con la Unión Soviética revisionista.
Ocupación racista imperialista. Resistencia nacionalista. Lucha armada. Supresión brutal. Masas en rebelión, buscando alternativas radicales a sus vidas miserables. Esta es la historia, y la crisis actual, de Haití.
Aprendemos de las Luchas Heroicas de las Masas Haitianas
El potencial para la revolución comunista ha existido en Haití, a pesar de la brutal represión, durante casi un siglo. Había y hay una base masiva para la unidad antirracista internacional de la clase obrera (versus el nacionalismo). Hubo y hay entusiasmo popular por la combatividad revolucionaria (versus el pacifismo del ex presidente Aristide).
Los movimientos comunistas del pasado han desperdiciado ese potencial siguiendo análisis y programas incorrectos. Algunos organizaron para la liberación nacional. O construyeron ilusiones en torno a la política electoral. O abandonaron la política de la clase obrera por la unidad con los explotadores “progresistas”. O siguieron la línea soviética de lucha por el socialismo, pensando erróneamente que era un paso hacia el comunismo en vez de ser otra forma de capitalismo.
Este camino a seguir existe hoy – si los comunistas en Haití aprenden de los errores, al igual que de las victorias, del pasado y si mujeres y hombres, en Haití y en otros países, se unen y construyen un Partido Comunista Internacional de Trabajadores masivo.
Movilicemos Ahora para Nuestro Futuro Comunista
Por seis meses, las masas prácticamente han paralizado a Haití con violentas protestas. Las chispas fueron la inflación desenfrenada y los planes del gobierno para aumentarle impuestos al combustible. Exigen la renuncia del presidente Moise. Nuevamente, el gobierno haitiano ha respondido con balas.
Los obreros haitianos sufren la peor pobreza y la más corta longevidad en de las Américas. Mientras tanto, Moise y sus compinches han malversado unos $ 2.8 mil millones de PetroCaribe. Este fondo, parte de un programa petrolero venezolano ya desaparecido, estaba supuesto a ayudar a las masas.
Pero la ira es mucho más profunda. Las encuestas muestran que solo el 13.5% de las masas haitianas tienen fe en cualquiera de los partidos políticos. El diario New York Times se preocupa: “En el corazón de la crisis hay una gran desesperación [con] el sistema político y económico existente”.
Hace casi diez años, un terremoto masivo mató a más de 200,000 personas y destruyó decenas de miles de edificios. Una misión de “mantenimiento de la paz” (policía) de la ONU trajo consigo una epidemia de cólera y abuso sexual desenfrenado. Muchos en todo el mundo ayudaron con suministros y mano de obra. La Cruz Roja recaudó casi $500 millones, pero se quedó con más de una cuarta parte de eso y, al final, construyó solo seis casas permanentes.
Desde entonces, los huracanes cada vez más fuertes y frecuentes, un efecto del cambio climático global, han devastado a Haití. Muchos trabajadores carecen de alimentos e incluso de agua limpia. Ni el imperialismo ni la burguesía haitiana pueden ofrecer siquiera una pretensión de solución.
Es hora de organizar el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI) para movilizar a las masas para el comunismo y nada menos.
Un partido comunista que no oculta su política ni se entierra en organizaciones reformistas. Que lucha para ponerle fin a la base material del racismo y el sexismo con una lucha revolucionaria por el poder estatal. Que le la bienvenida con brazos abiertos a todos los que quieran construir una sociedad comunista “De cada cual según su dedicación y habilidad, A cada cual según sus necesidades”.
Como Roumain escribió: “Sé sabio. Sublévate. ¡Siembra una nueva vida!” – ¡ingresando al PCOI!
HAITÍ:
Antes de llegar Colón, un millón de arawak / tainos vivían en una isla de abundancia que llamaban Haití (tierra de montañas). Todos, incluidos los jefes, ayudaban a cazar y pescar, a recolectar, sembrar y cosechar. Los taínos estaban comprometidos a alimentar a todos, incluso a los invasores españoles.
Esta producción y compartimiento cooperativos fueron una forma temprana de comunismo. Dejó tiempo suficiente para la vida cultural y para la resolución colectiva de problemas. Incluso algunos de los españoles quedaron impresionados.
Los europeos rápidamente barrieron con la sociedad taína mediante enfermedades, avaricia brutal y el genocidio descarado. Los franceses reemplazaron a los españoles. La isla aún era rica, pero sus riquezas beneficiaban a la creciente clase capitalista de Francia. Continuaron obligando a los africanos esclavizados a producir cultivos comerciales, sometiéndolos a torturas y a condiciones tan horribles que pocos sobrevivieron por mucho tiempo.
Cuando se da la Revolución Francesa, Saint-Domingue (Haití) representaba un tercio de la trata de esclavos del Atlántico. Fue llamada la “Perla de las Antillas”: la colonia más rentable de Francia, la mayor exportadora mundial de productos tropicales y el segundo socio comercial más grande de Estados Unidos.
Miles se liberaron, escapando a las montañas y formando comunidades “cimarrones”. Una revuelta masiva y exitosa de los obreros esclavizados en 1791 llevó a la Revolución Francesa a un nivel completamente nuevo. La promesa de los rebeldes de “vivir libres o morir” resonó a través del Atlántico. Los que sobrevivieron conquistaron su emancipación legal, pero no la libertad de la explotación.
En 1802, Napoleón envió una fuerza de invasión masiva para consolidar el control de Francia y restaurar la esclavitud racista. Pero un ejército de antiguos esclavos estremeció nuevamente al mundo derrotando sus mejores unidades de combate y conquistando la independencia. Podemos aprender mucho de las décadas de lucha que siguieron.
Luego, en 1825, Francia amenazó invadir de nuevo. Los capitalistas franceses obligaron a Haití a pagar 150 millones de francos de oro (luego reducidos a 90 millones) para “compensar” a los propietarios de plantaciones por la pérdida de la propiedad que les habían exprimido a los obreros esclavizados. ¡Eso equivaldría hoy a unos $40 mil millones!
Esta es la verdadera fuente del empobrecimiento de las masas haitianas. Tuvieron que pagar esa deuda en el transcurso de más de un siglo. Mientras tanto, continuaron luchando, rebelándose y rebelándose.
La invasión estadounidense de 1915 – en beneficio de los bancos estadounidenses buscando cobrar aún más deudas – provocó de 1919-20 el levantamiento fallido del “Caco”. Para entonces, las llamas de la revolución comunista ya ardían en los corazones de las masas en Haití y en todo el mundo.
La revolución haitiana inspiró a los esclavos y aterrorizó a los patrones esclavistas en toda Latinoamerica
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