Cuando las Masas Debatieron el Comunismo
Solo la práctica social puede ser el criterio de la verdad. —Mao Zedong
“OMC significa Luchar por el Comunismo”
SEATTLE, 30 de noviembre. Hace veinte años, aquí cincuenta mil personas se manifestaron contra la Organización Mundial del Comercio (OMC). Rompieron la ley marcial y pelearon contra policías en las calles por días. El presidente estadounidense Clinton y su secretario de Estado quedaron atrapados en sus habitaciones de hotel.
En medio de esta “Batalla de Seattle”, los camaradas en EE.UU. lucharon por una visión comunista. Esto nos ayudó a encaminarnos hacia la formación de un partido que movilice a las masas para el comunismo: el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI).
Las principales naciones capitalistas establecieron la OMC supuestamente para gobernar el comercio internacional. Los imperialistas de EE.UU. lo vieron como otro vehículo para imponer su dominio.
Fallaron. El surgimiento de otros imperialistas y el comienzo del largo declive del poderío de EE.UU. fueron evidentes. La batalla presagió las alternativas futuras: fascismo o comunismo.
Durante la semana anterior, los manifestantes con diferentes causas llegaron a Seattle. Estallaron debates sobre qué hacer.
La clase dominante de EE.UU. pensó que sus agentes habituales controlarían a los manifestantes. El entonces presidente de la central obrera AFL-CIO, Sweeney, prometió “apoyar los intereses de EE.UU.”. Organizaciones no gubernamentales (ONG) bien financiadas formaron el otro brazo del bloque reformista.
Pero movilizando estudiantes y trabajadores, especialmente obreros industriales, resultó ser un gran problema para ellos. Nuestros camaradas vieron el potencial de luchar por nuestra visión comunista.
Un panelista del taller de Global Exchange dijo que no estaba en contra de la acumulación de riqueza (multimillonario). Solo quería una mejor distribución de la riqueza. Un joven camarada explicó cómo la acumulación capitalista de riqueza individual conduce a una mayor explotación, crisis económica y, finalmente, a la guerra. El organizador de Global Exchange respondió abogando por un “capitalismo suave”.
Esa noche, el camarada dijo que no bastaba con ser anticapitalista. Necesitábamos mostrar cómo el comunismo es la solución a la explotación capitalista.
Tomamos en serio esta autocrítica. Al día siguiente, nos enfrentamos a un panelista que dijo que el comunismo era demasiado simplista. Explicamos cómo construir un nuevo sistema sin salarios y producción de mercancías. Ganamos a la mayoría de los 400 participantes a que aplaudieran por el comunismo.
Unos 1,000 trabajadores y estudiantes escucharon nuestro mensaje comunista durante esa semana.
El Día de la Batalla
Mientras tanto, los camaradas y amigos en Boeing construyeron sus fuerzas en las plantas. Cientos de miembros del Sindicato de Torneros conformaron la fuerza de seguridad de la marcha. Organizamos un núcleo comunista crucial dentro de esta fuerza.
Este núcleo ayudó a otros a distribuir más de 8,000 piezas de literatura comunista. Ayudaron a los camaradas a introducir una manta grande que Leia “Luchemos por el Comunismo” en el mitin del sindicato en el Estadio Memorial.
Miles en las graderías lo vieron. Casi todos discutían sobre el comunismo. Una pareja llamó más tarde para decir que esos debates “les alegraron su día”. Respuestas como esta dieron a nuestros camaradas confianza para dar discursos comunistas mientras 20,000 personas salían del estadio.
Poco después, dirigimos la consigna: “¡Es hora de marchar, es hora de salir!” Los manifestantes arrancaron, dejando atrás a los traidores líderes sindicales.
En un momento crucial, el núcleo comunista ganó a un grupo de seguridad aún más grande a que ignorara las órdenes de la AFL-CIO. La cúpula del sindicato nos dijo que dirigiéramos a 30,000 trabajadores industriales a una reunión pacífica lejos de la lucha en el centro de la ciudad.
En vez de eso, les ofrecimos a los miembros de base la opción de participar en la batalla. Treinta mil lo hicieron. La clase dominante perdió el control.
PCOI en Seattle, 2012
Las Secuelas
Un camarada en Boeing fue objeto de bromas al regresar al trabajo. “¿Ese eras tu prendiéndole fuego al centro de la ciudad?”
“Hice algo mucho más radical”, respondió nuestro camarada. “Difundí la alternativa comunista distribuyendo literatura comunista en medio de la batalla”.
Escuché una presentación de dos horas sobre las alternativas al estado actual de las cosas en una mesa de trabajo de la OMC”, dijo un maestro de escuela secundaria en nuestra reunión de seguimiento. “¿Por qué no podemos tener una presentación de dos horas de tu visión comunista? Eso es lo que motivará a la gente”.
Después de una discusión de una hora, ella nos dijo: “¡Pueda que no haya recibido dos horas, pero sí una!”
Los camaradas en muchos lugares aprovecharon la oportunidad para presentar nuestra visión comunista. Francamente, nos sorprendió la respuesta masiva a nuestra línea.
No fuimos los únicos. Esperábamos ganar el odio de los agentes reformistas de los capitalistas. Pero no habíamos anticipado la consternación de aquellos en la “izquierda” que querían congraciarse en los movimientos reformistas.
Incluso los líderes del Partido al que pertenecían nuestros camaradas (PLP) pensaron que reclutar activistas comunistas nos aislaría. Dijeron que el reclutamiento tenía que depender escalar posiciones (a menudo personales) en organizaciones reformistas por “el futuro previsible”. Temían nuestro audaz enfoque comunista.
Nosotros al contrario pensamos que fuimos demasiado tímidos. Hicimos muchos contactos, pero deberíamos haber reclutado a muchos más activistas comunistas. Nuestra debilidad principal era que no teníamos un Partido que hiciera el reclutamiento de activistas comunistas una prioridad.
Lo hacemos ahora. Después de desacuerdos más y más agudos como este, rompimos con el PLP diez años después para formar el PCOI. Nuestras próximas conferencias marcarán diez años de lucha abierta y directa por el comunismo. ¡Tomemos con nosotros la lección clave de la Batalla en Seattle y construyamos al PCOI!
La Batalla en Seattle a Través de los Ojos de los Obreros de Boeing Que Estuvieron Allí
Un grupo de amigos discutió informalmente sus experiencias durante la Batalla en Seattle de hace veinte años. Algunos todavía están trabajando en Boeing; otros se han jubilado. Dos estaban en el núcleo comunista en las fuerzas de seguridad. Otro marchó con líderes sindicales y un congresista local. Todos obtuvieron una nueva perspectiva cuando intercambiamos historias.
Un miembro importante recordó la lucha entre las fuerzas de seguridad al frente de la marcha. Los líderes sindicales de los torneros alegaban que deberíamos marchar contra el trabajo penitenciario chino. Camaradas y amigos respondieron que Boeing estaba explotando el trabajo penitenciario veinte millas al norte en la prisión Monroe. Este alegato retrasó la marcha, pero no por mucho tiempo.
Esta historia tuvo un profundo efecto en nuestro amigo que marchó con los peces gordos. Comenzó a ver el papel de los sindicatos reformistas de manera diferente. “Puedes poner lápiz labial en un cerdo”, concluyó, refiriéndose a los líderes sindicales, “pero, sigue siendo cerdo”.
Admitió que el reformismo en general no estaba funcionando. Habíamos paliado por 25 centavos extra por décadas. La mayoría de las veces ni siquiera logramos eso. Mientras tanto, los patrones se embolsaban miles de millones.
Eventualmente llegamos a la contradicción principal que le impedía ingresar al Partido.
Hablamos de cómo trabajar como un Partido impactó en las masas de manifestantes. ¡Y el efecto que el entusiasmo de las masas tuvo en nosotros!
No éramos una colección de reformistas o anarquistas, sino un Partido disciplinado. El se puso de pie y tomó nota.
Había visto su papel como tener vos y voto en el sindicato. Pero ahora pensaba que debería ser espía, para que podamos saber lo qué está pasando. Nuestros recuerdos sobre la respuesta masiva al comunismo le dieron esperanza, pero no pudieron romper por completo la influencia de la política reformista en él. La lucha continua.