Crisis de Boeing: Del Sartén al Fuego Fascista

La “prueba” del colapso del capitalismo solo puede ser la acción exitosa del proletariado para derrocarlo. … Por el otro lado, el capitalismo no se recupera de su enfermedad mortal.   –R. Palme Dutt, “Fascismo y Revolución Social”

SEATTLE (EE. UU.), 22 de diciembre: La crisis de Boeing anuncia la llegada de una economía política fascista estadounidense.

Pocos días después de que Boeing clausurara las líneas de ensamblaje del 737 MAX, el director ejecutivo Muilenburg fue despedido. Se marchó con una escandalosa indemnización de $58.5 millones. El presidente de la mesa directiva, David Calhoun, lo reemplazó. Lawrence Kellner, miembro de la mesa directiva, será el nuevo presidente de esta.

Después de que los aviones MAX comenzaron a estrellarse, la crisis que llevó a estos cambios se desarrolló abiertamente. Tras bastidores, el desastre comenzó en 2012 cuando la compañía apresuró la producción del MAX a pesar de una falla de diseño fatal. Algunos en la planta se referían a estos aviones como “ataúdes voladores”.

En ese entonces, los ejecutivos de Boeing requerían que todos los empleados asistieran a reuniones que explicaban el panorama competitivo como lo veían ellos. Pronto China produciría un avión comercial similar (programado para comenzar entregas en 2021). La empresa que quedara en segundo lugar entre Boeing y Airbus no sería viable cuando China alcanzara su ritmo. Tres productores no podrían sobrevivir en el mercado capitalista. Habría una crisis de sobreproducción.

En el comunismo, un aumento en la capacidad productiva sería una buena noticia. “Finalmente estamos haciendo suficientes aviones. Ahora podemos hacer otras cosas, como trenes, o mejorar los aviones que hacemos”.

Pero, bajo el capitalismo las cosas no funcionan así. La sobreproducción agudiza la competencia económica y obliga a los capitalistas a recortar desesperadamente los costos de producción.

Para justificar esta reducción de costos, nos advirtieron de la caída de la tasa de ganancia. No nos dijeron que planeaban gastar la mayor parte de las ganancias que creamos comprando sus propias acciones para aumentar artificialmente el precio de las acciones de Boeing.

Aquí es donde entra en juego el cambio de ejecutivos. Calhoun, el nuevo director ejecutivo, proviene del grupo Blackstone, un fondo de cobertura y capital privado. Está entre los más grandes del mundo administrando unos $600 mil millones y la cartera de propiedad privada más grande del mundo.

Keller, el nuevo presidente de la mesa directiva, proviene de Emerald Creek Equity, cuyo enfoque principal es en bienes raíces en Texas y California.

Ambas compañías no producen nada. A medida que la tasa de ganancia en manufactura decae, su “solución” es chuparse la riqueza de las empresas industriales y ponerlas en las manos de la clase dominante.

El nuevo presidente de la mesa directiva y el director ejecutivo de Boeing reflejan la economía política de una era en la que el capitalismo ya no puede depender de expandir la producción. En vez de expandir fábricas, recurren a trucos financieros.

El estado fascista es una consecuencia natural de esta economía política moribunda. Por eso la llamamos la economía política del fascismo.

Los ataques fascistas contra la clase trabajadora alcanzarán niveles que aún no podemos concebir. Aumentos en la destrucción, pobreza, guerra y decadencia marcan este período. Para sobrevivir, el estado fascista intensifica la violencia racista, sexista, homófoba, xenófoba y nacionalista.

Los economistas burgueses y los expertos en sus medios de comunicación ignoran el carácter básico de la crisis mundial. Para ellos, la crisis de Boeing es temporal y fácilmente corregible con ejecutivos inspirados.

Estaríamos igualmente equivocados si esperáramos que la crisis provoque el colapso automático del capitalismo.

Ahora debemos demostrar que tenemos la suficiente comprensión y organización, estrechos lazos personales con las masas explotadas y la determinación y la habilidad para utilizar esta crisis para construir una revolución comunista. Nuestra tarea inmediata es expandir el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI), con un enfoque especial en el reclutamiento de jóvenes, soldados y la clase obrera industrial.

Participen con nosotros en las conferencias internacionales del PCOI, donde nos prepararemos para hacer precisamente eso.

El Dilema de Miles de Millones de Dólares

La crisis económica aumenta el potencial de guerra. La pregunta multimillonaria para la clase dominante es cómo preservar la producción bélica en una era de destrucción de las fuerzas productivas. Esto es crucial para Boeing, el segundo mayor productor de armas en EE.UU.

Hace más de veinte años, McDonnell Douglas Aerospace “fue por mucho tiempo la principal proveedora de armas al gobierno” [1]. Tuvo problemas similares a los que enfrenta Boeing ahora. El gobierno la obligó a fusionarse con Boeing al negarle el contrato para el avión de guerra Joint Strike Fighter.

Más recientemente, los fabricantes de automóviles de EE. UU. enfrentaron una grave amenaza cuando la crisis de sobreproducción de 2008 estalló abiertamente.

El gobierno los rescató. Las estipulaciones para este rescate incluyeron recortes masivos en las pensiones y la atención médica de los obreros automotrices. Redujo los salarios de estos obreros a un nivel bajo nuevo, colocando a la industria en ruta hacia una fuerza laboral de salario mínimo.

Además de los magnates de la equidad, la junta directiva de Boeing está compuesta por ex políticos gubernamentales y comandantes militares. Estos operativos políticos están en una buena posición para obtener rescates del gobierno si es necesario.

Estos rescates tendrán su precio, y no solo para los que pagamos impuestos. Es concebible que cualquier pensión restante se perderá. ¿Se colocará también a los obreros de Boeing en el camino hacia el salario mínimo?

El diario New York Times elogia a Calhoun como un especialista en cambios. ¿Es esto lo que el periódico tiene en mente? ¡Puedes apostar que no sacrificará la recompra de las acciones!

Ya sea que estos escenarios se desarrollen o no, o Boeing logre mantenerse viva, el avance de la economía fascista está asegurado. El crecimiento del PCOI es la única respuesta viable.

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[1]: New York Times, 16/12/1998

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