El juicio político estaba en la agenda cuando el Congreso de EE.UU. volvió a reunirse el 6 de enero. Una imagen de un titular de la primera plana del diario NY Times de 1998 circuló en las redes sociales: “El voto del juicio político en la Cámara se retrasó cuando Clinton lanza el Ataque Aéreo de Irak, Citando la Necesidad Militar de Moverse Rápidamente”. Algunos alegan que Trump ordenó el asesinato de Soleimani para distraer la atención de sus propios delitos.
Eso es posible. Los cargos del juicio político del Partido Demócrata enfatizan la falta de patriotismo de Trump. La esencia es que él traicionó el “interés nacional” por su beneficio personal. Tal vez Trump ordenó el asesinato para que se le dificultara a sus oponentes que lo llamaran antipatriótico. Ciertamente, él y sus aliados están consolidando su base fascista en torno al patriotismo y la islamofobia.
Pero bien puede resultar que Trump esté más aislado dentro de la clase dominante de Estados Unidos. Un ejemplo es su ex Secretario de Defensa John Bolton, quien buscaba la guerra contra Irán. Bolton, quien estaba renuente a testificar en la investigación de juicio político, ahora esta dispuesto a hacerlo.
Otro es el senador republicano (y candidato presidencial de 2012) Mitt Romney. El está ahora instando al Senado a que escuche a Bolton y otros. Eso significa un juicio real en el Senado en lugar de la falsa absolución que el líder de la mayoría del Senado McConnell ha prometido.
El imperialismo estadounidense no tiene una estrategia clara para recuperar el control absoluto que una vez tuvo sobre el petróleo del Golfo Pérsico, o incluso para mantener su influencia actual. Por esta razón – además de las diferencias ideológicas – continuará habiendo grandes desacuerdos entre los gobernantes estadounidenses respecto a su política del Medio Oriente. En estos momentos, sin embargo, la mayoría de ellos parecen estar enojados porque Trump no está llevando a cabo una política imperialista consistente (mucho menos efectiva) con respecto a Irán.
La clase dominante de EE.UU. está de acuerdo en general en que EE.UU. debe cambiar su enfoque hacia China sin abandonar el Medio Oriente. Aprobaron que Obama enviara tropas estadounidenses de regreso a Irak en 2014 y apoyaron su iniciativa sobre el acuerdo nuclear con Irán. Estaban de acuerdo que para virar hacia Asia, EE.UU. necesitaba aliados que ayudaran a garantizar el petróleo y el valor estratégico de la región.
EE.UU. gradualmente ha sido más aislado. Trump aceleró este proceso, despreciando aliados europeos claves. Se rodeó de asesores cristiano-sionistas que son guerreristas contra Irán y desmanteló el acuerdo nuclear con Irán.
Al mismo tiempo, Trump también parecía no responder a las provocaciones iraníes, como cuando Irán atacó las refinerías petroleras sauditas en septiembre. Entonces, el asesinato de Soleimani parece impulsivo. The New York Times lo describió como “fuera de cualquier contexto de política coherente, y sin una adecuada contemplación de las consecuencias estratégicas a corto o largo plazo”.
Esta incompetencia temeraria ha impulsado a importantes personajes de la clase dominante de EE.UU. a presionar para el juicio político de Trump.
No es en interés de nuestra clase tomar partido en las disputas de los gobernantes. No debemos defender a guerreristas más efectivos. Es en interés nuestro desenmascararlos a todos como carniceros imperialistas y luchar por la victoria revolucionaria de nuestra clase.
Camarada en Los Angeles, USA