SUDÁN – Comenzando desde mediados de diciembre, cientos de protestas antigubernamentales se convirtieron el 6 de marzo en una huelga nacional, culminando en el miércoles 13 en un día nacional de desobediencia civil. “Estas no son solo protestas por pan y combustible, es una revolución”, declaró uno de los principales grupos dirigentes.
Pero, ¿qué tipo de revolución? ¿Una revolución democrática para “Libertad, Paz y Justicia” que dejará a las masas en la miseria? ¿O una revolución comunista para una sociedad donde todos trabajemos por el bien común y todos compartamos los frutos de nuestro trabajo?
En medio de una creciente crisis económica, una escasez de pan en la ciudad de Atbara provocó las manifestaciones iniciales. Estas se extendieron rápidamente. El gobierno declaró un “estado de emergencia” y comenzó a golpear, arrestar y a matar gente.
Ni la represión ni las promesas de un aumento salarial para los trabajadores civiles han detenido a las masas. Una pregunta ahora es si el apoyo de 23 diferentes partidos de oposición logrará canalizar la rebelión hacia las próximas elecciones.
Pero la pregunta más importante es si los miembros y amigos del PCOI podrán difundir las ideas comunistas, aunque mínimamente, entre los jóvenes y trabajadores que están en movimiento en Sudan. Debemos hacer todo lo posible para hacerlo.
“Los únicos heroés son el pueblo”
ARGELIA: La escalada de las protestas masivas, incluida una huelga general de cinco días, obligó al presidente Bouteflika a retirar su candidatura para un quinto mandato. Pero las protestas no se han detenido.
“La gente ha estado pidiendo derribar todo el sistema”, dijo un organizador.
Eso tiene que significar luchar por algo muy diferente que la “Argelia democrática, moderna y próspera” que exigen algunos líderes jóvenes. Significa derribar el capitalismo.
El sistema capitalista es la causa del desempleo generalizado, la escasez de viviendas, la creciente desigualdad y la corrupción que enfurecen a las masas.
Derribar el capitalismo significa movilizar para el comunismo y nada menos. Significa lucha armada, no protestas pacíficas. Significa una perspectiva de clase internacionalista.
El partido gobernante llegó al poder hace cincuenta años en una lucha histórica por la liberación nacional del imperialismo francés. Su política nacionalista condujo a la crisis actual. El nacionalismo es, literalmente, un callejón sin salida para la clase obrera.
Al igual que en la Venezuela de Chávez, el gobierno ha aplacado el descontento popular con gastos en beneficios sociales financiados con los ingresos del petróleo los cuales han disminuido significativamente en los últimos años. El reformismo, también, es un callejón sin salida para la clase obrera.
Las mujeres y hombres jóvenes que lideran la rebelión argelina han probado su poderío. Ven la posibilidad de cambio. Ahora deben ponerse a la altura de imaginar, luchar por y crear un mundo comunista.