Celebrando el Centenario de la Huelga General de 1919 en Seattle, USA
Cuando le digo a la gente que vivo en Seattle, Washington, se imaginan una hermosa ciudad rodeada de agua y montañas, donde la gente toma café y trabaja en Amazon o Microsoft.
Pero lo que quizás no sepan es que históricamente, Seattle y el Noroeste del Pacífico han sido durante mucho tiempo un hervidero de luchas proletarias y políticas izquierdistas.
En 1918, el Consejo Laboral de Seattle comenzó a publicar The Union Record. Fue el único diario en imprimir el discurso de Lenin de abril de 1918 en el Congreso de los Soviets. Veinte mil copias fueron distribuidas a los trabajadores en los tranvías y transbordadores de Seattle. Otros 20,000 fueron reimpresos en Vancouver y circulados por todo Canadá.
Una joven llamada Anna Louise Strong era una escritora de Union Record. En su autobiografía I Changed Worlds (Yo Cambié de Mundos), ella dice: “Este panfleto de Lenin fue tomado por obreros ansiosos por saber cómo los obreros de Rusia dirigían su nuevo Estado…A todos les quedó claro que estos obreros estaban conciente y enérgicamente estudiando cómo organizar su poder venidero”.
El 21 de enero de 1919, 35,000 trabajadores de los astilleros de Seattle abandonaron el trabajo y 14,000 más en Tacoma. Acababan de negociar su primer contrato de posguerra. Pero descubrieron que había armas en las cajas selladas que estaban siendo enviadas a las fuerzas contrarrevolucionarias en Rusia. Se negaron a ser participe de ello.
El 2 de febrero, representantes sindicales se reunieron para planificar una huelga general de solidaridad. Strong escribió un llamado en el Unión Record:
“Estamos emprendiendo el movimiento más tremendo que jamás haya hecho la mano de obra en este país, un movimiento que conducirá – ¡¡Nadie sabe dónde!!”
Y, “El trabajo alimentará a la gente… El trabajo cuidará de los bebés y los enfermos… El trabajo preservará el orden…”
Los medios de comunicación de los patrones sexistas la acusaron de “cambiar la huelga en un drama… los obreros contra los capitalistas, nosotros contra ellos”. Dijeron que el editorial tenía un “toque romántico”. Pero tuvieron que admitir que “incluso ahora, cautiva a la gente”.
En verdad, Strong se centró en la esencia del comunismo: el trabajo proporcionará todo y el trabajo dirigirá la sociedad.
En total, salieron alrededor de 100,000 obreros, incluidos 40,000 obreros no sindicalizados. Algunos eran barberos japoneses y trabajadores inmigrantes de hoteles y restaurantes, a los cuales no se les permitía ingresar a los sindicatos racistas de la AFL.
Los huelguistas establecieron cuidado de niños, atención médica, cocinas, recolección de basura y lavandería en el hospital. Los veteranos de la Primera Guerra Mundial proporcionaron una fuerza de seguridad desarmada. No había intercambió de dinero, nadie fue arrestado o asesinado.
Por supuesto, la clase dominante de Seattle no pudo permitir que esto continuara. Rompieron la huelga general después de 5 días. Los obreros del astillero se mantuvieron en huelga hasta el 11 de marzo. Unos meses más tarde, una huelga general similar tuvo lugar en Winnipeg, Canadá. (Vea el Recuadro)
La huelga general de Seattle es una parte emocionante de la historia de la clase obrera internacional. Esta historia o es ignorada o es presentada como un desastre donde los obreros fueron engañados por la izquierda.
Aunque los huelguistas no ganaron aumento salariales o mejores beneficios, aprendieron valiosas lecciones que fueron heredadas. Muchos, como Anna Louise Strong, abrazaron el comunismo. Ella viajó a la Unión Soviética y China y escribió sobre los logros del proletariado.
Los miembros del PCOI han aprendido que, sin lugar a dudas, el capitalismo no puede ser reformado. El capitalismo no puede sobrevivir sin la explotación de la clase obrera, y solo puede lograr esto utilizando el racismo, sexismo y la xenofobia para dividirnos.
El capitalismo causa pobreza, desamparo, hambre, enfermedades, guerra y destrucción del medio ambiente. ¿Por qué quisiéramos mantener tal sistema?
Solo con el comunismo puede la clase obrera crear un mundo sin fronteras, sin bancos y sin dinero.
Cuando marchemos este Primero de Mayo, debemos recordar a los obreros que caminaron y marcharon por estas mismas calles hace 100 años. ¡Viva la clase obrera internacional! ¡Viva el comunismo!
La huelga general de Winnipeg, unos meses después (15 de mayo al 26 de junio), siguió un modelo similar pero duró más, y el conflicto fue más intenso.
Durante la Primera Guerra Mundial, los patrones habían importado a decenas de miles de inmigrantes para hacer el trabajo de los soldados ausentes. Fueron explotados despiadadamente como mano de obra barata. Por lo tanto, estaban especialmente ansiosos de irse a la huelga. Muchos eran partidarios entusiastas de la Revolución Rusa.
Los trabajadores de la construcción iniciaron la huelga el Primero de Mayo de 1919. Dos semanas después, treinta mil trabajadores abandonaron sus empleos, dando comienzo a la huelga general. Las primeras en lazarse a la huelga el 15 de mayo fueron 500 operadoras telefónicas. Al igual que en Seattle, los huelguistas se aseguraron de que se mantuvieran los servicios esenciales, como la distribución de leche y pan.
Los patrones intensificaron la xenofobia en un intento fallido de dividir a los huelguistas. Denunciaron la huelga como organizada por la “escoria extranjera” y se burlaron de los líderes que hablaban con acento. Cambiaron la Ley de inmigración para permitir la deportación incluso de obreros nacidos en Inglaterra. Encarcelaron a algunos líderes en campos de concentración ilegales.
Los patrones finalmente tomaron medidas enérgicas el 21 de junio. La RCMP (policía nacional) atacó una manifestación de huelguistas y veteranos, matando a dos personas e hiriendo a treinta. La RCMP y los militares patrullaban las calles con ametralladoras.
Los huelguistas de Winnipeg no estaban preparados para este nivel de violencia y suspendieron la huelga unos días después. Pero las lecciones aprendidas – que el sindicalismo no es suficiente – no fueron olvidadas. Por ejemplo, los veteranos de la huelga fueron esenciales en la fundación del Partido Comunista Canadiense.