Soy de la provincia Eastern Cape, Sudáfrica. Nací en una ciudad pequeña.
En 2004, mis padres me enviaron a Port Elizabeth para obtener una mejor educación. Fui a diferentes universidades para aprender habilidades que me permitieran obtener un empleo bien remunerado.
Un camarada me introdujo a las ideas comunistas en 2016. Me invitó a una reunión en Port Elizabeth. También estuvieron presentes camaradas de otro país. No dije mucho en esta reunión porque las ideas comunistas eran nuevas para mí.
Asistí a algunas de las reuniones con el colectivo aquí en KwaNoxolo. En la mayoría de los casos, no estaba de acuerdo con las ideas comunistas, me pareció que el comunismo no era posible y que era una amenaza a mi cultura y tradición. Dejé de asistir a las reuniones durante mucho tiempo.
Los camaradas a veces me invitaban a asistir a una escuela comunista y a reuniones, aunque sabían que yo no era comunista.
Entre más asistía a estas reuniones selectivas y al azar y las a clases comunistas, más simpatizaba con las ideas comunistas.
Recuerdo la última escuela comunista a la que el camarada E me obligó a asistir. Fue una clase comunista muy constructiva, educativa, productiva y de apertura de mentes que jamás había asistido. Aprendí de ciencia y filosofía y por qué es importante como comunista estudiar estos temas atractivos. Aprendí acerca del cambio y cómo cambian las cosas.
Me sentí motivado e impresionado por el conocimiento que obtuve en esta clase comunista. Desde entonces he ido a reuniones todos los sábados. También participé en la organización de estas reuniones y ayudé a los camaradas en hacer los preparativos para el campamento del fin de semana pasado, donde participaron 15 camaradas.
Día tras día, estudio tras estudio de la dialéctica, Bandera Roja, las obras de Carlos Marx y examinando diariamente la sociedad capitalista, tengo cada vez más confianza del éxito del comunismo.
Camarada k
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