Los Ángeles, USA—“Las redadas de inmigración que ha ordenado este señor Trump nos está poniendo la vida más difícil. Mi esposa tiene mucho temor de lo que nos puede pasar”, dijo un obrero industrial lector de Bandera Roja.
“Hay que salir a las calles a protestar y organizar en las fábricas por un mundo Comunista sin fronteras”, contestó un camarada miembro del Partido.
El obrero se quedó pensativo y manifestó, “No sé, muchos de mis amigos dicen que hay que tener mucho cuidado y si es posible ni salir de las casas, solo a lo más básico”.
Otros trabajadores también expresaron sus opiniones al ser consultados sobre las redadas de migración ordenadas por Trump:
Un obrero de la costura comentó: “me gusta la idea del Comunismo y de un mundo sin fronteras. Pero cada mañana salgo de mi casa con la gran duda si voy a regresar en la tarde. Mis compañeros de trabajo no quieren hablar de esto, creo que para no sentirse agobiados, y quieren aparentar que no está pasando nada, aunque tengan mucho miedo”.
“Solo debemos aguantar ocho años a Trump, y esperar que venga una nueva administración demócrata que nos ayude”, dijo otro, un obrero industrial.
Una nueva amiga del Partido llegada de Honduras expresó mucho entusiasmo: “Cuando hayan marchas invíteme quiero ir a protestar. Me gusta el periódico –Bandera Roja y tenemos que hacer algo”.
“Creer que si no hacemos nada todo saldrá mejor, es caminar pasivamente al exterminio”. Dijo un veterano camarada ex-costurero.
“Vamos a la lucha”, dijo un obrero de la costura, cuando salía de la fábrica y recibía Bandera Roja.
Estas conversaciones muestran dos aspectos claves en el proceso racista de las deportaciones: el temor a actuar y el enojo y ganas de luchar. En esto podemos ver una contradicción, no de contradecirse a sí mismo, sino de una contradicción de la Dialéctica Materialista.
Al agudizar la lucha en contra del temor, estamos fortaleciendo el enojo de la clase trabajadora. Debemos convertir ese enojo en conciencia de clase comunista, y ver la lucha colectiva como la mejor forma de combatir como clase obrera por un mundo sin muros, ni fronteras.
En el otro lado, la pasividad incluye la idea equivocada de depender en otros patrones “menos malos”, los demócratas. Durante la administración del demócrata Obama, también se deportó a cientos de miles de trabajadores inmigrantes. Este ha sido el plan patronal de republicanos y demócratas.
Un ataque en contra de un sector de la clase obrera, es un ataque contra todos. La lucha política con estos trabajadores continúa, explicándoles que esto es uno de los aspectos del fascismo que están tratando de implantar los patrones.
Pero las masas obreras de inmigrantes y ciudadanos vamos a demostrar que no seremos víctimas de brazos cruzados, si no luchadores contra el fascismo y por un mundo Comunista.
Nuestra respuesta debe ser organizada y con cuidado. La lucha política por el Comunismo es nuestra mejor defensa.
A estos amigos los hemos invitado a participar en protestas, grupos de estudio y actividades sociales, algunos de ellos han visto que hay un ambiente diferente en las calles, que se respira aire puro con ganas de luchar y no de temor.
Vencer el temor al fascismo, con una visión de un mundo comunista, es avanzar bajo fuego. Es resolver la contradicción entre el miedo y la lucha.
Entendemos claramente que las deportaciones significan perder un trabajo y a veces la familia. Significa enfrentarse a un futuro incierto y a veces lleno de violencia y pobreza extrema. En muchos trabajadores ciudadanos o inmigrantes, con y sin documentos legales, hay mucha ansiedad con lo que pueda pasar con estos ataques racistas de deportación.
Las recientes protestas en contra de estos ataques muestran que las masas no se quedan con los brazos cruzados y la respuesta a nuestra literatura comunista también muestra un aspecto mucho más importante: que pueden ser movilizadas a la lucha por un mundo comunista sin fronteras.