El 17 de enero partió desde Honduras una nueva caravana de migrantes hacia los Estados Unidos. Días más tarde, otro contingente, esta vez desde El Salvador, emprendía su camino hacia el mismo destino. Ambas chocaron contra el muro creado por Trump en el sur de México y en el triangulo norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras).
La caravana migrante fue el fenómeno migratorio que sacudió Norte y Centroamérica en el 2019. Miles de centroamericanos, a los que luego se les sumaron caribeños y africanos, entraron masivamente por el sur de México. Las caravanas eran una nueva forma de migrar que no solamente evidenció las condiciones de vida agobiante que los migrantes buscaban dejar atrás, sino también, desarrolló una comunidad de protección contra los peligros del camino hacia Estados Unidos.
En el último año mucho ha cambiado. Las amenazas de Trump de imponer más aranceles a ciertas mercancías mexicanas hicieron retroceder al gobierno de López Obrador en su política migratoria. Las personas que participaron en la primera caravana recibieron visas de tránsito, de trabajo, y albergues. Luego de las amenazas de Trump, Obrador eliminó todo esto y volvió a las políticas de los gobiernos anteriores: represión, criminalización y deportación de los migrantes centroamericanos.
La Guardia Nacional, recién creada por la administración de Obrador, fue la encargada de desarticular la caravana y deportar a los migrantes.
Trump, México y el triángulo norte
Los miles de migrantes marchando hacia Estados Unidos crearon una crisis para la administración Trump. Cediendo completamente a la presión de EEUU, los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador han aceptado ser “países seguros”. Los gobiernos de estos países tienen que asegurar la desarticulación de las caravanas y ser lugares de refugió para los solicitantes de asilo de estos países. Si alguien de estos tres países solicita asilo a Estados Unidos, podrá solamente migrar a algunos de los otros dos países del triángulo norte
Estos acuerdos son un insulto para las masas que viven en el triangulo norte. Estos tres países están en un contexto político, social y económico muy parecido. Los migrantes enfrentarán las mismas condiciones económicas como también la misma violencia en cualquier de estos países.
Mientras tanto, México pretende impulsar proyectos de cooperación en Centroamérica. A la vez, Obrador ha dicho que hay ahora 4,000 empleos disponibles en el sur de México para los migrantes centroamericanos. ¡Esta no es ninguna relación de solidaridad! Esto representa los intereses del capital mexicano, quien mantiene prácticas imperialistas en Centroamérica.
Reorganización de la fuerza de trabajo
El ser humano jamás ha dejado de recorrer caminos sobre toda la tierra. Como eso ocurre es determinado históricamente. Hoy, en Centroamérica, la migración es un proceso de reorganización de la fuerza de trabajo. La migración es una válvula de escape para el desempleo y la precarización laboral en el triangulo norte, originadas por el poco desarrollo tecnológico y la pobreza causados por el imperialismo tanto de EEUU como de México.
La embajada estadounidense en San Salvador ha anunciado un plan de 6,000 visas de trabajo, pero solo ha otorgado 50, para trabajar como campesinos. México ofrece 4,000 visas de trabajo y regularización migratoria. Las vidas de los trabajadores solo valen en tanto sean mercancías. Las visas de trabajo y los proyectos de cooperación administran los recursos que necesita el capital para su sobrevivencia.
La Solidaridad comunista
Tan pronto como supimos de la primera caravana, miembros y amigos del Partido Comunista Obrero Internacional fuimos al refugio de la Ciudad de México y lanzamos una campaña de solidaridad dentro de una preparatoria de la UNAM.
Para resolver estos problemas, la clase trabajadora necesita un cambio rotundo en las formas sociales de producción, una revolución cultural y una forma de hacer política que involucre a las masas en la toma de decisiones fundamentales para la sociedad.
Para esto, el PCOI debe construirse. La solidaridad sirve, también, para crear y fortalecer relaciones sociales comunistas. Luchar contra el chovinismo en discusiones con las personas con las que socializamos, organizar acciones de solidaridad con los migrantes centroamericanos, invitar a nuestras reuniones a más personas y presentar nuestras ideas a través de Bandera Roja.
La experiencia de las masas en Centroamérica, llenas de dolor y audacia, es fuente de inspiración para luchar contra el colonialismo, el imperialismo y las relaciones sociales de producción capitalistas. De estas experiencias, podemos imaginar una nueva vida, donde migremos por nuestra voluntad de contribuir a la construir un mejor mundo.