Puerto Rico es una colonia de los Estados Unidos. A través de su historia, la clase trabajadora puertorriqueña ha estado sufriendo de las políticas del gobierno a favor de los capitalistas estadounidenses y criollos.
Desde 1898, cuando fue invadido por Estados Unidos, Puerto Rico ha estado bajo el poder del Congreso y Wall Street. Tiene un gobierno local con un poder limitado por su condición colonial. Ese limitado poder local se ha reducido aún más porque el Congreso creo un Comité llamado la Junta de Supervisión Fiscal, quien decide el presupuesto del gobierno colonial y como se gasta.
Durante los meses recientes la clase trabajadora de Puerto Rico ha estado en las calles luchando contra los abusos de la clase capitalista. Llevan recibiendo y resistiendo los golpes de una depresión económica de más de diez años, al azote de la anti-obrera e imperial Junta de Supervisión Fiscal y políticos corruptos a cargo del gobierno. El pueblo trabajador en poco tiempo ha experimentado el deterioro de las principales necesidades básicas de todo ser humano, siendo intensificadas por el choque de dos huracanes y los recientes terremotos.
En el país hay cerca de 150,000 personas que han perdido sus hogares, reposeídas por la Banca. Cada vez hay menos servicios de salud de calidad, deteriorando la salud física y mental de los ciudadanos; incrementos en la tasa de suicidios y enfermedades producto de la mala calidad de vida y de no tener acceso a medicamentos y servicios de salud de calidad. La educación pública esta cada vez más deteriorada, agravando la situación el cierre de cientos de escuelas del sistema público y reducido drásticamente el presupuesto de la Universidad de Puerto Rico, el primer centro universitario del país.
Los empleos siguen siendo de menor calidad, donde un gran sector sufre la precariedad laboral, en la que muchos trabajadores tienen dos y tres trabajos para poder cumplir a fin de mes con sus obligaciones. A esto se le añade una reforma laboral que reduce derechos adquiridos en negaciones colectivas y con el fin de aminorar a la clase trabajadora organizada.
En el verano del 2019 el pueblo trabajador participó en protestas en las calles de San Juan por más de diez noches. El gobernador colonial de turno dimitió a su cargo presionado por el reclamo del pueblo. Sin embargo, lo sustituyeron por una gobernadora quien ha seguido las mismas políticas.
Recientemente volvieron las protestas en el Viejo San Juan provocadas por suministros guardados por el gobierno en almacenes secretos desde la época de los huracanes Irma y María que estaban destinados a distribuirse a los afectados. Sin embargo, los guardaron para usarlos en la campaña electoral y favorecer ciertos intereses políticos, mientras un importante sector del pueblo trabajador carecía de alimentos y otras necesidades básicas.
Esto provocó la indignación de miles de trabajadores que marcharon y protestaron una vez más por las calles de San Juan. Quedó demostrado que el mero cambio de un gobernante no es la solución. Pero también quedó demostrado una vez más la necesidad imperiosa de luchar por un cambio de sistema político y económico no solo en Puerto Rico, sino también en el resto del mundo.
Para la clase trabajadora puertorriqueña surge la pregunta de qué se debe hacer para cambiar la situación en la sociedad actual de forma permanente. Un cambio que tenga como resultado eliminar las condiciones de vida de esta clase; donde se erradique el racismo, el sexismo y otras formas de desigualdad y discriminación; donde gocen de mejor calidad de vida, trabajo para todos, servicios adecuados de salud, derecho a la vivienda y una educación de calidad, pública y gratuita para todos.
No se trata de quien ocupe la posición de gobernadora, u otra posición, pues a través de los años, elecciones tras elecciones, ha habido diferentes gobernadores, pero sin haber cambios para el bienestar de la vida de los trabajadores, sino todo lo contrario, ha empeorado.
Lo único que puede hacer realidad un cambio verdadero es la lucha por erradicar el sistema capitalista colonial y lograr la transformación hacia una sociedad sin la explotación de la clase trabajadora. Para ello, será necesario, pues elaborar las estrategias precisas para unir nuestra clase en una organización revolucionaria comunista y luchar contra el capitalismo explotador. Es necesario que la mayoría entienda que la lucha entre capitalistas y trabajadores asalariados es una entre la vida o la muerte. Porque desde hace tiempos muchas personas en el mundo entero solo sobreviven, vivir de forma digna, es otra cosa.
¡Trabajadores del Mundo, uníos! ¡Que viva el comunismo!