El Poder de la Tierra

PORT ELIZABETH (Sudáfrica) —Sudáfrica proviene de una época colonial y de apartheid en la que la clase trabajadora, en particular las masas negras, fueron expulsadas por la fuerza de su tierra. Se vieron obligadas a vivir en chozas y vender su fuerza laboral a los capitalistas racistas.

El movimiento de liberación que combatió a estos colonialistas racistas culminó en el 1994. En las primeras elecciones democráticas se eligió al actual partido gobernante, el Congreso Nacional Africano (CNA). Prometió una nueva era a la cual llamó “La Era de la Libertad”.

“No al Desalojo”

Una de las principales promesas fue la agenda de reforma del CNA, la Carta de la Libertad (que fue acordada en 1955). Esta declaró: “Se pondrá fin a la restricción de la propiedad de la tierra por motivos raciales, y toda la tierra se volverá a dividir entre los que la trabajan, para eliminar las hambrunas y el hambre”. Esto se lograría expropiando la tierra sin compensación.

Pero esto más tarde demostró que a la clase trabajadora se le vendieron sueños, ya que el mismo partido ideó una política de “comprador dispuesto, vendedor dispuesto”. Además de los “sueños vendidos”, demostró la inutilidad del reformismo. Demostró que sin la completa erradicación revolucionaria del sistema capitalista no es posible la emancipación de la clase trabajadora.

Esta política que luego fue adoptada por el CNA anuló incluso la reforma de la “expropiación de tierras sin compensación” y significó que el ANC abrazó plenamente el mantra capitalista, uno que dice “el que quiera vender su tierra y al precio que quiera puede hacerlo”. Junto con la crisis del capitalismo, esto ha creado una situación en la que la clase trabajadora se ha impacientado y está ocupando tierras desocupadas.

Todo el mundo necesita tierra y, por supuesto, distintas personas la necesitan por distintas razones. En primer lugar, y lo más importante, todos necesitamos tierra con fines residenciales como refugio. Las personas también necesitan tierras para actividades agrícolas, recreativas y de otro tipo. Por lo tanto, la clase trabajadora en el país está harta y está ocupando la tierra por la fuerza.

El mismo partido gobernante los sigue sacando a la gente de los lugares que ocupan. Recientemente vimos eso en Ciudad del Cabo, donde despojaron a una persona de su dignidad destruyendo su choza mientras estaba desnuda. Ciertamente, esta no será la última vez que hagan esto. Esto sucedió después de que el partido gobernante anunciara que nadie seria desalojado por la fuerza o que su casa o choza serán destruidas durante la pandemia de coronavirus.

Los capitalistas en cambio necesitan la tierra para que sus negocios sigan explotando a la clase trabajadora y construyendo instituciones que les sirvan.

En una sociedad comunista, la clase trabajadora no tendrá que ocupar por la fuerza la tierra que necesite. No habrá propiedad privada de los medios de producción. El colectivo decidirá qué hacer y qué no hacer con él. Ningún individuo poseerá hectáreas de tierra que no necesite mientras haya otros que necesiten la tierra.

La impaciencia mostrada por la clase obrera presenta una oportunidad para movilizarlos y reclutarlos para canalizar su enojo hacia los capitalistas. Estos son los que toman decisiones que son implementadas por sus títeres los politiqueros. ¡Aluta Continua!

Primera página de esta edición

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