Rivalidad EE.UU.-China: Próximas Tormentas

Solo Revolución Comunista Puede Prevenir 3ª Guerra Mundial aquí ♦ Dialéctica de la Rivalidad EE.UU.-China aquí ♦

Imperialistas de EE.UU. Predicen “El Regreso de la Guerra Entre las Grandes Potencias.” Solo la Revolución Comunista Puede Prevenir la Tercera Guerra Mundial

El influyente Consejo de Relaciones Exteriores de EE. UU. publicó “Próximas tormentas: el Retorno de la Guerra Entre las Grandes Potencias” en la edición de noviembre / diciembre de 2020 de su revista Foreign Affairs.

El artículo no está de acuerdo con algunos legisladores y expertos estadounidenses que argumentan que desde el colapso de la Unión Soviética “la guerra entre las grandes potencias es una reliquia de una época pasada”.

Reconoce que, dada la sangrienta historia del capitalismo-imperialismo, “la ausencia de guerra entre las grandes potencias desde 1945 es sorprendente”. Sin embargo, dice, “eso no significa que no esté en las cartas”. Señala las tensiones entre las grandes potencias, especialmente entre China y EE. UU., como evidencia de que la “guerra entre ellos en las próximas décadas no solo es posible sino probable”.

Nosotros los comunistas agregamos que es inevitable, a menos que la clase obrera internacional organice insurrecciones armadas para destruir el capitalismo-imperialismo y construir el comunismo.

Aparte de eso, no hay nada que detenga esta guerra genocida. El artículo utiliza ejemplos históricos para desacreditar el “Optimismo Mal Puesto”. Es decir, la creencia de que la interdependencia económica, la integración cultural, el llamado orden internacional liberal o incluso la fuerza disuasiva nuclear reducirán los riesgos de guerra.

El artículo explica en términos geopolíticos por qué la guerra entre China y Estados Unidos es inevitable. China aspira a ser la potencia dominante en el este de Asia, algo indispensable para coronarse como la potencia imperialista dominante del mundo. Para eso es fundamental reintegrar a Taiwán al territorio chino.

Sin embargo, Estados Unidos tendría que “retirar su garantía de defender a Taiwán y reconocer los reclamos de Beijing sobre la isla”. Estados Unidos tendría que abstenerse de “condenar las políticas de Beijing en Hong Kong y Xinjiang y de emitir llamamientos apenas velados para un cambio de régimen”.

El artículo arguye que hay pocas posibilidades de que esto suceda porque “hacerlo significaría que EE.UU. reconocería el fin de su supremacía”. Y “si Washington no cede su dominio en el este de Asia, está en la vía rápida hacia la guerra”.

El artículo ofrece una débil esperanza de que la rivalidad entre las potencias dominantes y emergentes pueda resolverse pacíficamente. Esto requeriría que EE.UU. fuera menos arrogante y más sensible a las necesidades y preocupaciones de la potencia en ascenso, y que China fuera menos impaciente y exigente.

Estados Unidos está haciendo lo contrario, con el presidente electo Biden proclamando que “¡Estados Unidos está de regreso!” Esto lleva a muchos observadores estadounidenses a advertir que EE.UU. y China están caminando dormidos hacia la Tercera Guerra Mundial. El artículo de Foreign Affairs muestra que lo están haciendo con los ojos bien abiertos.

La Sociedad de Clases, Capitalismo-Imperialismo y la Marcha Hacia la Guerra

Dos contradicciones insolubles empujan al capitalismo-imperialismo hacia la guerra global, independientemente de los deseos de los capitalistas. Estas son la caída de la tasa de ganancia y la crisis de sobreproducción.

Los inútiles esfuerzos de los capitalistas para detener la caída de la tasa de ganancia son contraproducentes a largo plazo. Intensifican y profundizan la crisis de la sobreproducción a medida que la automatización aumenta la producción al mismo tiempo que desplaza obreros. Esto deja en disputa mercados cada vez más chicos.

El capitalismo se ahoga con el capital que no puede ser invertido rentablemente y con montañas de mercancías sin vender. La crisis se profundiza en recesiones y depresiones. Se desacelera más capacidad productiva y las masas se empobrecen aún más. Se necesita una guerra a escala global para destruir el exceso de capital, de capacidad productiva y de trabajadores.

Como resultado, la tasa de ganancia vuelve a un nivel “saludable”. Ahora, el capital puede invertirse rentablemente reconstruyendo las ciudades y las fábricas destruidas sobre montañas de cadáveres obreros. El capitalismo se ha revitalizado hasta la próxima crisis de sobreproducción.

Solo una clase trabajadora dirigida por comunistas puede ponerle fin a este interminable ciclo capitalista de horrores y ponerle fin a la guerra para siempre. Necesitamos urgentemente movilizar a los obreros industriales al comunismo, un sistema que elimina el dinero y produce solo para satisfacer las necesidades humanas.

Debemos ganar a la juventud a que ingrese a las fuerzas armadas capitalistas-imperialistas para convencer a los soldados y marineros de base para que luchen de nuestro lado.

¡Únetenos para ayudar a dar paso a este nuevo mundo comunista!

La Dialéctica de la Agudización del Conflicto EE.UU.- China

Hace décadas, las empresas estadounidenses estaban felices de tener acceso a los mercados chinos. Incluso estaban dispuestas a ceder parte de su propiedad intelectual para poder hacerlo. China quería la inversión, ya que su economía interna tenía debilidades. La contradicción entre el capitalismo estadounidense y chino era débil, y la unidad era el lado dominante de la contradicción.

Ahora la situación es diferente. China tiene una industria automotriz y se está fortaleciendo en algunas áreas de alta tecnología. Tienen menos necesidad de inversión extranjera que compita con su propia producción. El aspecto de lucha de la contradicción es ahora dominante, y la contradicción se está intensificando.

Bajo el primer ministro Xi, China se ha vuelto muy afirmativa en casa y más agresiva afuera.Se ha deshecho de algunos de los líderes de partido más corruptos, está apretándole los tornillos a Hong Kong y ha tratado de darle a su gobierno una base intelectual más sólida.Eso incluye revivir algunas partes del maoísmo, publicando las obras completas de Xi y patrocinando la filosofía oficial.

Las fuerzas armadas chinas se están fortaleciendo mucho más y ahora hablan de poder conquistar Taiwán. Tienen portaaviones, aviones de guerra de quinta generación, misiles antibuques y mucho más. Están preparados para la lucha fronteriza con la India.

China tiene más bases extranjeras y está creando rutas de transporte alternativas, en particular para el petróleo. Son más agresivos en el Mar de China Meridional, tienen relaciones económicas más amplias con el sudeste asiático y han penetrado en Europa. Covid les ha dado un papel más destacado dándoles la apariencia de ser “buena gente” con los países pequeños.

Estados Unidos ha reaccionado a esto rearmando a Taiwán, cambiando las relaciones económicas con Hong Kong, continuando sus acciones navales en el Mar de China Meridional y en el estrecho de Taiwán y buscando una alianza con la India.

Los imperialistas de EE.UU. esperan que Biden pueda reconstruir las alianzas estadounidenses. Pueda que intenten revivir la alianza comercial TPP anti-China. Covid expuso la dependencia de EE.UU. en las redes de suministro extranjeras, especialmente en las de China. Ésta es una debilidad estratégica incluso cuando no involucra equipos militares.

Trump es un imperialista inepto, pero las debilidades de EE.UU. son reales. El Consejo de Relaciones Exteriores, un grupo clave de asesores políticos patronales, un vez tuvo la esperanza de que EE.UU. un “aterrizaje suave” de su papel de única superpotencia conforme surgen otras potencias. Eso no está sucediendo. La contradicción entre los capitalistas de EE.UU. y China sigue intensificándose. Una guerra de balas es totalmente posible, quizás sobre Taiwán.

Primera página de esta edición

 

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