Democracia Estadounidense en Crisis: La Respuesta es la Revolución Comunista
EE.UU., 6 de enero: Los partidarios fascistas de Trump lucharon hoy contra la policía, sitiaron la capital de la nación y tomaron por asalto el edificio del Capitolio. El Congreso tuvo que parar su sesión. El hecho que la policía no contraatacara brutalmente (como hicieron contra los manifestantes Vidas Negras Importan) muestra la intención de los gobernantes racistas de mantener esta base fascista en reserva.
Mientras tanto, los miembros republicanos del Congreso continúan disputando la confirmación del presidente electo Joe Biden. La Gran Mentira de que Trump “realmente ganó” es un fino velo para tapar la idea fascista clásica: que la “voluntad del pueblo” se encarna en un “gran líder.”
El Capitolio está seguro ahora y la confirmación continuará. Pero no es motivo de celebración que el ejército estadounidense, desde el ex secretario de Defensa hasta la Guardia Nacional, se opusieran al intento de golpe fascista de Trump. Ni que el Partido Republicano se esté fracturando por eso. Los gobiernos de ambos partidos han implementado políticas y prácticas fascistas, poco a poco, durante décadas. Estas incluyen el aumento del poder ejecutivo, la vigilancia, la militarización y la intensificación de los ataques racistas.
Se producirá un cambio cualitativo al fascismo generalizado cuando la clase capitalista decida que lo necesita. Ese tiempo se acerca, con la economía en una crisis incontrolable y la competencia internacional agudizándose en guerras que se multiplican. Si el fascismo llega con los sombreros MAGA de Trump o las pancartas de Biden “EE.UU. Ha Regresado “es realmente secundario.
Los demócratas Rafael Warnock y Jon Ossoff ganaron la segunda vuelta de las elecciones senatoriales de Georgia. Los demócratas podrán ahora avanzar libremente con sus planes para aumentar las fuerzas armadas.
Pero las contradicciones también se están agudizando dentro del Partido Demócrata, que será rehén de sus miembros más “moderados” (abiertamente pro-capitalistas). En la medida en que la enorme participación electoral de Georgia refleja la fe de las masas en el proceso electoral, para la clase trabajadora es “cara ellos ganan, cruz nosotros perdemos”. Las elecciones capitalistas nunca podrán producir el cambio que necesita la clase obrera.
Se esfumarán las esperanzas de los votantes y activistas de base, especialmente los jóvenes, del Partido Demócrata. Debemos aprovechar todas las oportunidades que se nos presenten para convencerlos de que solo la revolución comunista puede derrotar al fascismo.