“Guarden sus Máscaras Quirúrgicas y Rehúsenlas”
Esta es la política no oficial que se transmite en el pequeño hospital en Texas donde trabajo. A medida que avanza el Coronavirus, los hospitales y clínicas en todo el país están teniendo dificultades manteniendo reservas de máscaras quirúrgicas y respiratorias. Este es un ejemplo de por qué la atención médica basada en las ganancias no es segura y no puede mantenerse al día con las necesidades dinámicas de la atención médica de la población.
La meta de maximizar las ganancias crea una sobreproducción de nuevos medicamentos y dispositivos caros. Al mismo tiempo, los medicamentos y equipos más viejos que ya no generan altos márgenes de ganancias son producidos y suministrados por unas pocas compañías en el mundo. En este hospital, a menudo nos vemos obligados a “improvisar” para que poner a dormir a nuestros pacientes para la cirugía porque los medicamentos de anestesia vitales están con frecuencia en espera. Al mismo tiempo, los medicamentos importantes que no han sido usados se destruyen en grandes cantidades cada mes debido a las fechas de vencimiento obligatorias de la Administración Federal de Drogas. Esto solo resalta cómo la medicina por ganancias consistentemente fracasa en tratar a los pacientes efectivamente
Almacenar medicamentos vitales para salvar vidas y mantener un amplio suministro de equipo médico necesario no tiene sentido en una sociedad capitalista si no produce ganancias. En un sistema de salud comunista, los medicamentos y el equipo se producirán según las necesidades y se producirán para prepararse para los brotes virales o una mayor demanda. En lugar de destruir medicamentos, simplemente enviaremos estos medicamentos sin usar a una parte del mundo donde puedan utilizase antes de que expiren. Con las fronteras capitalistas de cada país, este tipo de reasignación de recursos no es una realidad si los costos de envío son mayores que las ganancias proyectadas, aunque ayuden a millones.
Es evidente que muchas personas notan la contradicción en un sistema de salud basado en las ganancias, ya que la discusión sobre el seguro de salud se convierte en un tema candente en este país. Me parece importante señalar a mis compañeros de trabajo que cualquier tipo de sistema médico bajo el capitalismo siempre será motivado al final de cuentas por el dinero. La única forma segura y efectiva de brindar atención médica a miles de millones de trabajadores es crear un sistema basado en satisfacer las necesidades humanas.
Trabajador de Salud en Texas
Obreros de Boeing Discuten Contradicciones Internas y el Coronavirus
Seattle, 6 de marzo – Mientras discutíamos la debilidad de la economía capitalista, pensamos de otros ejemplos que prueban que las contradicciones internas son primarias. No es de sorprenderse que se produjeran las 15 muertes por el coronavirus en el área de Seattle. El coronavirus ha afectado a la población sin ser detectado durante las últimas 7 semanas. Los que estudian la propagación de la enfermedad ahora estiman que cientos, quizás más de mil, han sido infectados localmente.
La mayoría de las personas que mueren por el coronavirus sufren de alguna debilidad en su sistema inmunológico causada por la edad y/u otros problemas de salud subyacentes. La batalla por la supervivencia tiene lugar dentro de nuestros cuerpos. De hecho, el tratamiento hasta ahora es mantener vivo al paciente, para que su sistema inmunológico tenga tiempo de vencer al virus.
Además de más de 3,000 muertes por el coronavirus, cientos de miles mueren cada año a causa de la gripe. Se estima que medio millón de ancianos y niños pobres mueren innecesariamente a nivel mundial debido a la gripe porque no tienen acceso ni siquiera a la atención médica básica.
Más allá de la gripe, la Comisión de Salud Global de Lancet informó en 2019 que 5.7 millones de personas mueren cada año en países de bajos y medianos ingresos debido a una atención médica de baja calidad. Otros 2.9 millones mueren por falta de acceso total a cualquier atención medica.
La atención médica comunista pondrá fin a esta carnicería “cotidiana” del capitalismo.