Lucha de Trabajadores Puertorriqueños por Un Retiro Digno Muestra Necesidad de Revolución Comunista

El pasado 22 de febrero cerca de mil trabajadores se reunieron en una Asamblea en San Juan para exigirle al gobierno capitalista colonial y a la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), que no aprueben los cambios a los sistemas de retiro. También, demandaron que revoquen medidas aprobadas que afectan negativamente a los pensionados actuales y futuros.

Una reducción de 8.5% en las pensiones es la medida más reciente ratificada por JSF. La JSF es el gobierno paralelo no electo que tiene mayor poder que el gobierno electo. Fue creada por el Congreso de los EEUU para garantizar a todo costo los intereses de Wall Street y sus lacayos puertorriqueños.

Un convenio entre el gobierno y los bonistas será presentado en una corte del gobierno de EE.UU., designada por el Congreso de EEUU para implementar la Ley Promesa. Esta ley crea a la JSF. Este convenio garantiza a los bonistas recibir el pago de 75% de lo invertido, independientemente del valor actual de los bonos en la bolsa de valores, y $400 millones a los abogados participantes en la negociación. La Asamblea exigió la eliminación de la Ley PROMESA.

La Asamblea también rechazó las medidas que quieren imponerles a los trabajadores de la Universidad de Puerto Rico. Estas cambiarían sus pensiones de un sistema de beneficios definidos a uno de contribuciones definidas. Con el primero, los trabajadores retirados reciben su pensión definida de antemano. Con el segundo, las aportaciones de los trabajadores son tratadas como una cuenta de ahorro para ser invertidas en la bolsa de valores.

Por lo tanto, los beneficios que reciban los pensionados dependerán de las variaciones en los mercados de capital. O sea, sus pensiones dependerán de la lotería de Wall Street.

Los gobiernos capitalistas – ya sean “coloniales”, “tercer mundistas” o imperialistas – adoptan medidas anti-obreras para pagar las deudas que irresponsablemente han emitido con el aval de y para beneficio de los bonistas.

Esto ha causado protestas masivas obreras en Chile, Francia, Grecia y otros países. Lo cual refleja que el capitalismo es un sistema global y que la lucha obrera también es a nivel global. La clase obrera no tiene fronteras. Ni el capitalismo tampoco.

Pero esta lucha no debe ser por reformas como exigir la eliminación de la Ley PROMESA o que la JSF no apruebe o derogue medidas anti-obreras. La lucha debe ser por el comunismo: una sociedad sin dinero donde colectivamente produzcamos todo y lo distribuyamos según las necesidades de cada cual, satisfaciendo las necesidades de todos desde la cuna hasta la tumba.

No habrá bancos, ni bonistas. Nada se venderá o comprará, eliminando así la esclavitud asalariada capitalista: la base material del racismo, sexismo y otras ponzoñosas ideologías capitalistas. En un mundo comunista no habrá fronteras ni naciones que nos dividan.

Cuando los europeos llegaron a este continente encontraron muchas comunidades nativas viviendo así. Los marineros, esclavos asalariados superexplotados por el naciente capitalismo, vieron por primera vez esta forma de comunidad en las islas antillanas, incluyendo Puerto Rico (Borinquen).

Esto prendió su imaginación. Comprendieron que sus sueños y aspiraciones no eran ilusiones vagas, si no que “otro mundo era posible”. Aquí y en su regreso a Europa, organizaron movimientos revolucionarios luchando por ese mundo que añoraban y necesitaban y que ahora sabían era posible.

Millones de nativos de este continente fueron exterminados “luchando por mantener su mundo”. A través de los siglos, decenas de millones de trabajadores han dado su vida luchando por ese “un mundo similar libre de explotación”.

En el mundo capitalista existe la clase capitalista que explota a la clase obrera para su propio beneficio. Luchemos por eliminar las clases sociales. Esto solo se logrará construyendo una sociedad comunista.

Hoy – gracias a los aciertos y fracasos del viejo movimiento comunista, especialmente en Rusia y China – estamos más cerca que nunca de conquistar ese mundo comunista científico que la humanidad y el medio ambiente necesitan.

¡Únete a la lucha! ¡Que viva el comunismo! ¡Que viva el Internacionalismo de la clase trabajadora! ¡La clase obrera no tiene frontera!

En todo el mundo antes de la invención de la sociedad de clases, los humanos vivían de manera comunista. Este es una acuarela del pueblo de Pomeiooc, un pueblo algonquino en lo que ahora es Carolina del Norte, EE. UU. en 1585.

Primera página de esta edición

 

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