Cartas: Revolución, No Reforma

“La revolución comunista, no la justicia capitalista, vencerá al terrorismo racista”

Lecciones de 1989: Soldados y Trabajadores Son Clave

Las oleadas de protestas en todo el mundo nos hicieron reflexionar sobre cómo cambiar el sistema de gobierno que pone cada vez más en desventaja a la mayoría de las personas. Esto me recuerda lo que experimenté en 1989, el año del cambio en Europa Oriental.

En 1989, el Muro de Berlín comenzó a derrumbarse y las protestas masivas condujeron al derrocamiento de todas las dictaduras en la región.

¿Qué motivó a las personas a arriesgar sus vidas? ¿Fue la pobreza generalizada descrita por la falta de bienes y alimentos? ¿Fue la censura, la desinformación, la restricción de viajar? ¿Fueron las formas brutales y temerosas en como estos gobiernos aseguraban su poder?

En Rumania, donde yo vivía, el arresto de un pastor húngaro en el pequeño pueblo de Timisoara provocó un levantamiento. Creció, alimentando protestas masivas en todo el país.

Siguiendo órdenes presidenciales, el ejército y la policía intentaron detener a los manifestantes de Timisoara con porras, gases lacrimógenos, armas y tanques. Sin inmutarse, más locales se unieron a las manifestaciones. El gobierno trató de incitar a grandes grupos de trabajadores rurales a embarcarse en trenes e ir a luchar contra los “vándalos”. Cuando llegaron a Timisoara, estos trabajadores se unieron a los manifestantes.

Pronto todo el país fue inundado por los disturbios. El presidente rumano organizó un mitin en Bucarest, la capital, y habló desde el balcón del edificio del Comité Central. Condenó el levantamiento de Timisoara y acusó a los manifestantes de traición.

Después de unos minutos, la multitud (estimada en 100,000) de repente estalló en un rugido: “¡Abajo el dictador!” El presidente dejó de hablar y sus guardias especiales lo llevaron a un lugar seguro.

Ese era el momento en el que muchos de nosotros habíamos soñado pero nunca imaginamos que sucedería en nuestra vida. Fue el momento en que todos decidimos luchar, dejar de tener miedo. Todos entendimos que finalmente estábamos teniendo nuestra Revolución Rumana.

Como en otros países de Europa Oriental, la meta de la revuelta era clara: reemplazar el régimen tiránico por uno democrático. La gente quería sus derechos y su dignidad. Pero, a diferencia de nuestros países vecinos, la Revolución Rumana no fue de terciopelo.

El presidente tirano instó a su policía especial, policía convencional y ejército a reprimir por la fuerza las manifestaciones. Trágicamente, muchos fueron asesinados, heridos o arrestados. Entonces, otra cosa sin precedentes nos sorprendió a todos. La mayoría de los jóvenes soldados ya no podían obedecer al gobierno que los obligaba a infligirles daños a los civiles. Gradualmente, todos se unieron a los manifestantes.

En una ocasión, una mujer les ofreció comida a algunos soldados. Ella dijo que su hijo estaba sirviendo en otro lugar de Rumania y que probablemente también estaba siendo ordenado suprimir a los manifestantes. Le preocupaba que los soldados no hubieran comido por días. Los soldados, muy conmovidos, arrojaron sus armas al suelo y se unieron a los manifestantes. Luego, más y más hicieron lo mismo. Las masas comenzaron a gritar: “¡El ejército está con nosotros!”

La tensión disminuyó lentamente. El resultado es bien conocido: la tiranía fue abolida.

Desde entonces, revueltas y levantamientos en todo el mundo han derrocado incluso algunos de los gobiernos más difíciles de derrocar. Espero que las personas en América del Norte se vuelvan más activas políticamente y más decididas a eliminar la injusticia en esta parte del mundo.

Lector de Bandera Roja

Bandera Roja Contesta: ¡Gracias por esta inspiradora historia! Nos muestra cómo los cambios cuantitativos (protestas cada vez más grandes) pueden conducir a cambios cualitativos (derrocar a un gobierno). El socialismo en Europa Oriental era otra forma de capitalismo y también lo fue el gobierno liberal que siguió al levantamiento. El levantamiento que necesitamos en todas partes, para crear una sociedad cualitativamente diferente es la revolución comunista. El cambio cuantitativo necesario para que eso suceda es que más lectores de Bandera Roja se conviertan en organizadores comunistas.

Reflexiones Sobre Cómo Luchar por el Comunismo y Nada Menos

El viejo movimiento comunista fracasó porque no luchó por el comunismo. Pero ese no fue su único fracaso.

Como lo demuestra la experiencia de algunos de nosotros, el movimiento podría haber desarrollado el comunismo como su objetivo a largo plazo y aun así terminar no lográndolo.

Por lo tanto, desarrollamos la línea Movilizar a las Masas para el Comunismo y nada menos. Esto significa que no luchamos por reformas de ningún tipo.

La clase trabajadora, sin embargo, ha sido entrenada, por los últimos cientos de años, para luchar por reformas. Lo mismo podría decirse del movimiento comunista internacional durante sus casi doscientos años de existencia.

En vez de la lucha de clases reformista, hablamos de organizar la lucha de clases comunista. La lucha de clases comunista trata principalmente de la lucha de clases ideológica: reemplazar las ideas y prácticas capitalistas, incrustadas en nosotros y la clase obrera, con ideologías y prácticas comunistas.

Esa es nuestra tarea principal. Esta lucha comienza por construir relaciones sociales comunistas con compañeros de trabajo, amigos y familias. Los involucramos en discusiones políticas que van desde los eventos mundiales actuales hasta lo que sucede en el trabajo y en sus vidas. Distribuimos Bandera Roja y otra literatura. Escribimos artículos y volantes con su ayuda sobre temas importantes para ellos.

Utilizamos las relaciones sociales comunistas que forjamos para reclutarlos como lectores y distribuidores de Bandera Roja, a grupos de estudio y que ingresen al Partido.

Sin embargo, no luchar por reformas no significa que no participemos en ellas. Por ejemplo, si donde trabajamos, los trabajadores se van a la huelga demandado salarios más altos, nos unimos a la huelga; participamos en las líneas de piquete; y luchamos junto a ellos contra los rompehuelgas y sus protectores policiales.

Esto nos permitirá luchar con ellos para que organicen para la revolución comunista en vez de luchar por reformas. Podríamos esforzarnos por expandir la distribución de nuestra literatura. Podríamos luchar con ellos para adopten nuestras consignas revolucionarias: “¡Abolir la esclavitud asalariada con la revolución comunista!” “¡Sin fronteras, sin naciones! ¡Luchemos por el comunismo! etc.

Intensificamos la lucha ideológica intensificando nuestros esfuerzos para reclutarlos al Partido. El objetivo es construir colectivos del Partido. Una vez en el Partido, nos esforzamos por convertirlos en líderes comunistas que repitan este proceso cuantas veces sea posible.

Haciendo esto, aumentaremos nuestras fuerzas y nuestra influencia crecerá entre los trabajadores. Ahora, estamos en una mejor posición de poner en práctica el concepto de que “la teoría se convierte en una fuerza material tan pronto como prende en las masas”.

En realidad, podemos ponerlo en práctica en un nivel más alto. La creación de redes para distribuir nuestra literatura, la creación de grupos de estudio y el reclutamiento para el Partido son ejemplos de “la teoría convirtiéndose en una fuerza material tan pronto como prende en las masas” con las cuales trabajamos.

Además, estamos en el punto de mayores cambios cualitativos: esa fuerza material ahora puede movilizar a un mayor número de trabajadores. Además de continuar y expandir la lucha ideológica con más trabajadores, podemos responder masivamente a los ataques capitalistas y, cuando sea posible, organizar acciones ofensivas propias.

Podríamos organizar tortuguismo en el trabajo, paros laborales, huelgas, manifestaciones y marchas bajo nuestros estandartes y lemas: acciones políticas comunistas que atacan al capitalismo y abogan por la revolución comunista.

Nuestro objetivo sería ampliar, profundizar y agudizar nuestra lucha ideológica con los trabajadores que movilizamos y aquellos impactados por nuestras acciones. Tales acciones podrían galvanizar a nuestra clase a nivel nacional e internacional, avanzando la lucha ideológicamente y organizativamente. Repitiendo este proceso consistentemente nos permitirá construir el Partido que necesitamos para hacer la revolución comunista.

No luchar por reformas no significa no luchar. Significa librar una lucha ideológica implacable para crear y dirigir luchas de clases comunista.

Camarada en Los Ángeles (EE. UU.)

Lee Nuestro Manifiesto:

“Movilizar a las Masas para el Comunismo”

Disponible aquí

Primera página de esta edición

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