El dolor y la Ira Exigen la Transformación Revolucionaria Comunista, No Un Pago en Efectivo
30 de junio: «¡Ya basta!» Millones de personas en todo el mundo han salido a las calles el mes pasado en grandes ciudades y pequeños pueblos, en todos los continentes.
Esta respuesta masiva al asesinato policial de George Floyd, a plena luz del día en medio de una pandemia y un colapso económico, ha creado un momento histórico. La pandemia expuso la vulnerabilidad de los trabajadores más oprimidos y más esenciales. El asesinato de Floyd expuso el terror policial racista que sostiene al sistema de opresión y explotación.
Y la respuesta masiva ha expuesto la vulnerabilidad de los patrones capitalistas. Más de la mitad de todos los jóvenes estadounidenses, y un montón de personas mayores de todas las «razas», han marchado. Enfrentaron balas de goma, porras policiales y gases lacrimógenos en noventa y nueve ciudades de EE.UU. – y siguieron marchando.
La policía está entrenada para responder violentamente a todos los trabajadores, pero especialmente a jóvenes negros, indígenas y latinos. Por lo tanto los asesinatos continúan – y también las protestas.
Una encuesta reciente reveló que los jóvenes negros ven la revolución como una estrategia más plausible para el cambio social que el voto. Y los manifestantes de todas las edades y «razas» han acogido con beneplácito las ideas comunistas y este periódico.
La clase dominante ve y teme el potencial revolucionario en la situación actual. Por eso están impulsando una gama de reformas. Los capitalistas están renombrando edificios y jarabes de panqueques. Están promoviendo negocios propiedad de negros y clubes de libros para “concientizar» solo para blancos.
Las ciudades y los distritos escolares votan para distanciarse de las agencias policiales. Están planeando formas más agradables de control social. Las campañas «Sacar el voto» tienen nuevos temas de discusión.
Y los medios de comunicación de los patrones ahora están promoviendo reparaciones para los afroamericanos.
Reparaciones: la apariencia de justicia pero la realidad es la continua explotación racista
Las reparaciones pueden costar a los gobernantes algún dinero – dinero robado de la clase obrera. Pero los capitalistas estadounidenses están lo suficientemente asustados como para considerar esto como un mal menor.
El proyecto de ley # 40 de la Cámara de Representantes, que pide un estudio de reparaciones, ha estado estancado en el Congreso desde 1989. Pero esta primavera, el New York Times, Forbes, Brookings y la revista The Atlantic han presentado propuestas aceleradas que exigen aumentar los impuestos a los estadounidenses más ricos para financiar los pagos en efectivo a afroamericanos descendientes de esclavos.
En la revolución haitiana (1791-1803), los esclavos lucharon con éxito para abolir la esclavitud y tomaron el poder en esa antigua colonia francesa. Más tarde, los buques de guerra francesas impusieron pagos de «compensación», empobreciendo a las masas haitianas. La próxima revolución haitiana debe ser por el comunismo.
La clase dominante está tratando desesperadamente de ganar tiempo, para sofocar el levantamiento masivo contra el capitalismo racista. Esperan desviar un movimiento potencialmente revolucionario hacia una campaña de servicios sociales y control social: grandes subsidios para los capitalistas negros y centavos para las familias negras obreras.
El capitalismo está basado en la violencia racista desde su principio hasta su fin. El genocidio de los nativos americanos y el secuestro y la tortura de africanos fueron la base del capitalismo estadounidense en particular y del capitalismo en general.
Los trabajadores negros han jugado un papel crucial en la acumulación de la riqueza capitalista. Han sido excluidos de sus frutos por siglos de esclavitud, discriminación legal, encarcelamiento, explotación y violencia racistas.
El terror y las mentiras racistas han mantenido dividida a la clase obrera. Le han permitido a la clase capitalista continuar en el poder aun cuando es cada vez más evidente que su sistema está moribundo.
Ningún pago monetario puede compensar por la vida de un ser querido o los secuestros de la esclavitud y la separación familiar. El dolor y la ira de la esclavitud y del racismo exigen una transformación revolucionaria, no un pago monetario.
Las reparaciones no cambiarán la naturaleza del capitalismo. Sus pilares gemelos son la explotación y la desigualdad. No puede ser reformado. Tiene que ser destruido.
Tenemos que destruir las divisiones creadas por el racismo, sexismo, xenofobia, islamofobia y homofobia que han mantenido a nuestra clase obrera sujeta a las demandas del capital. Tenemos que movilizar a las masas, especialmente a los obreros industriales y soldados, en un ejército revolucionario que pueda quitarle el poder a nuestros opresores de siglos.
Y cuando tomemos el poder, debemos desmantelar todos los sistemas de opresión. Luchamos por el comunismo y nada menos. Aboliremos al opresivo estado capitalista con sus policías, tribunales, prisiones y cárceles. Aboliremos las instituciones que han perpetuado las ideas racistas: los medios de comunicación capitalistas y su sistema educativo.
Pero más importante: aboliremos la base económica de nuestra opresión. Eso incluye la propiedad privada de la riqueza que hemos producido colectivamente, los bancos y las bolsas de valores, la esclavitud salarial y el dinero mismo. Tomaremos los campos, las fábricas, las minas, las armas y los hospitales y la infraestructura de transporte y comunicación que la clase obrera ha construido. Los usaremos para satisfacer las necesidades de las masas.
Finalmente podremos trabajar juntos por el bien de todos. Finalmente repararemos el daño causado por el capitalismo racista. La sociedad tendrá su base en el principio comunista, «de cual según su compromiso, a cual según su necesidad».
La sociedad comunista hará verdaderas reparaciones por los ataques racistas del capitalismo. Dará alas a la resistencia y dedicación que el racismo le ha enseñado a la clase obrera negra.
Rebelión de la Costa Alemana, 1811, la más grande rebelión de esclavos en la historia de Estados Unidos. Quinientos esclavos, liderados por Charles DesLondes de 22 años de edad (antes esclavo en Haití) marcharon sobre Nueva Orleans con
Reparaciones: Temas de Conversación de Mucho Tiempo del Nacionalismo Burgués
Los nacionalistas burgueses, de todo el mundo, han exigido por décadas reparaciones por el colonialismo, el apartheid y la esclavitud.
Un punto de partida es el revolucionario marxista-leninista y panafricanista Thomas Sankara. Fue presidente de Burkina Faso desde 1983 hasta su asesinato en 1987.
Sankara instó a otros líderes africanos a cancelar las deudas externas de sus países. «Los orígenes de la deuda provienen de los orígenes del colonialismo», declaró. «No podemos pagar, pero los demás nos deben lo que la mas grande riqueza nunca podría pagar, esa es la deuda de sangre».
Sankara influyó en el movimiento de «conciencia negra» en Sudáfrica.
En 2003, el gobierno sudafricano dijo que haría reparaciones simbólicas por el Apartheid. Estas fueron solo para unas 19,000 personas que testificaron ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Hoy, los Luchadores por la Libertad Económica de Julius Malema han transformado la demanda de reparaciones por el apartheid. Exigen la nacionalización de todas las tierras rurales sin compensación.
El politiquero indio Shashi Tharoor ha creado un público popular que lo sigue, exigiendo que el gobierno británico pague al gobierno indio reparaciones simbólicas por el colonialismo. Estos equivaldrían a solo una libra esterlina por año durante doscientos años.
Existen grupos con demandas similares en Haití y las antiguas colonias británicas del Caribe.
Los grupos en Brasil, donde llegaron la mayor parte de las personas secuestradas de África durante el comercio transatlántico de esclavos, también piden reparaciones.
Todos estos grupos aceptan el capitalismo para enmarcar las reparaciones. Ninguno aborda la «deuda de sangre» de siglos de explotación racista. Pedimos a los lectores que ayuden a producir artículos que aborden estas corrientes con mayor profundidad.
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